Dios dice que Él creo toda la vida. La comunidad científica sólo busca causas naturales. Pero ¿hay alguna evidencia de causas naturales en el origen de la vida?
El origen de la vida se ha debatido durante décadas. Por un lado está la creencia religiosa —toda vida tuvo un origen sobrenatural de Dios. Por el otro lado está el materialismo científico —la vida desarrollada a través de las leyes de la ciencia y el azar ciego.
Los espectaculares avances de la ciencia parecen haberle dado la ventaja al materialismo científico. Pero, ¿qué revelan los descubrimientos científicos acerca de esta vieja pregunta? ¿Se puede comprobar el origen de la vida en este momento?
Tal vez una pregunta mejor no tiene que ver con “prueba”, sino más bien, basados en la evidencia científica actual, ¿cuál es la alternativa más creíble? ¿Será que los últimos descubrimientos científicos han debilitado las afirmaciones religiosas? O ¿la credibilidad en el materialismo se ha deteriorado?
El materialismo científico y el origen de la vida
El materialismo científico no tiene espacio para la posibilidad de que nada pueda existir sin que esté descrito completamente por la ciencia. Los autores argumentan que la ciencia natural es el estudio de la materia, así que cualquier cosa fuera del reino de la materia se encuentra fuera del ámbito científico.
Sin embargo existen aspectos claros de la naturaleza que van más allá de la materia y, por consiguiente, plantean una dificultad para los materialistas. Tres facetas de esta categoría son la conciencia humana, el libre albedrio y la moral. El razonamiento circular se utiliza para descartar estos misterios. Ya que se supone que el materialismo es cierto, entonces se supone que estas cosas también deben ser físicas. En la cuestión del origen de la vida, este mismo razonamiento circular elimina cualquier posibilidad sobrenatural desde el principio.
El enfoque científico del estudio del origen de la vida comienza con la suposición de que la vida se originó por un proceso natural, una secuencia de eventos coherentes con las leyes naturales. Dios se descarta como una posibilidad.
Una segunda suposición que algunos hacen es que la vida es un imperativo cósmico, y sólo es cuestión de tiempo hasta que seamos capaces de entender como sucedió. Esta creencia es necesaria, ya que las probabilidades de un mundo muerto convirtiéndose en un planeta lleno de la gran variedad de vida que tenemos en la Tierra se ven como un accidente infinitamente improbable.
Tales supuestos sugieren un gran prejuicio en contra de Dios como el creador de la vida.
La base fundamental de la vida
La búsqueda científica del origen de la vida se centra en la base fundamental de la vida: la célula. Los científicos teorizan que la vida “surgió” como un organismo unicelular. El problema con esta especulación es que no hay evidencia física.
El más “simple” de los organismos unicelulares, como las bacterias, son intrincados y complejos. Todas las células tienen los mismos ingredientes: azúcares, aminoácidos, ácidos nucleicos y los hidrocarburos. Todo organismo vivo comparte el mismo proceso químico exacto (el código genético) para convertir la información almacenada en el ADN (ácido desoxirribonucleico) en proteínas. Todos tienen tres tipos diferentes de ARN (ácido ribonucleico), que utiliza la información almacenada en el ADN para construir proteínas. (Para continuar el debate acerca del ADN, vea el artículo “El origen de la vida: ¿son las células simples realmente simples?”.)
De los organismos unicelulares a las células humanas, no hay de simple a orden complejo, sólo es complejo y más complejo.
La evidencia científica del origen de la vida
En esencia, la ciencia no ha arrojado ninguna luz sobre el origen de la vida. Ciertos términos aparecen repetidamente en las discusiones sobre el tema como “muchos creen”, “podría haber sido provocada”, “la vida podría haber comenzado”, “podría haber surgido”, “cómo comenzó la vida no tiene buena respuesta” y “muchos especulan”.
En su libro Origins [Orígenes], Neil Tyson y Donald Goldsmith escribieron: “El origen de la vida en la Tierra se mantiene bloqueado en la turbia incertidumbre”. Y de nuevo: “la pregunta crucial de cómo comenzó en realidad la vida en la Tierra, ya sea una o muchas veces más, no tiene una buena respuesta, aunque la especulación sobre el tema ha adquirido una larga y fascinante historia”.
Hay mucha especulación, pero poca o ninguna evidencia científica en cuanto al origen de la vida a pesar de que las teorías abundan. Sin embargo, hay algunos problemas con esas teorías.
¿Tienen las teorías especulativas una base objetiva ?
Éstos son algunos de los componentes clave del origen de la teoría de la vida y sus problemas.
“Se ha producido una serie de reacciones químicas (probablemente a lo largo de millones de años) que con el tiempo dieron lugar a la primera forma de vida”.
Mientras que los materialistas científicos tratan de demostrar que la generación espontánea podría haber ocurrido, no hay evidencia para respaldar esta especulación. La teoría de la generación espontánea de la vida y todo el proceso de la evolución de simples a complejos contradicen una ley fundamental de la física —la segunda ley de la termodinámica. (Ver nuestro artículo “Dios y la ciencia” para una explicación de esta ley.)
Algunos especulan que debe haber una ley natural “que falta” que podría explicar el proceso que conduce al origen de la vida. No se da una explicación de por qué una ley de este tipo que falta, ha sido ignorada por la ciencia.
“Las primeras formas de vida eran algo mucho más simple que una sola célula porque las células de hoy son demasiado complejas”.
Los organismos fósiles que se cree que fueron los primeros se estiman en alrededor de tres mil millones de años de antigüedad, e incluso están demasiado avanzados como para sugerir posibles formas de vida más simples. Incluso los organismos unicelulares más simples tienen la estructura compleja de ADN que codifica instrucciones para la construcción y la reproducción de todos los seres vivos. Cuando se trata de las células de todas las formas de vida, no hay una que vaya de lo simple a lo complejo.
“Los experimentos de Miller-Urey muestran cómo comenzó la vida”.
Estos experimentos transformaban hidrógeno, metano y amoníaco en moléculas orgánicas al mezclarlas con vapor de agua y la aplicación de calor y una chispa eléctrica. El proceso (que se suponía iba a imitar las condiciones en la Tierra hace cuatro mil millones de años) produjo algunos aminoácidos y azúcares.
Hay una ley de la naturaleza que nunca ha tenido una excepción o ha sido refutada. Esta ley es un hecho científico, y no sólo una teoría. Es ignorada por los materialistas científicos en su búsqueda del origen de la vida. La ley es la biogénesis —la vida proviene solamente de la vida. Sin embargo, el desarrollo de los aminoácidos no es raro en la bioquímica. Hay 20 aminoácidos estándar utilizados por las células vivas para producir proteínas. Lo que demuestra que un experimento diseñado inteligentemente puede producir aminoácidos y no comienza a explicar la complejidad de las células vivas y su origen.
Para añadir más complejidad, hay dos versiones de muchas moléculas orgánicas como los aminoácidos, un “diestro” y un “zurdo”, que son igualmente probable que se formen por casualidad. Sin embargo, todos los organismos usan y forman únicamente aminoácidos “zurdos”. ¿Cómo es posible que todo esto suceda por pura casualidad?
A pesar de todo esto, estos experimentos parecen ser el punto más alto de la búsqueda del origen de la vida del materialismo científico.
La ley natural que la ciencia ignora
Hay una ley de la naturaleza que nunca ha tenido una excepción o ha sido refutada. Esta ley es un hecho científico, y no sólo una teoría. Es ignorada por los materialistas científicos en su búsqueda del origen de la vida. La ley es la biogénesis —la vida proviene solamente de la vida. A través de sus experimentos en el siglo XIX, Louis Pasteur aportó algunas de las pruebas más conocidas de esta ley.
Esta ley es congruente con la revelación de Dios en la Biblia. Como se describe en los primeros capítulos del Génesis, el Dios viviente es el origen de la vida. El salmista también describe a Dios de esta manera, “Porque contigo está el manantial de la vida; En tu luz veremos la luz” (Salmos 36:9).
Es cierto que el pensamiento religioso tiene en cuenta tanto la evidencia como la necesidad de una base racional para las creencias. La Biblia hace especial hincapié en un enfoque congruente y racional. Por ejemplo, Dios le concedió a Salomón gran sabiduría para razonar (2 Crónicas 1:11-12). Y Salomón utilizó ese poder de razonamiento: “Me volví y fijé mi corazón para saber y examinar e inquirir la sabiduría y la razón, y para conocer la maldad de la insensatez y el desvarío del error” (Eclesiastés 7:25).
Dios nos desafía a utilizar nuestro poder de razonamiento. “Venid luego, dice el Eterno, y estemos a cuenta” (Isaías 1:18). Asimismo Pablo utiliza este enfoque: “Mas él dijo: No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura” (Hechos 26:25; vea Hechos 17:2 también).
Dios no está en contra de la ciencia (ver “Dios y la ciencia”). Él quiere que usemos nuestro razonamiento y la inteligencia para determinar si su pretensión de ser el creador de la vida tiene sentido. Él nos ha dado una ley natural en la cual basar nuestro razonamiento —¡la vida proviene sólo de la vida! Él nos anima a examinar la evidencia. “Examinadlo todo; retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21). La creación de la vida es una prueba de que Dios existe. (Para otras pruebas, vea “La creación exige un Creador” y “Pruebas de Dios”.)
Los materialistas científicos, sin evidencia sobre la cual basar la idea de que la vida se originó a partir de la materia inanimada, se quedan sólo con lo que a menudo los religiosos son acusados de tener: la fe ciega.