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Hablando de... Vida, Esperanza y Verdad

Mirarnos al espejo

Pienso que hay algo que todos hicimos hoy en la mañana, los hicimos casi sin darnos cuenta, pero fue algo de gran utilidad, ¡mirarnos al espejo!

Es algo que hacemos casi automáticamente y tal vez lo hacemos más de una vez durante el día.

¿Para qué nos sirve un espejo?

No solo para mirarnos, sino que el espejo cumple una función muy importante. Nos ayuda a ver alguna imperfección y luego hacemos algo.

Nos ayuda a ver partes de nuestro cuerpo que no podemos ver con nuestros ojos.

El apóstol Santiago usa el espejo para hacer una de las más hermosas e importantes analogías que leemos en la Biblia.

 Santiago 1:22-24 Sed hacedores de la palabra y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Si alguno es oidor de la palabra, pero no hacedor de ella, ese es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural, él se considera a sí mismo y se va y pronto olvida cómo era.

Creo que cuando vamos ante un espejo, casi siempre hacemos algo y lo hacemos de inmediato.

Al igual que el espejo, la Palabra de Dios, nos muestra muchos aspectos de nuestras vidas que no podemos ver por nosotros mismos, no tenemos la capacidad para hacerlo.

Santiago, nos dice que cuando nos vemos ante el espejo de la palabra de Dios, y de la ley de Dios, no ignoremos y no olvidemos lo que vimos, nos dice que hagamos lo mismo que cuando vamos ante un espejo, que actuemos de inmediato.

Santiago 1:25-27 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.

Enseguida menciona cosas prácticas, acciones que hacen claro que se está haciendo algo al respecto.

Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.

La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.

Entonces, Santiago nos recuerda la gran responsabilidad que tenemos de ser hacedores de la palabra de Dios, de ir cada día ante ese espejo y hacer algo con lo que observamos.

Les hablo para Vida, Esperanza y Verdad, Adán Langarica.