Vida, Esperanza y Verdad

Cuatro claves para hacer mejores oraciones

¿Le resulta difícil orar regularmente? ¿Suele usted descuidar la oración? Esta publicación comparte claves prácticas para ayudarlo a fortalecer su comunicación con Dios.

Al ritmo de vida actual bien se lo puede describir como frenético. El tiempo es un recurso limitado y las demandas sobre él y nuestra atención son constantes y abrumadoras. Pero, independientemente de los límites de nuestro tiempo, se espera que los cristianos oren. La oración es una parte esencial para tener una relación con Dios. Pero, para algunos la oración puede ser difícil, torpe y algo forzada. 

Muchos quieren tener oraciones eficaces, pero no saben cómo hacerlo. 

¿Cómo puede usted desarrollar una vida de oración plena y significativa? ¿Qué puede hacer para mejorar este vínculo vital con su Creador?

Permítame compartir con usted cuatro lecciones que he aprendido acerca de la oración, que pueden ayudarle a tener una comunicación mejor y más sincera con Dios

1. Reserve tiempo todos los días para la oración.

Si usted no dedica tiempo a las cosas más importantes, de forma consciente, no sucederán. ¿Cuántas veces ha tenido la intención de llevar a los niños a pescar "cuando podamos" o llevarlos a la piscina "un poco más tarde"? No es por falta de deseo o buenas intenciones, pero si no se reserva tiempo para esas cosas, a menudo nunca suceden. Y puede suceder lo mismo con la oración.

El rey David dijo que oraba a Dios tres veces al día: mañana, mediodía y noche (Salmos 55:16-17). Tenía la costumbre de apartar estos momentos del día para hablar con Dios.

El profeta Daniel, otro fiel siervo de Dios, tuvo una vida de oración similar: "Se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes” (Daniel 6:10, énfasis añadido). Daniel había apartado esos momentos para orar y lo había convertido en una prioridad, incluso en tiempos de prueba y estrés.

Evalúe a qué hora del día funciona mejor para usted y luego aparte esa hora todos los días para orar. Y cuando llegue ese momento, no permita que nada, ni Facebook, mensajes de texto, televisión o cualquier otra distracción, se interponga en su camino. ¡Ésta es una cita que tiene con Dios y debe cumplirla!

2. Enfóquese primero en agradecer.

No permita que nada, ni Facebook, mensajes de texto, televisión o cualquier otra distracción, se interponga en su camino. ¡Ésta es una cita que tiene con Dios y debe cumplirla!Muchas personas sienten que simplemente no saben qué decirle a Dios. Esta barrera puede superarse centrándose primero en todo aquello por lo que tenemos que estar agradecidos. Todos los padres aprecian un agradecimiento genuino de parte de un niño. Con todo lo que Dios ha hecho por nosotros, ¿no merece Él lo mismo?

En Daniel 6:10, vemos que el profeta pasó tiempo agradeciendo a Dios por las bendiciones que tenía. En ese momento, los enemigos de Daniel lo estaban poniendo bajo una sentencia de muerte, debido a su adoración al Dios verdadero. Sin embargo, frente a la muerte, se nos dice que, aun así, su enfoque estaba en el agradecimiento.

Si nos tomáramos unos momentos para considerar nuestras vidas, todos podríamos compilar una buena lista de cosas por las que debemos estar agradecidos. Dado que sabemos que todo regalo bueno y precioso proviene de Dios (Santiago 1:17), debemos mostrar nuestra gratitud a nuestro Padre por ello.

Pablo escribió que deberíamos estar “dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Efesios 5:20). La gratitud por sí sola probablemente nos proporcionará a cada uno de nosotros lo suficiente para hablar con Dios durante bastante tiempo todos los días.

3. Exprese sus preocupaciones, necesidades y deseos en detalle.

Hay una vieja historia acerca de un hombre que anotó sus necesidades y las de los demás en trozos de papel y los metió en una bolsa. Cuando oró, simplemente le pidió a Dios que se encargara de "lo que hay en la bolsa".

¡Pero eso no describe la oración eficaz! Imagínese poner sus opiniones en trozos de papel en una bolsa y referir a sus amigos a la bolsa en lugar de conversar. ¡Esa no sería una forma efectiva para construir relaciones!

En el templo, los sacerdotes quemaban incienso ante Dios. El incienso debía ser “molido” (Levítico 16:12) para que pudiera liberar todo su aroma.

Apocalipsis 8:3-4 conecta nuestras oraciones con el incienso del templo. Pero en lugar de ascender al techo, como lo hace el humo, nuestras oraciones ascienden directamente a Dios mismo. Como el incienso estaba “molido”, debemos tomarnos el tiempo para orar a Dios con todo lujo de detalles.

Por ejemplo, si conocemos a alguien que está enfermo, en lugar de simplemente pedirle a Dios que sane a esa persona, probablemente hay muchos detalles que podemos agregar en nuestras oraciones. Podríamos orar para que Dios alivie el estrés y resuelva las dificultades de la familia de la persona, el dolor o la pérdida de salario. Esto muestra un pensamiento y un cuidado mucho más profundo, y Dios ve y honra esa profunda preocupación.

Para obtener más información acerca de cómo orar por los demás, lea “Cómo debemos orar”.

4. No se apresure en sus oraciones.

Imagínese si sólo hablara con un amigo durante uno o dos minutos al día, ¿qué relación cercana construiría? Asimismo, ¿qué tan cerca estaremos de Dios si sólo le oramos uno o dos minutos al día?

He escuchado la sugerencia de que nos propongamos al menos media hora de oración todos los días. No hay ningún pasaje de las Escrituras que indique cuánto tiempo debemos orar, pero hay indicaciones de que los hombres y mujeres fieles a veces oraban durante períodos prolongados, en casos extremos, toda una noche (Lucas 6:12).

¡Que no decaiga su vida de oración! Usted puede hablar tranquilamente con el Dios de toda la creación, así que planifique su horario para que tenga el tiempo adecuado y no se sienta apurado.

La oración es una parte esencial de nuestra relación con Dios. Utilice estos puntos para hacer que su tiempo de oración sea más significativo y satisfactorio. Adoptar el hábito de la oración hará que un día sin orar se sienta vacío e incompleto. ¡Y su creciente relación con Dios será una cosa más por la que usted puede estar agradecido!

Para obtener más información sobre este importante tema, lea nuestros siguientes artículos:

Acerca del autor

Tom Clark

Tom Clark

Tom Clark se casó con su encantadora esposa, Mary, en 1985. Tienen tres hijos adultos y tres nietos (y hay más en camino). Tom fue ordenado ministro en 1989 y ha servido a congregaciones en Georgia, Oklahoma, Texas, Missouri, Kansas, Minnesota y Dakota del Norte. Actualmente es pastor de las congregaciones de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial, de Bentonville, Van Buren y Mena, Arkansas. Además de sus responsabilidades pastorales en los Estados Unidos, sirve en el extranjero como pastor principal de las congregaciones en Ghana, África Occidental, donde ha trabajado desde el 2006. Normalmente viaja a Ghana para las visitas pastorales tres veces al año, pasando aproximadamente de cinco a seis semanas allí a lo largo del año.

En sus charlas, a menudo se centra en los temas de saber lo que usted cree y por qué lo cree y la importancia vital de la oración, el estudio bíblico, el ayuno y la meditación en la vida de un cristiano. También dirige un campamento de preadolescentes de la Iglesia en Arkansas y hace parte del grupo de ministros de Correspondencia Personal que contestan cartas y correos electrónicos que se reciben en Vida, Esperanza y Verdad.

Entre sus actividades favoritas están pasar tiempo con sus hijos, nietos, leer y actividades al aire libre como la caza con arco y la pesca.

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