La lucha contra las obras de la carne: idolatría
En la quinta publicación de esta serie acerca de las obras de la carne, analizamos varias estrategias que podemos usar para combatir las versiones modernas de la idolatría.
La mayoría de las personas en el mundo occidental no adoran ídolos tangibles de un animal o persona (aunque la adoración usando objetos físicos es más común en los países predominantemente católicos). De muchas formas, la idolatría antigua era mucho más fácil de identificar. A lo largo del Antiguo Testamento, leemos acerca de la lucha de Israel con la adoración de ídolos. ¡Pero el hecho de que no sea tan obvia no significa que la idolatría no exista hoy en día!
La Biblia aclara que la idolatría comprende más cosas que sólo adorar estatuas e imágenes. El apóstol Pablo escribió que “la avaricia [desear equivocadamente algo que usted no tiene]... es idolatría” (Colosenses 3:5). La idolatría en realidad se refiere a cualquier cosa que una persona ponga como una prioridad más importante o valiosa que Dios en su vida diaria. Si analizamos detenidamente a nuestra sociedad, vemos sin lugar a dudas que estamos literalmente rodeados de idolatría.
Mentiras acerca de la idolatría
Dios creó y sostiene el universo en el que vivimos: ¿y no es digno de nuestra atención y nuestro tiempo? Cuando ponemos la búsqueda de cosas físicas o placeres antes que Dios esto es idolatría.
Mentira No. 1: “Dios entiende que Él es lo más importante para mí, incluso si gasto la mayor parte de mi tiempo y energía en algo que no sea Él”.
Esta mentira es la base para el concepto absurdo y equivocado de “cristianos no practicantes”. La idea es que uno realmente no necesita hacer nada para agradar a Dios, básicamente no tiene que renunciar a su valioso tiempo y energía. Dios es totalmente excluido de la vida de las personas mientras persiguen obsesivamente el siguiente bono en el trabajo, la próxima conquista sexual, el siguiente negocio especial o el siguiente nivel en un videojuego. Sin embargo, muchos creen que Dios está de acuerdo con este tipo de relación unilateral y superficial.
Dios creó y sostiene el universo en el que vivimos: ¿y no es digno de nuestra atención y nuestro tiempo? Cuando ponemos la búsqueda de cosas físicas o placeres antes que Dios esto es idolatría. Como dice el primer mandamiento: “No tendréis dioses ajenos delante de mí” (Éxodo 20:3).
Mentira 2: “No es idolatría porque no me inclino y ni estoy adorando el objeto”.
Imágenes inexactas que supuestamente representan a Jesucristo y cruces son pegadas en vallas publicitarias, iglesias e incluso alrededor de los cuellos de muchos que profesan el cristianismo. El Segundo mandamiento los define como ídolos, ya que son objetos físicos utilizados para representar a Dios, aunque no nos inclinemos ante ellos. (Lea más acerca de esto en el artículo “¿Debería un cristiano usar cruces como objetos de adoración?”.)
Pero también se adoran ídolos más sutiles (de diferentes maneras). Los adictos a la pornografía y a las sustancias gastan mucho dinero y destruyen sus mentes y cuerpos adorando a sus ídolos. Algunas personas son adictas al trabajo y adoran sus trabajos y la búsqueda de dinero.
Dios nos dice que “huyamos de la idolatría” (1 Corintios 10:14). Sólo porque no adoremos de la misma manera que los antiguos adoraban a los ídolos no significa que estemos libres de idolatría.
Cuando el profeta Jeremías intentaba salvar al antiguo Judá de su idolatría, que condujo directamente a la destrucción y cautiverio de la nación, llamó a Judá “tierra de ídolos”, y dijo acerca del pueblo “y se entontecen con imágenes” (Jeremías 50:38). Cuando hay millones de personas que pasan más tiempo en entretenimiento y en la búsqueda de placer que sirviendo y buscando a Dios, ¿podemos decir honestamente que hoy en día nuestras naciones no “se entontecen con imágenes”?
Estrategias para combatir la idolatría
1. Tenga en cuenta que los ídolos vienen en todas las formas y tamaños, y no los trivialice.
Algunos ídolos modernos son muy obvios: la apariencia física del sexo opuesto (pornografía), el dinero (avaricia), el alcohol (adicciones), las falsas ideas de Dios (elegir sus propias ideas religiosas en vez de buscar en la Biblia), y así sucesivamente. Sin embargo, otros ídolos pueden parecer sólo prioridades fuera de lugar, mientras que en realidad son idolatría: una obsesión con el estatus social y la imagen (hacer de lo que miramos en el espejo un ídolo), permitiendo que el entretenimiento se convierta en un agujero negro que absorbe nuestro tiempo, y así sucesivamente. Debemos vencer todo tipo de idolatría, incluso si la sociedad la considera aceptable.
2. Examinar nuestra vida en busca de potenciales ídolos y deshacernos de ellos.
Esto va a implicar muchas preguntas: ¿Por qué no tengo tiempo para estudiar la Biblia y orar? ¿Por qué no paso más tiempo con mis seres queridos en conversaciones edificantes? ¿Por qué parece que le estoy dando a Dios las sobras cuando debería estar recibiendo lo mejor de mí? ¿A que le estoy dedicando la mayoría de mi atención?
Si somos honestos, las respuestas no siempre van a ser agradables o placenteras. Recuerde que muchas cosas no son un ídolo en sí mismas. ¡Es sólo cuando hacemos de ellas nuestro objetivo principal y nuestra máxima prioridad!
3. Aprenda a aborrecer la idolatría.
La idolatría aleja a las personas de la verdadera fuente de realización y felicidad en esta vida y en la siguiente: Dios. El propósito y la felicidad que el camino de Dios puede traer a su vida va mucho más allá del placer temporal de la pornografía o la riqueza material. El Salmo 106 muestra las consecuencias de la idolatría: una vez que se arraiga y se acepta, la gente pierde el control y se destruye a sí misma.
Dios quiere una relación con los seres humanos. La idolatría se apodera de ese maravilloso vínculo y atrae a la gente a una relación continua con.... nada. Es por eso que la Biblia continuamente nos advierte “aborreced el mal” (Salmos 97:10; Proverbios 8:13; Amós 5:15), y esto incluye la idolatría.
Que Dios traiga pronto el día en el que todos los ídolos sean completamente abolidos (Isaías 2:18).
Para aprender más acerca del Segundo Mandamiento de Dios, lea “Segundo mandamiento: no te harás imagen”. Vea también nuestro artículo “La idolatría —historia y actualidad”.
Ésta es la quinta de una serie de diecisiete partes de la lucha contra las obras de la carne. Para leer la parte 4, vea “Lascivia”. Para continuar la serie, vea la parte 6 “Hechicería”.
Fecha de publicación: Diciembre 12, 2014