Ahora las leyes civiles se administran de manera diferente
por James F. Guy Sr.
Los cristianos de hoy en día no tienen autoridad para hacer cumplir las leyes civiles diseñadas para dirigir una nación. ¿Quién tiene esa labor ahora? Parte 5 de la serie “¿Se abolió la ley de Dios?”.
En las primeras publicaciones de esta serie hemos visto que Cristo no abolió la ley de Dios, sino que nos dio el Espíritu Santo para que la guardáramos de una manera más eficaz. Aprendimos que los únicos cambios en la ley son de naturaleza administrativa. El primero de estos cambios fue subrayar la circuncisión espiritual del corazón. Cuando Dios, por su gracia, nos dio su Espíritu, escribió su ley en nuestros corazones para que pudiéramos empezar a guardarla en su pleno propósito espiritual.
Esto nos lleva al siguiente cambio en la ley.
Las leyes civiles
Este segundo cambio involucra los mandamientos civiles que Dios le dio a la nación de Israel. Los cristianos que vivían en la época del Nuevo Testamento no estaban a cargo de una nación, por lo tanto, no podían hacer cumplir muchas de las leyes que se les habían dado para dirigir de manera adecuada a la nación de Israel.
Cristo dijo que sus seguidores no debían ser parte de este mundo y sus gobiernos. Justo antes de su crucifixión, oró: “Les he dado tu palabra; y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo” (Juan 17:14).
El Reino de Cristo es de un tiempo futuro, no de este mundo actual. Jesús le dijo a Pilato: “Mi reino no es de este mundo” (Juan 18:36). El apóstol Pablo dejó claro este punto cuando escribió que Cristo vino a “librarnos del presente siglo malo,” (Gálatas 1:4) —la época de Satanás.
El mundo de Satanás
Cuando el diablo probó a Cristo: “Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares” (Mateo 4:8-9). Jesús no desafió la autoridad de Satanás para tener “todos los reinos del mundo” bajo su poder. En su lugar, Cristo simplemente dijo: “Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás” (v. 10).
Teniendo en cuenta que éste es el mundo de Satanás, Cristo nos dice que no debemos ser parte de él, a pesar de que tenemos que vivir en él. La noche en que fue llevado para ser crucificado, Jesús oró fervientemente: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal” (Juan 17:15).
Sujeto a las autoridades gobernantes
Dado que los cristianos no son de “este mundo”, Dios le ha asignado la responsabilidad de hacer cumplir las regulaciones civiles a los gobernantes del mundo, que también son responsables ante Él: “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo” (Romanos 13:1-4).
El mismo Pablo fue maltratado muchas veces por los gobiernos de su época, ¡así que claramente él no les estaba dando a entender que siempre actuaban de acuerdo con Dios! Éste es el mundo de Satanás y se cometen muchas injusticias con las que los cristianos deben lidiar.
Por supuesto, cuando se promulgan leyes humanas que requieren que un cristiano desobedezca la ley de Dios, entonces “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29).
Por ejemplo, como parte de la ley civil, Dios exigió que en ciertas circunstancias se ejecutara la pena de muerte. Por ejemplo: “El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá” (Éxodo 21:12) y “Asimismo el que robare una persona y la vendiere, o si fuere hallada en sus manos, morirá” (Éxodo 21:16). Pero no corresponde a los cristianos de hoy ejecutar estas y otras penas civiles; más bien, la ejecución de estas sentencias está ahora en manos de las autoridades civiles.
Claramente, Dios les ha dado a los gobernantes del mundo la potestad de hacer cumplir la ley civil. En ese sentido, son sus ministros, responsables de mantener las reglas civiles que antes eran llevadas a cabo por el gobierno de la nación de Dios de Israel.
Así que el segundo cambio en la ley es la transferencia de la autoridad civil a los líderes de este mundo. Pero, en cualquier caso, la ley de Dios sigue en plena vigencia.
Hay otro cambio en la administración de la ley de Dios, y tiene que ver con los ritos y sacrificios del templo. Trataremos ese tema en la próxima publicación.
Ésta es la quinta de una serie de siete partes acerca de la ley de Dios. Para leer la parte 4, vea “La circuncisión: ¿un cambio en la ley de Dios?”. Para continuar la serie, vea la parte 6 “Los sacrificios de animales prefiguraban al de Cristo”.
Fecha de publicación: Mayo 25, 2013