El cigarrillo

Muchos de los productos que las personas fuman en la actualidad, llevan un aviso de advertencia en el paquete el cual deja entrever que es un veneno adictivo. ¿Se puede dejar definitivamente este “hábito”?

¿Por qué la gente continúa pagando por un veneno que se deposita en los pulmones? La nicotina es adictiva y dañina para el cuerpo humano. Muchas personas que han utilizado el método de abstinencia para dejar de fumar, lo han descrito como una de las experiencias más tortuosas que el ser humano pueda tener.

Sin embargo, hay muchos programas y grupos de apoyo que pueden ayudar en la lucha por dejar la adicción a las sustancias que se fuman. También existen muchos medicamentos y materiales efectivos basados en estudios que pueden ayudarnos en esa lucha. Como ocurre con todas las otras adicciones, la pregunta es: ¿vamos a utilizar esos recursos?

Aunque no está muy detallado, el siguiente proceso de cuatro pasos podrá serle útil para superar esta adicción.

El programa de los cuatro pasos

1.      Deje de racionalizar y defina la adicción como un pecado

Satanás se esconde detrás de esos raciocinios y así logra, para su felicidad, mantenernos en el pecado mientras sufrimos: “Yo sólo fumo ocasionalmente con algunos amigos.” “Dejo de fumar casi todas las semanas.” “No es tan malo.” “No puedo evitarlo….soy adicto.”

Recordemos que Dios ve nuestros cuerpos como el templo de su Espíritu Santo:” ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Corintios 6:19). También recordemos que Dios nos dio unas leyes para nuestra nutrición, en las cuales consumimos lo puro y desechamos lo impuro (Levítico 11)

Teniendo en cuenta estos dos factores, ¿cómo podemos decir que inhalar un veneno adictivo (que es como lo definen aun las fuentes seculares), es seguir los mandamientos de Dios concernientes a la pureza? Si estamos de acuerdo con que Dios clasificó algunas carnes como “impuras” y no las debemos consumir, ¿cómo pues vamos a decir que una sustancia clasificada como veneno es “limpia” y puede entrar en nuestro organismo? No podemos hacerlo.

Por otra parte, ¿es una manifestación de amor exponer a las demás personas a los riesgos de los fumadores pasivos y su terrible olor? Muchas personas que están acostumbradas al olor del humo del cigarrillo no se dan cuenta de lo desagradable que es para alguien que no lo está. Esto aplica también para las personas que viven con nosotros. Si de verdad las amamos, ¿cómo podemos someterlas a algo que es considerado un veneno?

2.      Aprenda a odiar el pecado de la misma forma en que Dios lo odia y por las razones que lo hace.

Si miramos cualquier adicción nociva, en especial la del cigarrillo, como un pecado y no como un “mal hábito” podremos tener una perspectiva correcta de la situación y nos ayudará a aborrecer esa conducta. El cigarrillo, como la pornografía, es una industria de miles de millones dólares, que se basa en vender un producto malo y destructivo. A pesar de que las compañías tienen una parte de la culpa al vender estos productos, lo cierto es que ellos están supliendo una voraz demanda. Pensemos en el cáncer de pulmón, el enfisema pulmonar y otras enfermedades pulmonares causadas por el cigarrillo, y ahora imaginemos lo que Dios quiere para sus preciados hijos. No es posible que eso sea lo que quiere Dios.

Dios quiere que nos centremos en Él principalmente porque nos está preparando para la venida de su reino a la tierra. (Mateo 6:33: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.) Está bien si nosotros odiamos todo aquello que nos aleje de ese Reino (como las adicciones). Fumar hace que vivamos entre bocanada y bocanada, muchas veces recibiendo las “sacudidas” si lo hemos hecho por mucho tiempo. Nos enredamos y nos volvemos dependientes de un veneno en vez del Creador.

3.      Haga el sacrificio que sea necesario

Las historias de las personas que dejaron el cigarrillo repentinamente, no son placenteras pero sí nos muestran una realidad. Muchas veces debemos renunciar a comodidades físicas para superar las adicciones. El cigarrillo no tiene el aire que se requiere, pero para algunos se convierte en su respiración y tienen que reeducar sus cuerpos para vivir sin él. Sentirnos a gusto con el pecado es un lujo que no nos podemos dar, así que debe ser sacrificado. Lo que antes era fácil y natural para nosotros debe convertirse en algo extraño y desconocido. Debemos aprender de nuevo a vivir sin la necesidad de fumar.

Las reuniones sociales y lugares públicos que puedan ser atractivos por ese olor, deben estar prohibidos para nosotros, así como también las invitaciones de nuestros “amigos” a fumar unas cuantas bocanadas. Como en toda recuperación de una adicción, nuestra mentalidad debe cambiar también, para que no vayamos a pensar que el pecado, por más “pequeño” que parezca está bien.

4.      Reemplace la conducta adictiva con conductas positivas

Una muy buena regla para todas las adicciones es la de reemplazar el comportamiento erróneo con todo lo maravilloso que la adicción destruye. En el caso del cigarrillo, una nueva dieta nutricional y ejercicio ayudarán mucho a reemplazar lo que se ha vencido. Pero se necesita algo más. El cigarrillo se convirtió en algo tan importante en la vida, que es necesario reemplazarlo con algo igualmente importante. El estudio de la Biblia y la oración son las opciones más obvias, haciendo énfasis en el estudio del amor verdadero por los demás.

Si desea otras sugerencias para comenzar en su lucha contra cualquier adicción, incluyendo el hábito de fumar, puede leer el artículo “Libres de la adicción” y “El primer mes”.

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