Recomenzar cada día
Todos nosotros tenemos cada día la posibilidad de realizar nuestras actividades dentro del plazo de 24 horas, tiempo que se extingue inevitablemente al morir el día.
Cuando llega la noche y nos dormimos, se agota con él la posibilidad de continuar con nuestras actividades.
A la mañana siguiente, tenemos la oportunidad de recomenzar nuevamente y retomar las actividades pendientes del día anterior.
Nuestra vida es así, nuestro desafío diario es comenzar nuestras tareas en las mañanas y terminarlas antes de irnos a dormir.
Muchas veces no logramos terminar dentro del día lo que comenzamos.
En otras oportunidades no fuimos eficientes. En otras, no logramos terminarlas, y por último, en algunas las hicimos, pero no dio el resultado que esperábamos.
Cada día cuando nos despertamos, tenemos la posibilidad de recomenzar.
Las actividades del día anterior y el tiempo gastado, en cierto sentido mueren y no se pueden recuperar.
De la misma manera, Dios nos da la posibilidad cada día de recomenzar con él una nueva relación.
Lo que hicimos, no hicimos o dejamos de hacer ayer, ya es cosa del pasado.
Mientras tengamos vida, tenemos la posibilidad de continuar en el desafío de lograr los objetivos que nos tracemos.
Las cosas que hicimos mal, lo que no hicimos o lo que dejamos de hacer podemos remediarlo. ¡El tiempo es ahora!
La Biblia nos dice en Eclesiastés 9:10 “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas, porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.”
Cada día es una posibilidad de recomenzar. Debemos aprovechar la vida para cambiar lo que se pueda remediar, en especial nuestra relación de obediencia con el Creador.
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Para Vida Esperanza y Verdad, soy Jaime Guíñez