Vida abundante
¿Por qué la mayoría de la gente piensa que ser cristiano implica renunciar a una vida de alegría y gozo?
Muchas veces he escuchado algunas personas decir lo siguiente acerca de asistir a una iglesia: “eso no es para mí, no me gusta que me digan qué hacer y qué no hacer”.
Pareciera que muchas personas consideran que ser religioso es una violación a la privacidad, ya que mencionan que la Biblia dice: no bailes, no vayas al cine, no tomes vino, no vayas a fiestas, no vistas a la moda, no hagas esto o aquello.
¿De dónde salió esta idea errónea acerca de lo que implica ser un cristiano y del por qué es mejor no asistir a una iglesia?
Dios nuestro Creador jamás nos prohibiría algo bueno para nosotros. El prohíbe algunas cosas, pero son las que nos dañan, las que nos causan dolor y sufrimiento, todo aquello que atenta contra la felicidad y la verdadera alegría
Jesús dijo en Juan 10:10: “Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia”.
Una de las razones por las que Jesucristo vino a la Tierra fue para que pudiéramos aprender y conocer que existe una forma correcta para disfrutar esta vida. Él no vino para predicar acerca de una vida llena de carencias, sino de una vida muy abundante.
Lamentablemente la humanidad ha rechazado la posibilidad de tener paz, alegría, gozo y felicidad al haber rechazado a Dios y a su ley.
Yo sé que usted desea todo lo que es bueno. En realidad, ¿quién quiere pasarla mal? Sin embargo, para recibir el bien hay que hacer lo que es bueno y correcto.
Jesucristo vino a mostrarnos que ser cristiano es bueno y positivo, y que esto trae paz y verdadera alegría. Él vino a mostrarnos que todos debemos arrepentirnos primero. ¿Arrepentirme de qué? Precisamente de todo aquello que hacemos y que causa infelicidad, guerras, dolor y sufrimiento.
Los “no” que tanto fastidian a algunos tienen que ver con el cambio que Dios desea para los que quieran convertirse en verdaderos cristianos. Si usted revisa la lista de “no” en la Biblia, verá que hacen bien. Este libro menciona en sus últimos cinco mandamientos: No matarás. No cometerás adulterio. No hurtarás. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo”.
Esta lista de “no” fueron escritos por nuestro Creador para que no pequemos, para no sufrir las consecuencias que generan a veces nuestro orgullo y egoísmo. También para no causar dolor a los demás y a uno mismo, y para no engañar a nadie.
Si usted desea cambiar, luego de arrepentirse debe bautizarse para recibir el Espíritu Santo. Si hace esto usted cambiará y producirá buen fruto: “Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” (Gálatas 5:22).
Como puede apreciar, el fruto que produce el Espíritu Santo es de cambios que traen felicidad, alegría y vida abundante. ¡Qué espera entonces para buscar a ese Dios que quiere lo mejor para usted y para mí?
Para Vida, Esperanza y Verdad les habló Álvaro Matamala