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La vacuna contra el COVID-19: ¿es una esperanza sólida?

Una desesperada búsqueda de soluciones para la pandemia del coronavirus ha impulsado a varios gobiernos, corporaciones y laboratorios a iniciar una frenética carrera en busca de una vacuna. ¿Traerá la vacuna contra el COVID-19 la solución que el mundo tanto necesita?

Mucho tiempo ha pasado desde que comenzamos a escuchar acerca del coronavirus. Los meses han transcurrido y la ciencia ha intentado buscar los mejores tratamientos. Sin embargo, el número de muertos ya supera el millón y las cifras van en aumento.

Para ponerle fin a esta pandemia se han intentado todo tipo de estrategias. Desde cuarentenas rigurosas a aislamientos menos estrictos, plasma de pacientes recuperados y medicamentos de muy diferentes tipos. Sin embargo, nada parece detener los contagios ni las muertes. Para poner un punto final, desde el inicio de la pandemia se iniciaron investigaciones para dar con una vacuna contra el Covid-19. Es cierto que en varios sectores de la población las vacunas no gozan de confianza, pero eso no ha impedido el inicio de la búsqueda de una nueva vacuna contra esta enfermedad.

La frenética carrera para descubrir la vacuna

Como una marea imparable, el coronavirus ha ido cruzando frontera tras frontera. La comunidad científica y varios laboratorios de todo el mundo iniciaron una carrera contra reloj para ser los primeros en descubrir una vacuna. A los beneficios económicos que una vacuna podría significar se sumó el prestigio y el rédito político de presentarse ante el mundo como los “salvadores”.

Ante la falta de soluciones terapéuticas indiscutidas, seguras y eficientes, vastos sectores de la población ahora empiezan a vislumbrar a la vacuna como la única esperanza de detener la expansión del patógeno. De esta manera toda la expectativa y la confianza se orientan hacia la ciencia médica y sus investigaciones. Ha comenzado una “nueva fe”: la fe en la vacuna.

El desarrollo de una vacuna

El desarrollo de una vacuna lleva un extenso tiempo, que hoy parece escaso. Por ese motivo, los procesos se están acelerando al máximo, pero hay fases que no pueden ser más rápidas, y requieren de meses de pruebas. En condiciones normales, el desarrollo de una vacuna se extiende durante varios años e incluso décadas. Pero ante esta pandemia, y por la cantidad de intereses que hay, algunas etapas se están acortando de tal forma que ha generado mucha desconfianza en la opinión pública.

Antes de cualquier prueba clínica en humanos se realizan ensayos preclínicos, que incluyen pruebas in vitro y en animales. Una potencial vacuna debe demostrar que es segura y que funciona en los organismos animales. Si lo hace, puede pasar al estudio clínico en seres humanos, que tiene tres fases, con una cuarta adicional, una vez que el fármaco ya esté autorizado y comercializado.

En la “fase 1” la vacuna se prueba en pequeños grupos de entre 20 y 100 personas sanas. Se intenta confirmar que es segura y ver qué clase de respuesta inmune genera, identificando posibles efectos secundarios y determinando la dosis adecuada. Un estudio a mayor escala corresponde a la “fase 2”, en el que participan varios cientos de personas con los mismos objetivos. En la “fase 3”, el ensayo es mucho más grande, y en él participan varios miles de voluntarios que se exponen al virus. Se compara cómo evolucionan las personas que fueron vacunadas respecto a las que no, ya que algunos son inyectados con placebos.

Finalmente, en la “fase 4” las vacunas se someten a una nueva evaluación después de aprobadas y comercializadas. El objetivo es seguir recabando información que pueda reforzar su seguridad y eficacia, con una muestra mucho mayor de personas. Aquí pueden aparecer efectos adversos que no se han visto en fases anteriores, precisamente porque son menos frecuentes.

Los que están en la carrera

Actualmente hay más de 150 proyectos de vacunas que son reconocidos por la Organización Mundial de Salud. Más de 40 han pasado a la etapa clínica, es decir que están siendo probados en seres humanos. De ellas, nueve están en la fase 3.

El proyecto de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y el de la farmacéutica estadounidense Moderna podrían de los primeros en tener aparente éxito, aunque otras compañías como BioNTech y Pfizer también están trabajando con intensidad.

El mundo antes de la pandemia era un mundo absurdo, un sistema opresor de corrupción, injusticias y mentiras. ¿Será diferente luego de la pandemia?La vacuna en desarrollo de Rusia, igual que las varias que está desarrollando China, posee muy mala prensa en occidente. La OMS acaba de reconocer la tercera fase de las pruebas clínicas de la vacuna rusa, pero el gobierno de Putin ha autorizado su administración y la da por desarrollada.

La competencia entre gobiernos, laboratorios y compañías farmacéuticas, y los multimillonarios intereses económicos y geopolíticos involucrados, han generado un afán de ganar la carrera que genera dudas sobre la eficacia de los logros promocionados. Sin embargo, la necesidad de aferrase a una esperanza es tan grande que todo parece pasarse por alto.

¿En dónde deposita usted su esperanza?

La esperanza de ser vacunado y volver a la “normalidad”, ¿le entusiasma? ¿Cómo era el mundo antes de la pandemia? ¿Acaso era un mundo con paz y justicia para todos? Usted sabe que no. El mundo antes de la pandemia era un mundo absurdo, un sistema opresor de corrupción, injusticias y mentiras. ¿Será diferente luego de la pandemia? Claro que No. La humanidad necesita dar vuelta la página a 6.000 años de fracasos de muchos tipos.

Quienes formamos parte de este portal de Vida, Esperanza y Verdad, tenemos una esperanza mucho más sólida que la vacuna. Nuestra esperanza se basa en las promesas que Dios ha hecho a través de sus profetas.

Estas promesas incluyen afirmaciones sorprendentes. Considere algunas de las afirmaciones de aquellos hombres de Dios:

  • Jesucristo regresará a gobernar la tierra y vendrá un tiempo de restauración de todas las cosas (Apocalipsis 19:15; Hechos 3:20-21).
  • El nuevo gobierno mundial traerá justicia a los pobres y oprimidos y los que destruyen la tierra serán destruidos (Isaías 11:3-4: Apocalipsis 11:18).
  • Todos tendrán la oportunidad de conocer la manera correcta de vivir, de acuerdo a la ley de Dios, porque la ceguera espiritual será quitada (Isaías 2:3; 25:7-8).
  • La batalla contra la enfermedad se ganará. Todas las enfermedades comenzarán a desaparecer (Isaías 35:5-6; Jeremías 30:17).

El mundo venidero, esperanza segura

Algunos teólogos del cristianismo tradicional enseñan que la humanidad ha pasado una “era de la ley”, pero que ahora estamos en la “era de la gracia”. Sin embargo, la Biblia enseña que la ley de Dios es eterna y que la gracia de Dios siempre ha sido la clave en la relación del hombre con su Creador.

Lo que las Escrituras enseñan es que existió el mundo antiguo (2 Pedro 3:6) que pereció en el diluvio. Al mundo actual Dios lo llama el “presente siglo malo” (Gálatas 1:4). Pero también Dios habla de un mundo futuro, al cual llama el “mundo venidero” (Hebreos 2:5).

El mundo venidero, que se describe en decenas de profecías de la Biblia, es una esperanza segura para la humanidad. Ninguna vacuna puede compararse con el mundo de mañana que se acerca. La fe en la vacuna es una fe sin sentido, que en el mejor de los casos sólo nos puede mantener vivos en un mundo decadente. Pero hay una perspectiva mucho mejor por delante: el Reino de Dios.

Jesucristo nos enseñó a pedir para que “venga ese Reino” (Mateo 6:10). En este tiempo de pandemia hemos visto cuánto necesitamos ese gobierno, cuánto necesitamos que Jesucristo regrese. Descubra usted cuál es su papel en ese futuro reino y cómo prepararse para entrar en él. ¡Que ese sea su destino, su meta y su anhelo!

Acerca del autor

Daniel Campos

Daniel Campos

Daniel Campos nació en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina. De adolescente fue un apasionado lector de la publicación predecesora de la actual revista Discernir. Está casado con Norma Beatriz Navarrete que es bibliotecaria escolar, oriunda de Bahía Blanca, Argentina. Hoy, ambos viven en Buenos Aires, tienen cuatro hijos, y pertenecen a la congregación local de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial de esa ciudad.

Daniel se dedicó a la docencia por más de 30 años, siendo maestro de primaria y profesor de Historia y Geografía en enseñanza media, y en colegios de adultos para estudios superiores. Ahora está jubilado de la docencia y disfruta de más tiempo para dedicarse a lo que le apasiona. Próximamente planea trabajar como bibliotecario de instituciones educativas.

Le gusta mucho viajar, estar informado de las noticias, estudiar la historia de la Iglesia y la profecía bíblica. Fue bautizado en diciembre de 2019 y en noviembre de 2020 fue ordenado diácono. En Argentina disfruta de visitar las congregaciones en diferentes lugares y conocer nuevos hermanos. 

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