Evidencia de un diseño inteligente

La vida no es un simple mecanismo que pueda ser explicado por una ciega casualidad evolutiva. Los organismos complejos son una clara evidencia de un diseño inteligente.

Vivimos en un mundo absolutamente asombroso y hermoso. La Tierra está llena de criaturas complejas, y la humanidad todavía tiene mucho que aprender acerca de cómo funciona la Tierra. ¿Acaso la creación increíblemente compleja que vemos a nuestro alrededor es un simple accidente? ¿Pueden los acontecimientos fortuitos explicarlo todo?

El movimiento del diseño inteligente propone que toda esta complejidad es evidencia de un diseñador inteligente.

En 1859, cuando Charles Darwin publicó su libro acerca del origen de las especies, los científicos no entendieron la verdadera complejidad de la vida. Muchos asumieron, hasta finales del siglo XIX, que la vida se daba por generación espontánea. Pero el químico y biólogo Louis Pasteur, que fundó la ciencia de la microbiología, finalmente demostró que incluso las formas de vida más simples provenían únicamente de seres vivos del mismo tipo. Sin embargo, los científicos del siglo XIX apenas empezaban a comprender lo compleja que es la vida.

La increíble complejidad del cerebro humano

¡El cerebro humano es una de las mayores creaciones del universo! NewScientist.com reportó: “Esta masa de tejido gelatinoso, que pesa alrededor de 1,4 kilogramos, contiene la asombrosa cantidad de cien mil millones de células nerviosas, o neuronas.

“La complejidad de la conectividad entre estas células es alucinante. Cada neurona puede hacer contacto con miles o incluso decenas de miles de otras neuronas, a través de pequeñas estructuras llamadas sinapsis. Por cada segundo de nuestra vida, nuestros cerebros forman un millón de conexiones nuevas. El patrón y la fuerza de las conexiones cambian constantemente y no hay dos cerebros iguales”.

Cuando Dios creó la vida, hizo a las criaturas tan complejas que todavía tenemos por descubrir todos los detalles de cómo funcionan. Piense en todos los recuerdos y acontecimientos que ha experimentado en su vida. ¡Imagine cuánta información debe ser almacenada en su cerebro para poder reproducir una imagen de lo que sucedió en el pasado! Sin embargo, generalmente damos por sentado estas cosas porque son muy comunes.

Recientemente se han utilizado computadores para simular la forma en que el cerebro humano trabaja con el ojo. ScienceDaily.com informó acerca de uno de esos experimentos: “PetaVision [ejecutando en la supercomputadora Roadrunner] simula el sistema visual humano, imitando más de mil millones de neuronas visuales y trillones de sinapsis. Las neuronas son células nerviosas que procesan información en el cerebro. Las neuronas se comunican entre sí mediante conexiones sinápticas, similar a la labor que cumplen los transistores en los chips de computadoras modernas. Las sinapsis almacenan recuerdos y juegan un papel de vital importancia en el aprendizaje”.

¡Qué asombrosa complejidad es necesaria sólo para que podamos ver! Nuestros cerebros superan con creces a las mejores supercomputadoras. De hecho, un titular de CNET dijo: “El cerebro humano tiene más interruptores que todas las computadoras de la Tierra”.

El artículo continuó: “Un [cerebro] normal y saludable tiene unos 200.000 millones de células nerviosas, que están conectadas entre sí a través de cientos de billones de sinapsis. Cada sinapsis funciona como un microprocesador, y decenas de miles de ellas pueden conectar una sola neurona a otras células nerviosas. Sólo en la corteza cerebral, hay aproximadamente 125 billones de sinapsis, que es aproximadamente la cantidad de estrellas que cabrían en 1.500 galaxias de la Vía Láctea.…

“Los investigadores de la Facultad de medicina de la Universidad de Stanford] encontraron que la complejidad del cerebro está más allá de cualquier cosa que hubieran imaginado, casi hasta el punto de estar más allá de toda creencia, dice Stephen Smith, un profesor de fisiología molecular y celular y autor principal del documento que describe el estudio”.

Sin excusa

Cuanto más descubrimos acerca de la vida, más increíble y compleja nos resulta. El apóstol Pablo tenía toda la razón cuando dijo en Romanos 1:20: “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”.

¿Por qué el apóstol Pablo escribió que la gente no tenía excusa —que todo el mundo debería saber que hay un Dios? Si vemos algo que está intrincadamente diseñado, automáticamente asumimos que alguien lo hizo. Por ejemplo: ¿si alguien encontrara un automóvil en los estratos de la Tierra? ¿Alguien diría que este “evolucionó” por sí mismo o que fue creado por un proceso aleatorio?

Cuando encontramos un objeto complejo como una computadora, concluimos lógicamente que alguien lo hizo. Si los astronautas fueran enviados a Marte y encontraran una computadora allá, todos asumirían que esa computadora fue diseñada. Sin embargo, cuando encontramos mecanismos increíblemente complejos en las células vivas, muchos científicos asumen que un proceso “aleatorio” de selección natural de alguna manera produjo esta complejidad.

La complejidad implica diseño

¡La complejidad implica un diseño inteligente! La Biblia dice que la habilidad de Dios para crear y manipular el universo está más allá de nuestras capacidades humanas. En Romanos 11:33 dice: “ !!Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! !!Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!”

Dios es el máximo diseñador. Incluso las criaturas simples como las bacterias son extremadamente complejas, y los seres humanos no han estado ni cerca de poder crear un ser vivo “simple” hoy en día.

Metamorfosis

Analicemos una criatura común pero increíblemente compleja que a menudo vemos durante el verano.

La mariposa comienza como un huevo y luego se convierte en una larva. Luego se convierte en una pupa (crisálida) y finalmente se convierte en una hermosa mariposa. Para poder cambiar de una criatura que simplemente se arrastra sobre las hojas a una criatura que vuela y puede migrar a miles de kilómetros, la mariposa debe destruirse por completo. Luego debe tomar las partes que se encuentran en la crisálida y reorganizarlas en una máquina voladora.

¿Alguna vez ha tratado de armar algo que viene con instrucciones —o aún más difícil, sin instrucciones? ¿Qué tal si trata de armar una computadora comenzando por los componentes más básicos como los chips de memoria?

¡Imagínese lo complicado que sería armar una mariposa! Un video (Metamorfosis por Illustra Media) muestra la analogía de tomar un automóvil Modelo T, desmontarlo en un garaje y luego reorganizar sus partes para hacer un pequeño avión. ¡Imagínese cuánto diseño e ingeniería tendría que implementarse en ese proyecto! Sin embargo, esta maravillosa metamorfosis ocurre millones de veces al año.

Terribles probabilidades

Veamos un pequeño ejemplo de las matemáticas involucradas en la posibilidad de la creación de la vida. Las proteínas desempeñan funciones muy importantes en todas las formas de vida. Nuestra piel está compuesta de una proteína llamada colágeno. Michael Behe explica: “La célula típica contiene miles y miles de diferentes tipos de proteínas para realizar las muchas tareas de la vida.... Las proteínas se fabrican uniendo químicamente aminoácidos en una cadena. Una cadena de proteínas normalmente tiene entre cincuenta y mil eslabones de aminoácidos” (La caja negra de Darwin, p. 52).

Por supuesto, al igual que cualquier máquina compleja, estas cadenas deben ser organizadas con precisión para que funcionen correctamente. ¿Cuáles son las posibilidades de lograr que mil aminoácidos se unan de manera precisa en el lugar indicado para producir una sola proteína —por no hablar de la producción de los miles de proteínas que se encuentran en los seres vivos?

A modo de comparación, analicemos la posibilidad matemática de un millón de micos escribiendo aleatoriamente en un millón de máquinas de escribir a una velocidad combinada de un millón de pulsaciones por segundo. En su libro The Design of Life (El diseño de la vida) Jonathan Wells explica que incluso después de escribir durante un millón de años, sólo hay un 50 % de probabilidades de que escriban la declaración que hace Shakespeare en Hamlet “Ser o no ser” (p. 178).

Si es casi imposible escribir sólo cuatro palabras cortas al azar, ¿cuáles son las posibilidades de organizar miles de aminoácidos en el orden exacto? Michael Denton, en su libro Evolution: a Theory in Crisis (Evolución: una teoría en crisis), explica: “Para obtener una célula por casualidad se necesitarían que al menos cien proteínas funcionales aparecieran simultáneamente en un mismo lugar” (p. 323).

¡Las posibilidades de que una forma de vida aparezca de manera espontánea están más allá de los límites de la comprensión del pensamiento racional!

¿Por qué nos creó Dios?

La complejidad de la vida brinda una poderosa evidencia de que los seres vivos fueron diseñados y creados por un ser con un intelecto mucho más alto que el de los seres humanos. Ni siquiera hemos estado cerca de diseñar las “máquinas” increíblemente complejas que encontramos en el mundo natural.

¿Qué significa esto para usted? Las implicaciones del diseño y la complejidad son muy profundas. ¡Si somos diseñados por un Creador, debe haber un propósito para ese diseño! ¿Por qué nos creó Dios?

Aunque en este momento somos seres muy complejos, nuestro potencial para el futuro es aún mayor. Lea acerca del increíble propósito de su vida en el artículo “El propósito de la vida”. Muestra que este misterio puede ser resuelto si estudiamos el manual de instrucciones de nuestro diseñador, la Santa Biblia. ¡Asegúrese de continuar la búsqueda para entender y cumplir su propósito!

Para más información, estudie los artículos de la sección: “¿Existe Dios?”.

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