Medite en estas cosas: “Todo lo que es justo”

Continuando con la lista de Filipenses 4:8, nos dice que meditemos en lo que es justo. Frente a las divergentes definiciones de justicia, ¿cómo debemos aplicar esto?

En esta serie hemos visto ya lo importante que es meditar acerca de lo que es verdadero y honesto. Más adelante Pablo les dice a sus lectores que piensen en “todas las cosas que son justas”. ¿Qué mejor concepto para añadir a la verdad y a la honestidad que... la justicia? Esto puede ser difícil de hacer en un mundo donde la injusticia es más a menudo la regla que la excepción.

Por ejemplo, vivimos en un mundo en el que, injustamente, si tienes suficiente dinero, a menudo puedes salirte con la tuya casi en cualquier delito. 

Pero, en un mundo donde la gente discute constantemente sobre qué es la justicia y cómo arreglar la injusticia, ¿por dónde empezamos cuando tratamos de hacer lo correcto?

¿Qué significa ser justo?

Buscando en las concordancias de Thayer’s y Strong, el significado de “justo” en Filipenses 4:8, encontramos una variedad de palabras que pueden ayudarnos a obtener una mejor comprensión de esta palabra: equitativo, inocente, correcto, justo, dar a cada uno lo que le corresponde.

Entonces, ser justo significa ser equitativo y hacer lo que es correcto.

La Palabra de Dios y su ley dan a los verdaderos cristianos un estándar claro. Aquí podemos saber objetivamente lo que es justo y correcto y lo que es injusto y malo.¿Pero en qué estándar se basa esta definición?

Lo que es justo para una persona puede ser injusto para otra. El bien de una persona puede ser el mal de otra persona. Sin un estándar objetivo, las personas se han enfrentado durante cientos de años tratando de imponer sus ideas acerca de lo que es justo y lo que es malo.

La Palabra de Dios y su ley dan a los verdaderos cristianos un estándar claro (Salmo 119:172). Aquí podemos saber objetivamente lo que es justo y correcto y lo que es injusto y malo.

Sin una comprensión clara de la Palabra y la ley de Dios, nuestro mundo se ha basado en el relativismo moral para hacer estos juicios, lo que ha llevado a resultados desastrosos.

Los racistas creen que es justo y equitativo tratar a otras personas como inferiores. Los extremistas islámicos piensan que la yihad contra las personas que no comparten su fe es justa y equitativa. Varios grupos piensan que es justo que se defienda la inmoralidad sexual y que se permita su desenfreno sin límites. Hay tantas ideas diferentes de lo que es justo y correcto que la lista podría ser interminable.

Meditar en lo que es justo significa pensar profundamente en lo que Dios define como justo y correcto, con el objetivo de alinear nuestros pensamientos con los suyos. Los cristianos deben buscar en Dios lo que es justo y equitativo y qué hacer al respecto.

Veamos algunas formas de pensar y hablar lo que es justo.

1. Pensar lo que es justo

Para pensar lo que es justo, esfuércese por evitar:

  • Las justificaciones por mala conducta y por injusticias cometidas, excusas por no hacer lo correcto y cavilaciones que abdican en otros la responsabilidad de nuestras acciones (1 Juan 1:9-10). Pensar lo que es justo significa saber lo que es justo y recto según Dios, no según el hombre.
  • Confiar demasiado en nuestras propias ideas de lo que es justo y equitativo, ya que las personas tienen un historial terrible acerca de sí mismos (Jeremías 10:23). Si pensamos que algo es justo o injusto, pero no lo hemos contrastado con lo que dice la Biblia al respecto, nos estamos preparando para estar equivocados.

Para pensar lo que es justo, esfuércese por abrazar:

  • El ejemplo de la vida de Jesucristo. La forma en que Él vivió, mostró lo que es justo y bueno. Él debe ser nuestra guía principal. Por ejemplo, Jesús no hacía acepción de personas. Señaló abiertamente la hipocresía y la parcialidad del sector religioso de su tiempo. No dejó “libres de culpa” a los que eran ricos, poderosos e influyentes. (Al mismo tiempo, tampoco los rechazó sólo por su estatus). También pasó tiempo con los marginados y oprimidos, sanó a los enfermos y enseñó a la gente cómo vivir. Su vida se caracterizó por la compasión por los demás y por querer que comprendieran y vivieran con justicia.
  • Historias de cuando se practica la justicia. En nuestro mundo, a veces los oprimidos son liberados y se les conceden sus derechos básicos. Hay líderes que realmente quieren servir en lugar de oprimir. Las familias que han vivido en la pobreza durante generaciones a veces obtienen la ayuda que necesitan para romper el ciclo. Las personas que cometen crímenes atroces a veces son acusadas y sentenciadas con justicia. Puede parecer que estas situaciones no ocurren muy a menudo, pero a veces lo hacen y pueden darnos una pequeña muestra de cómo el Juez justo —Jesucristo— traerá justicia verdadera cuando regrese (2 Timoteo 4: 8; Apocalipsis 16: 5).

2. Hablar lo que es justo

Para hablar lo que es justo, evite:

  • Disertaciones públicas sobre pecados que despreciamos, mientras que ignoramos y evitamos discutir sobre pecados que no nos molestan tanto. Todo pecado conlleva la misma pena: la muerte. Es peligroso estar súper opuesto a un pecado, y pensar que otros no son tan malos (Santiago 2:8-13). Si nuestras redes sociales y conversaciones están llenas de ataques contra los pecados que nos molestan más, mientras ignoramos otros pecados, podríamos ser culpables de hipocresía y parcialidad.
  • Dejar que las opiniones de nuestros políticos o celebridades favoritos moldeen nuestras ideas de lo que es justo y equitativo. En realidad, estas ideas siempre están cambiando y no siempre para mejor. La mayor parte del tiempo, las causas seculares que se consideran justas no tienen nada que ver con la Biblia, sino con las ideas del hombre. Recuerde que todo lo de este mundo proviene del árbol del conocimiento del bien y del mal y no del árbol de la vida.

Para hablar lo que es justo, abrace:

  • Hablando las palabras de Dios y la verdad con tacto, mansedumbre, amor y preocupación. Si creemos que Dios es amor, entonces el amor debe ser la fuerza que guíe nuestras palabras y acciones. Los cristianos no debemos insultar verbalmente (criticar) a las personas que hacen el mal y la injusticia, porque la Biblia considera que insultar es un pecado (1 Corintios 6:10). Debemos oponernos al pecado, a todo pecado, con un espíritu de preocupación y con el deseo de ver a los pecadores arrepentirse y cambiar.
  • Ser un faro de luz en un mundo oscuro de discusiones y disputas (Filipenses 2:15). Elévese por encima de todo eso. Cuando alguien le pregunte si se inclina hacia la izquierda o hacia la derecha en un tema, mejor señale la posición de Dios. No permita que su forma de pensar sobre la justicia sea sesgada por los puntos de vista de los liberales o los conservadores, porque ambos están equivocados en muchas cosas y no están de acuerdo con los estándares de Dios. Hable lo que es justo y equitativo, no lo que una ideología mundana con un falso sentido de lealtad.  

Haga lo que es justo

Si no demostramos en nuestras vidas lo que pensamos y decimos acerca de lo que es justo, entonces lo justo no significa mucho. Debemos hacer lo que es justo y no simplemente oírlo (Romanos 2:13).

Imagine a una persona que muestra parcialidad en formas pequeñas y sutiles, pero que les asegura verbalmente a todos que no tiene prejuicios. Imagine a un amigo que le dice cuánto ama a los demás, pero responde de una manera que está lejos de amar cuando otro conductor se le cruza y le corta el tráfico.

Las acciones hablan más que las palabras y revelan quiénes somos realmente (Proverbios 20:11). Dios mira tanto nuestros corazones como nuestras acciones para ver si realmente vivimos de manera justa.

Medite en lo que es justo

Pensar, hablar y hacer lo que es justo significa que nos importa la visión de Dios acerca de este tema. Significa que nos preocupamos profundamente por ser justos y vivir nuestras vidas esforzándonos por modelar lo que es correcto y por alejarnos de lo que es incorrecto.

Cuando pensamos y vivimos de forma justa, creceremos en animar y edificar, en lugar de derribar a los demás. Pero para vivir así, nuestros pensamientos deben volverse puros. Da la casualidad de que meditar acerca de "Todo lo que es puro" es el tema de la próxima publicación de esta serie.

Lea las publicaciones anteriores de esta serie:

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Justicia para todos: ¿cómo vendrá?

La plaga de la injusticia siempre ha afectado a la humanidad y obviamente no somos capaces de detenerla. ¡Pero las cosas cambiarán! Aunque no de la forma que la mayoría piensa.

Acerca del autor

Eddie Foster

Eddie Foster

Eddie Foster nació en Ohio, y después de vivir en varias partes del noreste de los Estados Unidos, una vez más vive en Ohio, probablemente de manera definitiva esta vez. Vive en el área de Dayton con su esposa, Shannon, y su hija, Isabella. Ellos asisten a la congregación de la Iglesia de Dios, una Asociación Mundial de Cincinnati/Dayton.

Eddie es graduado en ciencias de la educación infantil de la primera y segunda infancia del Bluefield State College (West Virginia) y una maestría en patología del habla y el lenguaje de la Universidad de Cincinnati. Trabaja en escuelas públicas, atendiendo a estudiantes de primaria y secundaria con impedimentos de habla y lenguaje y tambien a niños con otras discapacidades.

También le gusta escribir, especialmente sobre temas que ayudan a la gente a luchar y ganar la batalla contra los pecados, que él cree son la causa principal de la miseria. Es un apasionado en compartir los métodos de “cómo hacerlo” y los conocimientos que ha aprendido mientras pelea sus propias batallas para vencer el pecado y aprender del Dios de amor y sabiduría.

En su tiempo libre, disfruta viendo películas épicas de ciencia ficción. También le gusta el debate respetuoso de diferentes ideas, el jazz y el ritmo y los blues de los 70´s, escribir poesía y tratar de llevar alegría a la gente a través de la risa.

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