¿Quién tiene la autoridad para cambiar la ley de Dios?
por James F. Guy Sr.
Cristo le dio la ley de Dios al hombre y Él tiene la autoridad para cambiarla. Una escritura en Hebreos nos ayuda a confirmar esto. Parte 2 de la serie “¿Se ha abolido la ley de Dios?”.
En la última publicación preguntamos: “¿Quién tiene la autoridad para hacer cambios en la ley de Dios?”
El misterioso Melquisedec
Para responder a esa pregunta, nos podemos remontar hasta la época de Abraham. En esos días había un sacerdote-rey al cual Abraham pagaba sus diezmos (Génesis 14:18-20). Se llamaba Melquisedec, el Rey de Salem. Salem significa “Paz”, así que era el Rey o Príncipe de la Paz.
Jesucristo también lleva ese título. Veamos esta profecía: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6).
Para estar más seguros de la identidad de Melquisedec , analicemos esta escritura: “Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre” (Hebreos 7:1-3).
En otras palabras, Melquisedec era eterno, sin principio ni final en su vida. Es decir, era autoexistente —eterno— y por lo tanto podía permanecer siendo “sacerdote para siempre”. Y fue “hecho semejante al Hijo de Dios”. Era Cristo.
Otra característica que tenía Melquisedec era que era “el rey de justicia” (Hebreos 7:2). La justicia es la obediencia a la ley de Dios, porque la Palabra de Dios dice: “Todos tus mandamientos son justicia” (Salmos 119:172). Y, por supuesto, el único ser humano que vivió una vida perfecta, “sin pecado”, de acuerdo con toda la ley de Dios —que vivió una vida de justicia— fue Jesucristo (Hebreos 4:15). Él es, como lo fue Melquisedec, nuestro gran Sumo Sacerdote (mismo versículo).
Dios había puesto la administración de su ley en manos de Melquisedec (Cristo). Pero cuando sacó a los hijos de Israel de Egipto, transfirió parte de esa autoridad, como el diezmo, al sacerdocio levita: “Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aún Abraham el patriarca dio diezmos del botín. Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham” (Hebreos 7:4-5).
Así que las responsabilidades sacerdotales, como la enseñanza de la ley, fueron transferidas de Melquisedec (Cristo) a la tribu de Leví. Pero ahora, después de la muerte y resurrección de Jesucristo, las responsabilidades sacerdotales han sido transferidas, una vez más, de nuevo a Cristo, el “Sumo Sacerdote de nuestra profesión” (Hebreos 3:1).
La autoridad de Cristo
Hoy en día, Cristo es “sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec” (Hebreos 5:6). Así que el sacerdocio ha sido restaurado a Jesucristo como la cabeza del sacerdocio de Melquisedec.
Como nuestro sumo Sacerdote y como nuestro rey de justicia —Jesucristo es el legislador. Génesis 49:10 profetizó que el Mesías sería un rey y un “legislador” de la tribu de Judá. También se le llama “el dador de la ley” en Santiago 4:12.
Como el legislador divino —Cristo tiene, como dijo, la autoridad para asegurarse de que “ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido” (Mateo 5:18). Él, y sólo Él, tiene la autoridad para hacer cambios en la ley de Dios. Y Él revela esos cambios en las Escrituras.
Es muy desafortunado que los maestros religiosos modernos enseñen que Jesús fue un “abolidor de la ley” en lugar de aceptar su papel como legislador.
Ahora bien, Él nunca reemplazó la ley de Dios con la gracia, como veremos en la próxima publicación.
Ésta es la segunda de una serie de siete partes acerca de la ley de Dios. Para leer la parte 1, vea “¿Se abolió la ley de Dios?” Para continuar la serie, vea la parte 3 “La gracia y la ley de Dios”.
Fecha de publicación: Mayo 10, 2013