El tema del bautismo es recurrente en las Escrituras. ¿Cuáles son los símbolos del bautismo y qué significan? ¿Por qué es necesario ser bautizado?
En 1 Corintios 10:1-2, Pablo explica que el antiguo Israel fue “bautizado” en el Mar Rojo: “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar”. Pero, ¿qué simboliza el bautismo de este pueblo? Y ¿cuál es el significado del bautismo para nosotros en la actualidad?
¿Qué representa el bautismo?
Es importante tener en cuenta que la palabra “bautizar” significa “sumergir”; proviene del griego baptizio que, según A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature [Diccionario griego-inglés del Nuevo Testamento y literatura cristiana primitiva], quiere decir “meter, sumergir, lavar” (Bauer, Arndt, Gingrich, 1952, p. 131).
En Juan 3:23, vemos que Juan bautizaba en un lugar donde había mucha agua: “Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas; y venían, y eran bautizados” (énfasis añadido).
El bautismo por inmersión simboliza el lavamiento de nuestros pecados, entre otras cosas. En Salmos 51:2, David utiliza esta analogía para expresar su arrepentimiento diciendo: “Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado”. ¿Cómo podemos estar seguros de que esto se aplica al bautismo? La respuesta está en Hechos 22:16: “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre”.
Muerte, entierro y resurrección: tres símbolos importantes del bautismo
La ceremonia del bautismo incluye tres símbolos de gran importancia. Para comprender su significado, debemos tener en cuenta la orden de Pedro que leemos en Hechos 2:38: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados”. Esto implica que, antes de bautizarnos, debemos arrepentirnos de nuestros pecados. Tomando en cuenta que le arrepentimiento es previo al bautismo, Pablo enfatiza y explica los tres símbolos del bautismo en Romanos 6:1-4:
“¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”.
Muerte: primer símbolo del bautismo
¿Qué relación tiene el bautismo con la muerte? Darnos cuenta de cómo somos en realidad y pasar por el proceso de arrepentimiento puede ser algo extenuante. Pablo continua diciendo en Romanos 6:6: “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado” (énfasis añadido).
Pablo compara el proceso del arrepentimiento con la crucifixión y la muerte del viejo hombre.
Más adelante, enfatiza este proceso diciendo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20).
La muerte del viejo hombre es el primer símbolo del bautismo. Es un proceso que comienza en la mente antes de sumergirse en el agua.
Entierro: segundo símbolo del bautismo
La ceremonia del bautismo, en que una persona es completamente sumergida, podría resultar en muerte física si la persona no fuese sacada del agua; “porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo” (Romanos 6:4). Esta inmersión total simboliza nuestro entierro, tal como Cristo fue crucificado y enterrado en el corazón de la tierra.
El entierro demuestra que “el viejo hombre” y “nuestra antigua manera de vivir” son simbólicamente muertos, enterrados y dejados atrás.
El tercer símbolo del bautismo, tal como lo explica Pablo, es “la resurrección”
“Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección” (Romanos 6:5).
Luego de haber hecho un pacto con Dios a través del bautismo, Él espera que vivamos una nueva vida. Cuando nuestro viejo hombre muere, podemos comenzar a vivir como alguien completamente diferente. No sólo somos libres de la carga que implica haber quebrantado la ley de Dios y de la pena de muerte que el pecado conlleva, sino que además ahora tenemos la oportunidad de convertirnos en una nueva persona.
Colosenses 1:12-13 nos explica que somos “sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados”.
Siguiendo el ejemplo de Jesucristo
El antiguo pueblo de Israel fue bautizado simbólicamente al pasar por el Mar Rojo cubierto por una nube. Habían dejado atrás el pecado (Egipto), y este sería enterrado bajo el agua. Cuando finalmente cruzaron el mar, salieron hacia una vida nueva que los esperaba en la Tierra Prometida. Sin embargo, Israel no pudo disfrutar de esa nueva vida, pues constantemente anhelaban volver a Egipto.
Pero debemos seguir el ejemplo de Jesucristo, quien fue crucificado, muerto, enterrado en el corazón de la tierra y resucitado por Dios. Nosotros también, por los símbolos del bautismo, pasamos por el proceso de muerte, entierro y resurrección hacia una vida nueva, esperando nuestra futura resurrección a vida espiritual, la cual tendrá lugar cuando Cristo regrese a la tierra.
Debemos aprender del error de Israel y no volver nunca más al pecado; tenemos que dejar el viejo hombre en su sepultura y vivir una nueva vida. Si lo hacemos, el significado de los símbolos del bautismo alcanzará su máxima expresión en nuestra vida transformada.