De la edición Enero/Febrero 2020 de la revista Discernir

Al borde de la guerra en Medio Oriente

Medio Oriente está en caos. Las guerras locales pueden provocar un conflicto a gran escala en cualquier momento, y la profecía indica que todo el mundo se verá afectado por esta región.

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Cuando Mohamed Bouazizi (26 años), un vendedor ambulante que se sentía hostigado por el gobierno autoritario, decidió inmolarse, nunca se imaginó que su protesta encendería todo el Medio Oriente.

Efectos de la Primavera Árabe

Su muerte fue seguida por una gran revolución en su país de origen, Tunicia, la cual puso fin al gobierno de 23 años de su presidente en el 2011.

Desde ese momento, la Primavera Árabe desafió a muchos gobiernos autoritarios en Medio Oriente. Las protestas se propagaron rápidamente a Egipto, Libia, Siria y Yemen. En Egipto, derrocaron el gobierno de 30 años de Hosni Mubarak, mientras que en Libia acabaron con el reinado de 42 años de Muammar Gaddafi, llevando al país a la inestabilidad y una serie de guerras tribales que continúan hasta hoy.

<p>Manifestantes tunecinos protestan bajo un cartel de Mohamed Bouazizi en enero.</p>

Manifestantes tunecinos protestan bajo un cartel de Mohamed Bouazizi en enero.

En Siria, por otro lado, la Primavera Árabe no puso fin al gobierno del presidente Bashar al-Assad. Él se defendió tenazmente provocando una guerra de ocho años que aún no termina. El gobierno ha luchado por vencer a los rebeldes sirios, los kurdos y el estado islámico, quienes a la vez compiten entre sí por el poder.

Para empeorar las cosas, gran parte de la región se ha visto envuelta en el conflicto sirio. Irán apoya al gobierno, mientras que Turquía, Arabia Saudita y los Estados del Golfo respaldan a varios grupos rebeldes. También se han involucrado algunas potencias internacionales, como Rusia, que apoya al gobierno sirio, y Estados Unidos, que apoya a los rebeldes.

Lo mismo sucede en Yemen, donde la guerra civil continúa. Irán, a quien muchos consideran el instigador del conflicto, apoya a los hutíes del país, mientras Estados Unidos, Reino Unido y Francia, están del lado de Arabia Saudita.

Las guerras en Medio Oriente se enredan muy rápidamente y los conflictos son muy complejos. ¿Pero qué es lo que los complica tanto?

Una guerra multifacética

Las guerras en Medio Oriente son complejas porque tienen muchas facetas. Para empezar, todos los conflictos internos deben analizarse a la luz de tres grandes conflictos regionales:

  • Conflicto árabe-israelí: Los países árabes se han opuesto a la nación de Israel desde su restablecimiento en 1948. En ese entonces, Israel luchó por su existencia contra Egipto, Jordania, Irak, Siria, el Líbano, Arabia Saudita y Yemen. Pero a pesar de ser atacado por todos los flancos, Israel milagrosamente contuvo a los ejércitos árabes y sobrevivió. Más tarde, la historia se repitió en 1967, cuando los israelitas ocuparon toda la ciudad de Jerusalén por primera vez desde su expulsión por los romanos. E Israel también salió victorioso cuando fue atacado durante Yom Kippur (el día de Expiación) en 1973.
  • Rivalidad suní-chiita: Lo que comenzó en el siglo VII como un conflicto acerca del legítimo heredero del profeta Mahoma ha provocado profundas divisiones y luchas por el poder en Medio Oriente, específicamente entre Arabia Saudita (liderada por sunitas) e Irán (liderado por chiitas). Irán apoya a los estados y grupos chiitas, como los hutíes en Yemen, los alauitas en Siria, y Hezbolá en el Líbano. Arabia Saudita, en cambio, apoya a los grupos opositores suníes, intensificando la rivalidad entre ambas sectas islámicas.
  • Luchas de poder suní-suní: Turquía y Qatar están compitiendo por la supremacía del mundo suní con Arabia Saudita, los Emiratos Árabes y Egipto. Turquía apoya a la Hermandad Musulmana, y acogió la Primavera Árabe que les permitió surgir en Egipto. Pero los gobernantes de Arabia Saudita ven a la Hermandad Musulmana como una amenaza a su poder y apoyaron a la milicia egipcia, que ha aplastado a la Hermandad.

Alianzas vacilantes y la retirada de Estados Unidos aumentan el caos

Para hacer más compleja la crisis, algunos países han formado alianzas con grupos independientes, lo cual dificulta encontrar a los responsables de ciertas acciones. Cuando los hutíes en Yemen (respaldados por Irán) atacan una refinería de petróleo saudí, por ejemplo, ¿a quién culpa el mundo? ¿A los hutíes o a Irán? Obviamente, Irán niega su responsabilidad. Además, los países pueden ser aliados en una batalla, pero enemigos en otra.

La participación de grandes potencias también ha agravado el conflicto a través de la historia. Desde la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha tenido un papel importante en Medio Oriente, pero su influencia ha decaído en el último tiempo. Cada vez más preocupado por sus asuntos internos, Estados Unidos se ha estado retirando de los conflictos en la región, y como dijo Mike Pompeo en una conferencia en El Cairo, en enero del 2019, “cuando Estados Unidos se retira, el caos se desata”.

En octubre se retiró de Siria, por ejemplo, y Turquía invadió atacando a los kurdos que Estados Unidos había apoyado. El caos que esto causó llevó a 200.000 personas a huir de la violencia, y a Rusia a consolidarse como el nuevo mediador entre Siria y Turquía.

La crisis en Medio Oriente no ha terminado... Sin embargo, las profecías de la Biblia indican que de esta región saldrá una nueva potencia, la cual iniciará una cadena de eventos que culminará en el regreso de Jesucristo.Por otro lado, las frustraciones que provocaron revueltas populares en el pasado todavía siguen latentes. Recientes protestas han derrocado a los líderes de Sudán y el Líbano, y las revueltas continúan en estos y otros países, con la exigencia de que las clases élite sean despojadas del poder.

La crisis en Medio Oriente no ha terminado. Los líderes de esta región y el norte de África intentan retener el poder, pero la región parece estar derrumbándose y dando paso al tribalismo.

Sin embargo, las profecías de la Biblia indican que de esta región saldrá una nueva potencia, la cual iniciará una cadena de eventos que culminará en el regreso de Jesucristo.

Una confederación contra Israel

Es raro que los países árabes se unan, pero la Biblia dice que en el futuro se formará una confederación de naciones, en su mayoría de Medio Oriente, con un solo propósito: “Venid, y destruyámoslos para que no sean nación, no haya más memoria del nombre de Israel” (Salmos 83:4). El salmista le pide a Dios que detenga a esta potencia, cuyo poder amenazará a los descendientes de Israel, y que acabe con los enemigos de los israelitas como lo hizo en el pasado (vv. 1-3, 9-18).

Si bien los descendientes modernos de Israel son más que la tribu de Judá que ahora se encuentra en Israel (vea “Las 12 tribus de Israel en la actualidad: ¿quiénes son?”), ha sido la nación judía quien ha enfrentado estos peligros. Inmediatamente después de que Israel se creara en 1948, los países de Medio Oriente y varias organizaciones islámicas amenazaron con destruir a la nueva nación. Y éste es un objetivo que comparten tanto el islam suní como el chiita.

Ese mismo año, Sheikh Hassan el-Ban, líder de la Hermandad Musulmana, dijo: “Si el estado judío se convierte en una realidad, y los pueblos árabes lo saben, tirarán a todos los judíos de sus territorios al mar”. Y, en 1967, el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser expresó el mismo sentimiento cuando dijo que “acorralaría a Israel al mar”. Pero en vez de esto, fue vencido y humillado en una guerra que duró sólo seis días.

El año pasado, el presidente de Turquía, Erdogan, escribió “Un llamado urgente a la acción”, donde invita a los 57 miembros de la Organización para la Cooperación Islámica a formar un “ejército islámico” con el fin de atacar a Israel desde todos los flancos.

Y tan sólo el mes pasado, el principal general de Irán, Hossein Salami, dijo: “Este régimen siniestro [Israel] debe ser borrado del mapa y esto ya no es… un sueño [sino] un objetivo alcanzable”. Su afirmación reitera el llamado que otros líderes iraníes han hecho en el pasado.

El rey del sur vs. el rey del norte

Toda esta retórica anti-Israel podría fomentar la formación del rey del sur del tiempo del fin, descrito en Daniel 11. Ésta es una profecía detallada que relata una serie de enfrentamientos entre el rey del norte y el rey del sur (llamados así por su posición geográfica con respecto a Israel).

Gran parte de Daniel 11 ya se cumplió, pues describe el forcejeo entre el antiguo Imperio Seléucida, ubicado en el norte (Siria/Babilonia) y el Imperio Ptolemaico, ubicado en el sur (Egipto). Dicho conflicto duró cientos de años (vv. 5-36), aunque el Imperio Romano, que llegó a convertirse en el nuevo rey del norte, interrumpe la guerra en el versículo 30.

La profecía luego da un salto hacia el tiempo del fin en el versículo 40, donde se menciona el inicio de “la hora final” (Nueva Versión Internacional). Aquí el rey del sur vuelve a resurgir con un acto agresivo hacia el rey del norte, un renovado Imperio Romano (europeo), y esto da paso a una guerra en Medio Oriente que culmina con el regreso de Jesucristo.

  • El rey del norte contraataca al rey del sur con un poder inmenso y conquista muchas naciones, incluyendo Egipto. Y dado que la caída de Egipto se menciona como un evento prominente en la profecía, es posible que este país sea el líder de la alianza que se convertirá en el rey del sur. La Biblia también dice que Edom, Moab y Amón (Jordania actual) lograrán escapar del ataque del rey del norte (Daniel 11:41-43).
  • Luego, el rey del norte entrará a Israel. La profecía advierte que, cuando esto ocurra, se acerca una gran desolación (Daniel 11:41; Lucas 21:20-21).
  • El rey del norte establecerá una “abominación desoladora” detestable para Dios que involucra el fin de los sacrificios. Esto implica que, en algún momento, los sacrificios en Jerusalén serán restablecidos; y, en el inestable ambiente que se encuentra la ciudad, es posible que dicho restablecimiento sea lo que incite la aparición del rey del sur y sus seguidores. La abominación desoladora además marcará el inicio de un conteo regresivo hasta la venida de Cristo (Daniel 12:11).
  • Poco después, comenzará la Gran Tribulación (Mateo 24:21), un período de tres años y medio también descrito como “tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo” (Apocalipsis 11:2-3; Daniel 12:7), 42 meses, o 1.260 días de eventos terribles que precederán el regreso de Cristo.
  • Cristo volverá para impedir la total destrucción de la vida en la Tierra (Mateo 24:22).

Es importante mencionar que, aún mientras estos eventos se estén desarrollando, probablemente no serán lo suficientemente precisos como para saber el momento en que regresará Jesucristo. Como Jesús mismo dijo en Mateo 24:36: “del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre”.

Cristo establecerá verdadera paz en Medio Oriente

Jesucristo regresará a la Tierra para establecer el Reino de Dios (Apocalipsis 11:15). Y cuando estos eventos ocurran, sabremos que el Reino se acerca:

“Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca… Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lucas 21:31-32, 36).

Para descubrir más acerca de los eventos del tiempo del fin, descargue nuestro folleto gratuito El libro de Apocalipsis: La tormenta antes de la calma.

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