Escuchemos a Dios directamente
Cuando Dios les entregó a Su pueblo los diez mandamientos sobre el monte Sinaí, sucedió algo muy pecliar. Fue tan intenso la presencia de Dios, tan poderoso, tan asombrosamente aterrdor, que los Israelitas le pidieron a Moisés que por favor ya no hablara Dios directamente con ellos porque temían morir. “Mejor habla tú con nosotros” le dijeron “no sea que muramos”. Realmente creían que Dios los mataría solo con su presencia.
Tenemos un Dios tan poderoso, que su sola presencia o el sonido de Su voz puede partir bosques, dividir mares y quemar montañas enteras. Irónicamente hoy en día, Satanás ha engañado al mundo entero (Apocalipsis 12:9) haciéndolo creer que Dios es algo diferente de lo que realmente es; que Dios realmente es un “niño dios” (con d minúscula) y no como el gran Dios creador de todas las cosas que existen visibles e invisibles, temible y poderoso. Aún a Jesucristo lo dibujan con una cara bonita, hasta casi femenino con pelo largo, cuando la Biblia nos dice que no es posible que lo haya usado así poruque: “…para el hombre le es deshonroso dejarse crecer el cabello” (1 Corintios 11:14).
En realidad Jesucristo se veía como cualquier otro Judío de Su época y la Biblia nos revela de que no tenía nada físicamente extraordinario que los demás hombres que le rodeaban. Tenía un cuerpo y una cara común a igual que los demás. Tanto Dios Padre, como Jesucristo son personajes realmente desconocidos para la humanidad entera. Es por esto que a veces desobedec a Dios y no se guardan Sus mamdamientos, porque ni se conoce al verdadero Dios ni tampoco cuál es Su voluntad.
Es posible que desconozcamos a Dios por ignoriancia o negligencia propia porque realmente no deseamos saber lo que Dios desea que hagamos. Simplemente a veces, preferimos no saber para no sentirnos obligados a tener que obedecer a Dios en todo lo que es Su voluntad. Tal vez es mejor actuar como los Israelitas y escuchar, acerca de Dios en labios de otros, a quienes podemos ver y hasta estar en desacuerdo con si no nos gusta lo que dicen, que escuchar a Dios directamente.
Dios nos ha dado Sus mandamientos (Éxodo 20 y Deuteronomio 5). Allí están, escritos claramente en nuestras Biblias. ¿Lee usted a menudo su Biblia? Si la respuesta es “No”, pregúntese ¿por qué no? ¿Acaso no sería mejor leer la Biblia y conocer directamente de Dios cuál es Su voluntad para estar seguro de estar haciendo las cosas que le son agradables que solo escuchar acerca de Él? ¿Acaso no es mejor conocer a Dios directamente que tener que escuchar, por medio de las palabras y experiencias de otra persona cuál es Su voluntad para mí?
La triste realidad es que hoy en día son muy pocas las personas que realmente les interesa amar, respetar y conocer a Dios a nivel personal. Nueve de cada diez personas si siquiera pueden decirle cuáles son los diez mandamientos y mucho menos decirle dónde se encuentra la cita Bíblica.
Tal vez no nos hemos avocado a la tarea de realmente conocer a Dios, a descubrirlo y hacerlo parte de nuestras vidas. Tal vez también preferimois mejor escuchar acerca de Dios en labios de nuestros pastores y maestros, una vez a la semana, en vez de leer directamente a través de La Palabra viva de las Sagradas Escrituras a diario dejando así, que Dios nos revele personalmente cual es Su voluntad para nosotros. Con estas actitudes, mostramos lo poco que amamos a Dios.
Tal vez pensamos que si no estamos de acuerdo con lo que otros nos dicen, siempre podremos estar en desacuerdo con ellos. Tal vez pensamos que siempre podremos decir: “Bueno, esa es solo su opinión” o simplemente decir que no estamos de acuerdo con lo que dijo otro ser humano. Pero, cuando Dios nos habla directamente, todo es diferente ¿no lo cree así?
No menospreciemos el verdadero delite y gozo de conocer a Dios directamente por medio de Sus Sagradas Escrituras a diario. Créame, no existe ningun otra experiencia que cambiará más nuestras vidas que conocer a Dios directamente por medio de Su palabra inspirada—La Biblia.
Hagamos el hábito de leer de la Biblia todos los días, aunque sea solamente un versiculo diario. No pierda más tiempo ni la oportunidad de descubrir esta fantástica herramienta para conocer a Dios y dejar que Él dirija mi vida?
Comencemos conociendo lo que Dios nos enseña en los diez mandamientos y crezcamo desde ese punto hacia el infinito. A propósito ¿Puede usted decirme que es lo que dice el cuarto mandamiento? Si no, aprenda a escuchar hoy a Dios. ¡Su vida jamás volverá a ser igual!
Para Vida Esperanza y Verdad soy Lauro Roybal