5 Formas de mejorar su habilidad para escuchar

Parece que nos estamos convirtiendo en un conglomerado de habladores y sabelotodo, más que en personas expertas en escuchar. ¿Cómo podemos mejorar esta habilidad?

Si usted es un doctor, probablemente escucha alrededor de 11 segundos antes de interrumpir a su paciente. Si usted está pronunciando un discurso, es mejor que capte la atención de su audiencia rápido, porque usted cuenta con aproximadamente 30 segundos antes que la mayoría de las personas dejen de escucharlo.

Cómo sociedad, parece ser que no tenemos un buen desempeño en esta área.

Podemos echarle la culpa a muchas cosas: a las frases cortas, a los memes, al clickbait (o ciber anzuelo), a la tecnología, a la pereza, a la decadencia de las habilidades de conversación o al ejemplo de los presentadores de programas políticos.

Pero al final, no importa a quién le atribuyamos la culpa. Si queremos mejorar nuestra capacidad para escuchar, tenemos que hacer cambios a nivel personal. ¿Cómo podemos mejorar nuestras habilidades para escuchar?

1. Escuchar mejor y no hablar tanto

Con frecuencia, una persona que habla mucho es un pésimo conversador.

Una conversación es un proceso bidireccional, y se rompe si alguien se enfrasca en largas disertaciones, interrumpe a los demás y nunca se da cuenta de que es el principal interlocutor. La Biblia nos advierte que hablar en exceso es señal de necedad y puede producir muy malos resultados, como el pecado y la vanidad (Proverbios 10:19; Eclesiastés 5:3, 7).

Una de las mejores formas para ser una persona que realmente escucha es simple: deje de hablar tanto.Una de las mejores formas para ser una persona que realmente escucha es simple: deje de hablar tanto. Específicamente, deje de hablar tanto de usted, de sus opiniones y de sus ideas. Esto no significa quedarse callado, sino más bien utilizar nuestros dos oídos en lugar de nuestra boca. Piense en todo lo bueno que ocurriría si todos escucháramos más de lo que hablamos.

Un ejemplo práctico: sólo porque una persona menciona algo y surge alguna opinión o una experiencia de parte nuestra al respecto, no quiere decir que tenemos que compartirla todo el tiempo. Podemos simplemente tratar de escuchar y hacer un esfuerzo consciente para que todo no se trate de nosotros, de nuestras experiencias u opiniones.

2. Mejor escuchar y esperar cinco segundos antes de comentar

Es cierto, contar cinco segundos en nuestra mente puede parecer una eternidad. Con frecuencia pensamos que debemos hablar inmediatamente o interrumpir para tomar la palabra y asegurarnos de que nos escuchen. El problema es que no nos damos tiempo de procesar lo que se ha dicho. Las personas que saben escuchar bien, no sólo oyen palabras; procesan y tratan de comprender esas palabras.

Si queremos amar a los demás más que a nosotros mismos, debemos luchar por evitar interrumpir o hablar cuando otros lo están haciendo.Puede haber momentos en que es válido interrumpir a una persona o meterse en la conversación (por ejemplo, cuando otras personas nos están insultando verbalmente, cuando no se han dado cuenta de que están ofendiendo a alguien, cuando se salen del tema completamente, etcétera). Pero la gran mayoría de las veces en que interrumpimos, es porque simplemente queremos hablar, estamos cansados de esperar nuestro turno o sencillamente estamos cansados de escuchar.

Si queremos amar a los demás más que a nosotros mismos (Filipenses 2:3), debemos luchar por evitar interrumpir o hablar cuando otros lo están haciendo.

Un ejemplo práctico: En ocasiones, no vamos a poder tomar la palabra, y eso está bien. Si una persona es la que está dominando la conversación y toma un descanso, probablemente tratar de tomar la palabra no va a impedir que la persona vuelva a tomar el control de la conversación inmediatamente.

Debemos esperar pacientemente el momento oportuno en la conversación para hablar. Si no vemos ese espacio, es posible que la persona con la que estamos hablando no quiera escuchar nuestra opinión. Si éste es el caso, es mejor que busquemos otro compañero de conversación.

3. Escuchar mejor y repetir para asegurarnos que entendimos.

Hablamos tanto entre nosotros que resulta difícil saber cómo hablar con los demás. Para hacerlo correctamente, hay que entender lo que la otra persona quiere decir (a veces sólo oímos lo que queremos oír). (A veces sólo escuchamos lo que queremos escuchar.) Podemos minimizar los malentendidos repitiendo lo que hemos escuchado antes de comentar algo al respecto.

Repetir demuestra que realmente hemos escuchado y nos puede ayudar a mantener los puntos y comentarios centrados en el tema que se está discutiendo.

Un ejemplo práctico: Éstos son algunos ejemplos prácticos para repetir:

  • “Entiendo que estás molesto por la forma en que este programa se está llevando, cuéntame más acerca de esto”.
  • “Cuando estabas describiendo la dificultad que tuvimos en el viaje, se me vinieron a la mente algunas ideas”.
  • “Cuando dijiste que no te gustó una parte de la presentación, no me dijiste el motivo. Dime que fue lo que te disgustó”.
  • “Estoy percibiendo un poco de frustración con respecto a lo que pasó hoy. ¿Es correcto?”

4. Escuchar mejor mostrando empatía por lo que se está comunicando

La motivación más importante de la vida de un hijo de Dios es amar a Dios y amar a nuestro prójimo (Mateo 22:36-40). Una forma de expresar amor hacia los demás es escuchando. Con Dios, escuchamos cuando leemos su Palabra. Con otras personas, escuchamos cuidadosamente sus palabras con genuina preocupación. Debemos preguntarnos, ¿realmente nos importan y nos importa lo que nos dicen, o simplemente estamos esperando nuestro turno para hablar?

Una clave para ser personas que saben escuchar es mostrar un genuino interés y preocupación por lo que se nos está comunicando.

Escuchar a las demás personas es una oportunidad para aprender y crecer a partir de experiencias que son diferentes a las nuestras. Encontrar maneras de preocuparnos por otras personas y mostrar interés en varios temas, no sólo los temas que preferimos, puede ampliar nuestros horizontes y propiciar esas relaciones tan necesarias que cumplen con el proverbio: “hierro con hierro se aguza” (Proverbios 27:17).

Un ejemplo práctico: estos son algunos ejemplos de cómo mostrar interés y preocupación por las perspectivas de los demás:

  • “No estoy de acuerdo con la mayoría de las cosas que el autor escribe, pero no he leído todo el texto. Hablame de lo que te gustó”.
  • “Me alegra que hayas traído este tema colación. He estado pensando mucho acerca de esto en las últimas semanas”.
  • “Me interesa mucho esto. Dime si tienes alguna idea acerca de lo que deberíamos empezar a hacer al respecto”.

5. Escuchar mejor haciendo preguntas que denoten seguimiento

Cómo vimos anteriormente, debemos preocuparnos genuinamente por la otra persona para poder escucharla correctamente, y esa preocupación la demostramos cuando realmente queremos saber más acerca de esa persona y sus pensamientos. Esto se lleva a cabo haciendo preguntas.

Sería algo impactante y horrible encontrarnos en una conversación en la que no hemos preguntado nada acerca de la otra persona, sino que únicamente hemos hablado acerca de nosotros. Si ésa es nuestra costumbre, quizá debamos cuestionarnos profundamente si realmente nos importa lo que dicen los demás o si sólo queremos decir lo que nos importa y escuchar nuestra propia voz (¡yo, yo, yo!).

A nadie le gusta que una conversación se convierta en una pesadilla en la que alguien se dedica a alardear o a despotricar ininterrumpidamente acerca lo que realmente está mal en todo durante largos periodos de tiempo. No se convierta usted en esa pesadilla. Pregúntele a los demás y escuche sus respuestas.

Un ejemplo práctico:

  • “Ya te dije lo que pensaba acerca de esto. Ahora podrías decirme ¿cuál crees que es la mejor solución?”.
  • “Si tienes algún problema con esta situación, ¿cuál crees que sería la mejor forma de mejorarla?”.
  • “¿Cómo crees que tus experiencias han influenciado tu manera de pensar en este asunto?”.

Vale la pena escuchar

Salmos 81:13 dice: “¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, Si en mis caminos hubiera andado Israel!”.

Escuchar a Dios es lo más importante que podemos hacer. Pero escuchar a los demás también es algo fundamental. Amar a Dios y a nuestro prójimo requiere escuchar con atención.

Hacer el esfuerzo por convertirnos en personas que saben escuchar mejor, ¡vale la pena!

Acerca del autor

Eddie Foster

Eddie Foster

Eddie Foster nació en Ohio, y después de vivir en varias partes del noreste de los Estados Unidos, una vez más vive en Ohio, probablemente de manera definitiva esta vez. Vive en el área de Dayton con su esposa, Shannon, y su hija, Isabella. Ellos asisten a la congregación de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial de Cincinnati/Dayton.

Eddie es graduado en ciencias de la educación infantil de la primera y segunda infancia del Bluefield State College (West Virginia) y una maestría en patología del habla y el lenguaje de la Universidad de Cincinnati. Trabaja en escuelas públicas, atendiendo a estudiantes de primaria y secundaria con impedimentos de habla y lenguaje y tambien a niños con otras discapacidades.

También le gusta escribir, especialmente sobre temas que ayudan a la gente a luchar y ganar la batalla contra los pecados, que él cree son la causa principal de la miseria. Es un apasionado en compartir los métodos de “cómo hacerlo” y los conocimientos que ha aprendido mientras pelea sus propias batallas para vencer el pecado y aprender del Dios de amor y sabiduría.

En su tiempo libre, disfruta viendo películas épicas de ciencia ficción. También le gusta el debate respetuoso de diferentes ideas, el jazz y el ritmo y los blues de los 70´s, escribir poesía y tratar de llevar alegría a la gente a través de la risa.

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