La aceleración social: los beneficios y las consecuencias

Cuanto más rápido, mejor. Por lo menos, así dicen muchos. Pero, ¿Cómo nos afecta la aceleración social? ¿Es bueno que las cosas y la sociedad vayamos siempre de prisa?

Aparentemente el tiempo transcurre demasiado rápido y la sociedad se mueve a toda velocidad. Las actuales tecnologías como la IA (Inteligencia Artificial) y el procesamiento de grandes datos (Big Data) se han vuelto un instrumento de vertiginosa información para una rápida toma de decisiones y aceleración de los servicios.

Actualmente la velocidad se ha convertido en un nuevo valor de medición. Cuanto más rápido, mejor, porque se asocia a más eficiencia y supuestamente va de la mano del progreso y la modernidad. La lentitud, en cambio, denota un cierto grado de inadecuación a los tiempos actuales y está siendo considerada como un sinónimo de falta de organización y efectividad.

¿Qué beneficios aporta la aceleración de la sociedad?

El profesor de sociología Harmut Rosa, de la Universidad Friedrich-Schiller de Jena (Alemania) presenta la aceleración social no como un rasgo de las personas, sino como una tendencia sistemática de toda la modernidad. Es decir, nos aceleramos a nivel individual debido a que nuestro ambiente lo promueve. Todo nos impulsa a andar acelerados.

Las tecnologías de la comunicación nos han ayudado a acercar las cosas, en especial cuando se trata de grandes distancias y la necesidad de comunicarnos de manera masiva e inmediata. Ésta es una de las partes positivas de la aceleración social: nos ayuda a mantenernos actualizados o a comunicar de manera mas rápida a un gran número de personas al mismo tiempo. Esto genera una sensación de mayor efectividad tanto a nivel personal como organizacional.

No obstante, la excesiva dependencia de los medios de comunicación está generando mayor ansiedad y falta de paciencia en las personas.

La aceleración tecnológica en pleno auge

Somos conscientes de que ha habido un gran aumento de la velocidad en el transporte, la comunicación y la producción. Si hace un siglo se necesitaban tres semanas para ir de España a Argentina en barco, hoy necesitamos sólo 15 horas en avión. Lo mismo ha sucedido con la comunicación entre nosotros. Hemos pasado demasiado rápido de las cartas a los correos electrónicos y a los mensajes instantáneos. De igual manera ha ido sucediendo con la producción. Hoy somos capaces de producir mucho más rápido que antes. Por lo tanto, es obvio que estamos viviendo en un contexto de aceleración tecnológica, del transporte y de la comunicación. Es como lo profetizó el profeta Daniel para los tiempos del fin: “Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará” (Daniel 12:4). De hecho, ésta es una de las señales de los tiempos del fin.

La excesiva dependencia de los medios de comunicación está generando mayor ansiedad y falta de paciencia en las personas.Harmut Rosa hace la pregunta: ¿qué es lo que realmente se acelera en nuestras vidas? El tiempo disponible por día sigue siendo el mismo de siempre y la esperanza de vida se amplía. Entonces el tiempo en sí, no es lo que se acelera. Es la aceleración social lo que ha cambiado, es decir, el incremento en la velocidad de nuestras vidas. Esto puede ser una ventaja, pero también un verdadero problema.

Algunos efectos de la aceleración social

Las personas cada vez duermen menos. Algunos científicos descubrieron que el promedio de horas de sueño disminuyó en dos horas desde el siglo XIX y en treinta minutos, desde los años setenta la actualidad (Garhammer 1999).

La aceleración del ritmo es seguramente el aspecto que más nos afecta en la vida diaria, ya que en un día se realizan cada vez más acciones distintas, pasar de una tarea a otra de manera más vertiginosa, que nos hace percibir que nos hace falta más tiempo. Tenemos la sensación de no cumplir todas las responsabilidades laborales, sociales, o personales a tiempo.

Un valioso consejo bíblico para calmar la vida

El apóstol Pablo da un valioso consejo en 1 Tesalonicenses 4:9-12: “Pero acerca del amor fraternal, no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros; y también lo hacéis así con todos los hermanos que están por toda Macedonia. Pero os rogamos, hermanos, que abundéis en ello más y más; y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado, a fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada”. El apóstol Pablo está haciendo énfasis en buscar el equilibrio entre el tiempo, el esfuerzo y la tranquilidad en nuestra forma de vivir.

Es necesario trabajar conscientemente en equilibrar la eficiencia y los esfuerzos para tener una vida tranquila y ver el avance tecnológico como algo beneficioso y no destructivo, que nos absorba y consuma el tiempo.

Mejorar la calidad de vida

Para desarrollar buenas relaciones, se requiere de un contacto cercano y de calidad con las personas.Si el empleo de tecnologías nos ayuda a realizar las tareas en menos tiempo, entonces podemos hablar de un buen uso de ellas para mejorar la calidad de vida y así poder tener más tiempo para dedicarle a Dios y la familia. Pero, si producto de tener más tiempo libre, agregamos más tareas al diario vivir, entonces podríamos estar sobre exigiendo nuestra mente y nuestro cuerpo y menoscabando nuestra relación Dios, nuestras familias y la sociedad.

Para profundizar un poco más acerca de nuestra relación con Dios y la familia, lea nuestros artículos “Su relación con Dios” y “Familia: claves para construir una familia sólida”.

La velocidad y la aceleración de las cosas en nuestra sociedad pueden afectar nuestra salud física, emocional y espiritual, ya que nos lleva a la deshumanización de nuestras relaciones con el prójimo y con Dios mismo. Esta velocidad disminuye la calidad de la relación con nuestro entorno. Y para desarrollar buenas relaciones, se requiere de un contacto cercano y de calidad con las personas, y esto requiere buen uso del tiempo.

Eclesiastés 2:23, Dios nos dice: “Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestia; aun de noche su corazón no reposa”. Si el resultado de nuestro esfuerzo diario no es para gozo y agradecimiento a Dios, entonces hay algo que no nos está haciendo bien para la salud física, emocional ni espiritual.

En nuestra sección “Relaciones” usted podrá encontrar valiosos recursos y consejos para vivir una vida pacífica.

Meditemos en la vida que deseamos para nosotros y para nuestras familias y hagamos los esfuerzos necesarios para poder alcanzar una buena calidad de vida en medio de la vorágine que está alrededor de nosotros.

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Acerca del autor

Sergio Carvajal

Sergio Carvajal

Sergio Carvajal nació y vive en la ciudad de Santiago en Chile. Es casado con Vanesa Navarrete desde el año 2004. Tienen dos hijos varones, Sebastián y Tomás.

Sus padres llegaron a la Iglesia de Dios en el año 1975 cuando él tenía 3 años. La guía y ejemplo de ellos le sirvieron de fundamento para vivir esta vida con sentido y preparación para la nueva vida en el Reino de Dios.

Aprender a confiar y sostenerse en Dios cada día, como viendo al invisible, se ha convertido en su convicción más profunda. Mirando hacia atrás, y ver todas las experiencias que ha tenido en la vida, difíciles o no, han sido muy necesarias en la vida de Sergio y forman parte del propósito que Dios ha trazado para su vida.

Ha participado de los Clubes de Oratoria y Graduados desde el año 1986 hasta el presente. En el año 2019 fue ordenado diácono.

Sus hobbies son estar con la familia, escuchar buena música y cantar en el coro de su congregación.

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