¿Cómo se originó la vida? Muchos piensan que empezó por casualidad como un simple organismo unicelular. Pero incluso la célula más simple revela la evidencia de un diseño.
A finales del siglo XIX, los descubrimientos apuntaban a un universo ordenado que un número de científicos influyentes pensaban que podían explicar a través de la ciencia y las matemáticas solamente. Al parecer Dios estaba siendo marginado cada vez más. El materialismo científico comenzó a argumentar porque las leyes naturales eran adecuadas para explicar el universo que vemos sin la necesidad de un Dios.
Después vinieron los experimentos del siglo XX que fueron tan profundos que eclipsaron lo que había sucedido antes. Hemos mirado profundamente al espacio para ver un cosmos que nunca antes habíamos imaginado. Hemos observado el interior del átomo para descubrir un mundo igualmente sorprendente de la mecánica cuántica. También hemos hecho unos avances increíbles para entender la vida, incluyendo los complejos procesos moleculares que ocurren dentro de cada célula viviente.
Un número de científicos han llegado a la conclusión de que estos avances, en lugar de debilitar su creencia de la existencia de un Dios, la han fortalecido enormemente.
Teniendo en cuenta todo esto, consideremos la forma de vida más básica para ver si en realidad es simple —o si existe una elegante complejidad que nos revela un diseño inteligente.
Obviamente un artículo corto sólo puede tocar superficialmente la cantidad de información que hay acerca de los trabajos internos de la célula. Como escribió el Dr. Fazale Rana en el libro El diseño de la célula: cómo revela la química la destreza de un creador: “Un estudio cuidadoso de las características distintivas de los sistemas bioquímicos sugiere la obra de un genio…
“En lugar de depender de una sola característica bioquímica (como la complejidad irreducible) para argumentar la labor de un creador en el origen de la vida, el caso de un diseño bioquímico inteligente se erige como un argumento de peso ante la evidencia. Cada característica, de por sí, apunta a la obra de un creador. Y colectivamente, los hilos individuales de la evidencia se entrelazan y se apoyan mutuamente para hacer del caso algo mucho más convincente "(p. 270).
Este artículo sólo puede dar una breve visión de tales pruebas, pero incluso este punto de vista básico es fascinante y convincente.
¿Causa o casualidad?
El concepto básico del materialismo científico es que nada puede existir sin que pueda ser explicado completamente por la ciencia. Todo lo que esté fuera de la ciencia natural es considerado fuera del ámbito científico. Debido a que Dios no puede ser medido por la ciencia, muchos lo han rechazado como la primera causa de vida.
El concepto de la evolución expuesto por Charles Darwin en su libro El origen de las especies ha sido aceptado por la comunidad científica en general. La teoría de la evolución afirma que toda vida evolucionó gradualmente desde organismos unicelulares a lo largo de miles de millones de años por medio de la selección natural.
A pesar del título del libro de Darwin, el origen de la vida es un problema enorme para los científicos y no fue abordado en esta teoría.
Si las células modernas evolucionaron de la célula más simple posible, ¿cuál de sus partes y sistemas interconectados vino primero? Al intentar responder estas preguntas, la idea de que Dios originó la vida es mucho más creíble que cualquier teoría evolucionista.
¿Qué fue primero? Una célula necesita “puertas” y “paredes”
Cada célula viva, desde los organismos unicelulares a las células de los seres humanos, es complejo. No hay células que se hayan descubierto en alguna etapa de desarrollo parcial. En otras palabras, no hay evidencia física de la evolución de las células.
Prácticamente todas las células tienen una membrana de doble capa hecha de moléculas de fosfolípidos. Estas moléculas se combinan para formar la membrana celular que protege el interior de la célula, más o menos como las paredes de una casa. El trabajo interno de una célula no puede funcionar sin esta membrana protectora.
Sin embargo, por su cuenta, una membrana de doble capa lipídica podría sellar perfectamente la célula y privarla de recursos que necesita: ¡una célula viva debe ser capaz de llevar moléculas necesarias dentro y fuera! Entonces las membranas deben incluir una compleja serie de transportadores de proteínas que hacen las veces de “puertas” celulares.
Si falta cualquiera de estos dos, la doble capa lipídica o los transportadores de proteínas, una célula no puede vivir. En esencia, tanto las “puertas” como las “paredes” tenían que estar presentes desde el principio. (Para obtener información adicional, vea el artículo “Complejidad irreducible”). Dios explica en los primeros capítulos del Génesis que Él creó toda vida (lo que tuvo que haber incluido a estas dos características de la célula) al tiempo.
La genética y el metabolismo: ¿quién escribió el código genético?
Miremos a continuación, más allá de la membrana. Las células modernas producen sus propios transportadores (y un sinnúmero de otras proteínas necesarias para la supervivencia) siguiendo las instrucciones de sus genes. Increíblemente, cada organismo vivo tiene exactamente el mismo proceso químico para el almacenamiento de información (genética) y la traducción del código genético para producir proteínas (un tipo de metabolismo). Pero, ¿cómo podrían estos sistemas interdependientes basados en moléculas diferentes haber evolucionado? ¿Podría el código genético universal haber “surgido” por casualidad?
Repasando la genética
Para entender el dilema, es útil hacer un breve repaso de la forma en que las células utilizan sus moléculas genéticas para almacenar información, copiar esa información y fabricar proteínas —la maquinaria molecular de una célula. El ADN (ácido desoxirribonucleico) almacena toda la información biológica en cada célula. James Watson y Francis Crick descubrieron su famosa estructura de doble hélice.
Los lados verticales de esta “escalera de torsión” están formados alternadamente por moléculas de azúcar (desoxirribosa) y grupos de fosfato. Los peldaños de la escalera están hechos en pares de cuatro bases: adenina, citosina, guanina y timina. Éstos se designan por sus primeras letras: A, C, G y T. Estas bases coinciden de modo que A siempre enlaza a T y C siempre enlaza a G.
No hay límite de longitud para una cadena de ADN que puede almacenar y codificar la información genética en sus cadenas de A, C, G y T. Los segmentos de ADN, llamados genes, llevan el código de las cadenas de los componentes llamados aminoácidos para hacer proteínas. A lo largo de un gen, cada conjunto de tres bases representa un aminoácido o señala el final de la cadena.
Si este proceso suena complicado, de hecho es extraordinariamente complejo y sólo es una parte de la complejidad de una célula viva. Todos los elementos de una célula se combinan en un increíble mosaico de funcionalidad. ¡Con solo remover una pieza, todo el sistema puede colapsar! En realidad para producir proteínas, hay tres diferentes tipos de ácidos ribonucleico (ARN) que están involucrados: ARN mensajero, ARN ribosómico y ARN de transferencia. El ARN mensajero copia la secuencia de genes del ADN y lo trae al ribosoma. El ARN ribosómico proporciona la maquinaria química para unir los aminoácidos en el orden exacto dictado por el ARN mensajero. Por último, las moléculas individuales del ARN de transferencia traen los aminoácidos correctos a su lugar, haciendo que coincida cada conjunto de tres bases con el aminoácido que representa. Finalmente, una proteína completa se ensambla.
La complejidad de una célula viva
Si este proceso suena complicado, de hecho es extraordinariamente complejo y sólo es una parte de la complejidad de una célula viva. Todos los elementos de una célula se combinan en un increíble mosaico de funcionalidad. ¡Con sólo remover una pieza, todo el sistema puede colapsar!
Todas las células vivas tienen la funcionalidad completa descrita anteriormente. ¿Podría un sistema tan complejo haber surgido simplemente al azar?
En su libro Modern Physics and Ancient Faith [La física moderna y la fe antigua], el físico Stephen Barr se refiere a un estudio para dar una idea de los requisitos mínimos para que un organismo unicelular sea capaz de reproducirse por sí mismo. “Parece que tiene que tener una estructura bastante elaborada, que implica docenas de proteínas diferentes, un código genético que contenga por lo menos 250 genes, y muchas decenas de miles de bits de información. Para que las sustancias químicas se combinen de manera aleatoria en un ‘caldo primigenio’ para producir una cadena de ADN o ARN que contiene una cantidad tan grande de información genética, sería tan difícil como decir que un mono accidentalmente escribió un poema épico” (p. 74).
¿Qué fue primero en realidad?
Las leyes naturales de la física no pueden explicar el origen de la vida y el código genético que parece definirlo (vea “La creación exige un Creador”). Tampoco puede la selección natural, ya que el proceso requiere que exista vida. La única alternativa restante que ofrece la ciencia es la casualidad.Pero ¿cuáles son las probabilidades? El biofísico Hubert Yockey determinó que la selección natural tendría que evaluar aproximadamente 1055 (¡esto es un 1 seguido de 55 ceros!) códigos genéticos diferentes por segundo para encontrar el código genético universal (citado en El diseño de la célula, p. 273). ¿Le gustaría apostarle a esas probabilidades astronómicas?
Hay otra alternativa revelada en la Biblia. Hay un Dios, y Él es el responsable del origen de la vida. Tenga en cuenta estos pasajes:
- “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1: 26-27).
- “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1: 1-3).
- “¡Cuán innumerables son tus obras, oh Eterno! Hiciste todas ellas con sabiduría; La tierra está llena de tus beneficios” (Salmo 104: 24, 30).
- “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él” (Colosenses 1:16).
Dios existía antes que el universo físico (ver “¿Quién creó a Dios?”), y la evidencia física apunta a un origen milagroso de la vida. No hay evidencia de una aparición gradual de las membranas celulares complejas y el código genético común en todos los organismos. Las células de todos los seres vivos son similares y tienen un diseño coherente, complejo e interdependiente que sólo podría ser el resultado de una creación instantánea de la vida.
Entonces, ¿qué fue primero? Dios lo hizo, y su creación era perfecta, no incompleta. Como dijera Moisés alabando a Dios: “Porque el nombre del Eterno proclamaré. Engrandeced a nuestro Dios. Él es la Roca, cuya obra es perfecta, Porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; Es justo y recto” (Deuteronomio 32:3-4).
Esta creación perfecta —la vida— es una de las muchas pruebas de que Dios existe. Para más información acerca de este importante tema, consulte los artículos de la sección “Pruebas de Dios”. Asegúrese de buscar en todas las pruebas.