De la edición Enero/Febrero 2015 de la revista Discernir

¿Oramos de la forma en que Jesús nos enseñó?

Las personas oran de diferentes formas en todas las diferentes denominaciones del cristianismo. ¿Cómo ora usted? Examinemos lo que Jesucristo enseñó realmente acerca de la oración.

Muchos estarán de acuerdo en que uno de los elementos básicos del cristianismo es la oración.

Pero cuando usted investiga la amplia variedad de formas del cristianismo, usted encuentra que hay muchas costumbres e ideas distintas acerca de la oración. Veamos lo siguiente:

  • Aquellos que son católicos romanos u ortodoxos orientales, ven la oración típicamente como recitar oraciones escritas previamente. El catolicismo romano tiene cientos de estas oraciones para que las personas las reciten en una variedad de situaciones. Por ejemplo, hay oraciones específicas para que los católicos las reciten antes y después de las comidas, cuando están afrontando la depresión, y en muchas otras situaciones. Las tradiciones católicas y ortodoxas incluyen la costumbre de orar a María, a los ángeles y a los santos como intercesores entre Dios y el hombre.
  • En general, el mundo protestante es menos litúrgico en cuanto a las oraciones. Hay diferentes formas de oración en el protestantismo —desde oraciones emocionales que se dicen desde el púlpito de la iglesia hasta reuniones de grupos de oración que se reúnen para orar acerca de temas específicos.

Aunque la forma en que las personas oran varían dentro del cristianismo tradicional, todas las ramas importantes oran con frecuencia “el Padre nuestro” que encontramos en Mateo 6:9-13. Los católicos, los ortodoxos y los protestantes dirán el Padre nuestro muchas veces en toda su vida porque ellos creen que Jesucristo instruyó a sus servidores para que repitieran esta oración de una forma literal.

¿Es ésta la forma que Jesucristo pretendía cuando les enseñó a sus discípulos acerca de la oración en el sermón del monte? ¿Qué enseñó realmente Jesús acerca de la oración?

La enseñanza de Cristo

El Padre nuestro se encuentra en medio del sermón del monte de Cristo —el meollo y corazón del verdadero cristianismo. Cristo tocó el tema de la oración en una parte del sermón que explica que los cristianos no deberían hacer sus buenas obras para que otros los vieran. Él dijo que las buenas obras —dar a causas caritativas, servir a otros, etc.— debería hacerse “en secreto” (Mateo 6:4). Él no quiso decir que deberíamos sentirnos avergonzados por hacer el bien, sino que nuestra motivación debería ser hacer el bien porque estamos tratando de agradar a Dios y hacer lo correcto. ¡Nuestra motivación no debería ser que otras personas nos vieran!

Después de aclarar este importante punto, Cristo pasó a hablar acerca del tema de la oración. Él dio varios puntos que son muy importantes para los cristianos —y contradicen muchas de las costumbres que encontramos en el cristianismo en la actualidad.

La oración no es un espectáculo

Jesús aplicó el mismo principio que Él dijo acerca de las buenas obras a la oración: “Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres” (v. 5).

Orar en privado

En lugar de hacer un espectáculo público, Jesús enseñó: “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” (v.6).

En lugar de orar públicamente para ser visto por otros, la oración se debe hacer primordialmente en privado. Hay una razón importante para esto. La oración está diseñada, como un medio de comunicación para “acercarse a Dios” (Santiago 4:8) —para profundizar nuestra relación personal con Él.

Para poder construir una sólida relación con nuestro Creador, necesitamos tener diariamente, un tiempo especial para concentrarnos en Él y orarle en privado, frente a frente.Para poder construir una sólida relación con nuestro Creador, necesitamos tener diariamente, un tiempo especial para concentrarnos en Él y orarle en privado, frente a frente. Jesucristo no sólo nos enseñó acerca de esto; era parte regular de su vida (Mateo 14:23; Marcos 1:35; Lucas 6:12). (Hay que tener en cuenta que hay momentos en que orar en público es apropiado, como al tomar los alimentos en familia, en los servicios en la Iglesia, en la ceremonia de matrimonio o en un funeral.)

Orar al Padre

Jesús fue muy claro al decirnos que nuestras plegarias debían ser dirigidas a Dios el Padre: “Ora a tu Padre que está en secreto” (Mateo 6:6). Ahora que Jesucristo está en el cielo como el mediador entre Dios y el hombre, nosotros oramos “en el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Efesios 5:20; 1 Timoteo 2:5). Jesús dijo que podemos pedirle al Padre cualquier cosa en su nombre (Juan 14:13-14).

Aunque Jesucristo fue muy claro, es asombroso ver cuántas iglesias oran de una forma que es totalmente opuesta a sus instrucciones. Las oraciones no deben dirigirse a los ángeles, a María o a ningún otro santo.

Orar de corazón 

Jesús hizo otra afirmación clara que es muy ignorada: “Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos” (Mateo 6:7). Cristo se estaba refiriendo a la forma pagana de recitar y cantar las oraciones, basados en la idea de que repetir una oración traerá el favor de Dios (o de los dioses). Esta forma de repetir o cantar oraciones escritas previamente es algo que se practica mucho en la Iglesia Católica y en la Ortodoxa.

Dios no quiere oraciones previamente escritas que se repitan una y otra vez. Esto no cumple el propósito fundamental de la oración, que es desarrollar una relación personal, cercana con Dios.

Si usted hace un estudio de muchas oraciones registradas en la Biblia, se dará cuenta de que todas son diferentes, personales, y hay una comunicación de corazón entre la persona y Dios. A continuación le diremos algunas oraciones que son útiles para estudiar:

  • 1 Samuel 1:11; 2:1-10: La oración de Ana pidiendo un hijo y su oración de agradecimiento a Dios después de que Él la bendijo con un hijo llamado Samuel.
  • Salmo 51: la oración de arrepentimiento profundo de David por su adulterio con Betsabé y el asesinato de Urías heteo.
  • 2 Reyes 19:15-19: la oración del rey Ezequías a Dios para que librara a Judá de ser conquistado por Asiria.

Si desea aprender más acerca de cómo tener una oración real, significativa para Dios, lea el artículo de VidaEsperanzayVerdad.org, “Orar con el corazón”.

Jesucristo nos dio un bosquejo

Luego Jesús fue más específico. Él dijo: “Vosotros pues, oraréis así” (Mateo 6:9).

Luego dio un ejemplo de oración que desafortunadamente ha sido mal utilizada por muchos en el cristianismo tradicional —en contradicción directa de su instrucción en el versículo 7 de no usar oraciones repetitivas. Esto es llamado comúnmente “el Padre nuestro” y es recitado repetidamente en muchas denominaciones.

Pero Cristo no nos dio esta oración para que la repitiéramos una y otra vez.

¿Qué era lo que Cristo nos estaba enseñando en el llamado “Padre nuestro”? Esencialmente, Jesús estaba dándonos un bosquejo para mostrarnos una estructura general y temas que deberíamos incluir en nuestras oraciones regulares a Dios. Este bosquejo debería ser llamado más acertadamente un modelo de oración.

Estudie la gráfica que acompaña este artículo para entender mejor lo que Cristo estaba enseñando por medio de este ejemplo de oración.

Dios quiere tener una relación personal, profunda con usted. Para desarrollar esta relación, usted necesita comunicarse con Él por medio de la oración. Para que estas oraciones sean “efectivas” y “fervientes” (Santiago 5:16), debemos permitir que Jesucristo nos enseñe cómo orar y cómo quitar las tradiciones que contradicen lo que Él enseñó.

Para aprender más acerca de las enseñanzas de la Biblia acerca de la oración, lea: “Cómo hablar con Dios”.

Para ver más grande o descargar la infografía en PDF de la oración modelo de Jesús

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