Hace dos años fui a Europa y visité algunos de los museos más famosos del mundo: el Louvre (en París), por ejemplo, y los Museos Vaticanos (en la Ciudad del Vaticano). Algo que llamó mi atención fue la frecuencia de un tema en especial, que se repetía exposición tras exposición: la crucifixión de Jesucristo.
Las imágenes varían un poco dependiendo del artista y la época, pero todas tienen ciertas cosas en común. Un ejemplo es que Cristo siempre aparece con los brazos extendidos, clavado en una cruz con forma de T y con relativamente pocas heridas (unas cuantas gotas de sangre bajando de su corona de espinas y una pequeña herida en el costado).
Pero mucho más que sólo una imagen icónica, la crucifixión de Jesús es un evento central para el cristianismo, por lo que vale la pena preguntarnos si estas imágenes e ideas artísticas y religiosas son realmente ciertas. ¿Reflejan las creencias populares lo que la Biblia dice acerca de la terrible muerte de Jesús? Lamentablemente, muchas ideas ficticias acerca de la muerte de Cristo se han introducido en el cristianismo moderno. En este artículo, nos referiremos a ellas como crucificciones.
Crucificción 1: Jesús definitivamente murió en una cruz con forma de T
En prácticamente todos los retratos de su muerte, Cristo aparece con los brazos abiertos y clavados en el travesaño de una cruz. Debido a esto, la cruz se ha convertido en el principal símbolo del cristianismo moderno. Pero muchos se sorprenderían al saber que la Biblia nunca dice que Jesús haya muerto en una cruz.
Muchos se sorprenderían al saber que la Biblia nunca dice que Jesús haya muerto en una cruz.
No se detenga aquí. Antes de buscar en su concordancia y mandarme un correo electrónico acerca de las 28 veces que la palabra “cruz” aparece en el Nuevo Testamento, siga leyendo.
Como recordará, originalmente la mayor parte del Nuevo Testamento se escribió en griego. En esa versión original, la palabra que los escritores usaron para referirse al instrumento en que Cristo fue crucificado es stauros. Por miles de años, traductores como John Wycliffe y William Tyndale han decidido traducir stauros por “cruz”, pero el problema es que stauros no significa “cruz” realmente.
Según los diccionarios bíblicos, el significado literal de stauros es “poste o estaca vertical”; y en otras cinco escrituras, Lucas y Pedro describen este artefacto como xylon (escrito alternativamente xulon), que literalmente significa “árbol” o “madero”.
El punto aquí es que los escritores del Nuevo Testamento nunca hablaron de una “cruz”; esos fueron los traductores. En la versión original de la Biblia, se utilizan palabras que más bien describen un poste vertical, y si Cristo fue crucificado de esa manera, sus brazos no habrían estado en posición horizontal sino clavados sobre su cabeza.
En cualquier caso, la Biblia no especifica la forma del madero en que Jesús fue crucificado, lo cual debería indicarnos que Dios no quería que convirtiéramos este artefacto en un símbolo u objeto de adoración.
Si desea saber más acerca de la historia de la cruz, lea nuestro artículo de VidaEsperanzayVerdad.org “¿Debería un cristiano usar cruces como objetos de adoración?”.
Crucificción 2: Jesús y el ladrón se fueron al cielo ese día
Este mito se basa en una mala interpretación de las palabras de Cristo en Lucas 23:43. Mientras Jesús colgaba del stauros, uno de los ladrones que estaban a su lado reconoció la injusticia de su condena y le pidió que se acordara de él cuando entrara en su Reino (v. 42). Dándose cuenta de que aún había esperanza para aquél hombre, Jesús le respondió: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (v. 43).
A partir de esta afirmación, muchos creen que las almas de Cristo y el ladrón ascendieron al cielo ese mismo día. Es interesante que esta idea contradice otra creencia popular según la cual Jesús fue al infierno después de su muerte para predicarles a las almas pecadoras. Obviamente ambas ideas no pueden ser ciertas; y de hecho ninguna lo es.
Comprobar que Cristo no se fue al cielo ese día es muy fácil, pues tres días después de haber muerto, Él mismo dijo: “aún no he subido a mi Padre [que está en el cielo]” (Juan 20:17, énfasis añadido).
El problema con lo que Cristo dijo en Lucas 23:43 en realidad no son sus palabras, sino las suposiciones que los traductores hicieron mucho tiempo después. ¿Cómo se resuelve esta aparente contradicción? ¿Cuál es la forma correcta de entender lo que Cristo le dijo al ladrón?
Como vimos, en la versión Reina Valera 1960 de la Biblia, este versículo dice: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”. Sin embargo, la palabra “que” no aparece en el texto griego original, por lo que la traducción correcta sería: “De cierto te digo hoy estarás conmigo en el paraíso”. Aun así, creyendo erróneamente que el ladrón sí se fue al paraíso ese mismo día, algunos traductores agregan dos puntos entre “digo” y “hoy” para que el resultado sea: “De cierto te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso”.
En este caso, los dos puntos se colocan erróneamente debido a una falta de entendimiento. Pero si se borraran los dos puntos después de “digo” y se pusieran después de “hoy”, el significado del versículo cambiaría drásticamente, estando en consonancia con el resto de la Biblia. El versículo diría: “De cierto te digo hoy: estarás conmigo en el paraíso”. Es decir, Cristo en ese momento (“hoy”) le estaba diciendo al ladrón que en una futura resurrección estaría con Él en el “paraíso” —en su futuro Reino sobre la Tierra.
Para una explicación más detallada de este pasaje, lea “¿Qué sucedió con el ladrón en la cruz?” en VidaEsperanzayVerdad.org.
Crucificción 3: Jesús fue crucificado un viernes
Cada año, miles de personas alrededor del mundo celebran el Viernes Santo como una conmemoración de la muerte de Cristo. La creencia popular es que Jesús murió un viernes por la noche, estuvo en la tumba todo el sábado y resucitó un domingo en la mañana. Pero esta cronología no encaja con lo que dijo Cristo.
Jesús dio una señal muy específica para comprobar que Él era el Mesías: “La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Mateo 12:39-40).
Esto significa que, antes de resucitar, Cristo permanecería muerto en su tumba durante tres días completos (12 horas de luz más 12 horas de noche por día, multiplicado por tres, igual 72 horas). Pero si hubiera muerto un viernes en la tarde y resucitado un domingo en la mañana, la señal no se hubiera cumplido, porque es imposible que haya 72 horas en ese lapso.
¿Qué sucedió entonces? La clave está en un detalle que muchos pasan por alto. Para la mayoría, el hecho de que Cristo haya muerto antes de un día de reposo (sábado) es prueba de que murió un viernes. Pero el Evangelio de Juan añade un dato importante: “Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la pascua, a fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo (pues aquel día de reposo era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados de allí” (Juan 19:31, énfasis añadido).
El día de reposo siguiente a la muerte de Cristo no era un día de reposo semanal normal (necesariamente sábado); era un día de reposo “de gran solemnidad” —es decir, un día de reposo anual (Levítico 23:6-7). Los días de reposo anuales pueden caer en cualquier día de la semana y, cuando juntamos todas las piezas, es evidente que Cristo fue crucificado un miércoles y resucitó exactamente tres días y tres noches después.
Si desea más detalles acerca de cómo calcular el tiempo que Cristo permaneció en la tumba, lea el artículo “¿Cómo se cuentan tres días y tres noches?” en este número de Discernir. También lo invitamos a leer el artículo “La señal de Jonás: ¿Murió Jesús el viernes santo? ¿Resucitó el domingo de resurrección?” y a descargar la infografía “Cronología de la crucifixión y resurrección de Cristo”, ambos disponibles en nuestro sitio web.
Sin ficciones
La muerte expiatoria de Jesucristo no sólo es el camino para el perdón de nuestros pecados, sino también el fundamento del plan de salvación de Dios. Por eso es tan necesario que la comprendamos sin ficciones de por medio.
El mejor lugar para comenzar son los Evangelios de la Biblia y lo que realmente dicen acerca de este evento (Mateo 26-27; Marcos 15; Lucas 23; Juan 19). Pero también le recomendamos leer nuestros artículos acerca de la verdad y la importancia de la muerte de Cristo: “La crucifixión de Jesucristo”, “El más grande sacrificio de todos” y “Por qué Jesús tuvo que morir”.