¿Quién fue el profeta Isaías? ¿Son sus profecías relevantes en la actualidad? ¿Qué nos revela Dios acerca de los tiempos del fin en sus escritos?
Isaías es considerado como uno de los profetas más importantes de la Biblia. Su nombre significa “YHWH (el Eterno) es salvación”. Vivió en Jerusalén y sus profecías están principalmente enfocadas en Israel, Judá y otras naciones. Según la tradición judía, Isaías era de descendencia real y probablemente era primo del rey Uzías, lo cual le podría haber dado acceso a los reyes de Judá.
Como el primer versículo del libro lo indica, Isaías recibió visiones de Dios durante los reinados de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá. Su ministerio se desarrolló en la segunda mitad del siglo XII a.C. y duró por lo menos 40 años, desde finales del reinado de Uzías hasta el ataque del rey asirio Senaquerib a Jerusalén (Isaías 6:1).
Se casó con una profetiza y tuvo dos hijos, a quienes dio los nombres proféticos de Sear-jasub (“un remanente volverá”) y Maher-salal-hasbaz (“apresura la ruina, apura el despojo”) (Isaías 8:3; 7:3; 8:1-4). El profeta y su familia serían “por señales y presagios en Israel”, y sin duda sus profecías siguen siendo “señales y presagios” muy importantes para nosotros en la actualidad (Isaías 8:18).
La tradición judía también dice que Isaías murió aserrado en dos por orden del rey Manasés, hijo del rey Ezequías, lo cual también parece mencionarse en Hebreos 11:37.
No tenemos mucha más información acerca de la vida de Isaías, pero afortunadamente sus escritos y profecías inspiradas ―relevantes hasta ahora― se han conservado en la Biblia por varias generaciones.
Isaías como escritor
El estilo de Isaías sin duda da cuenta de su privilegiada educación. Según The International Standard Bible Encyclopedia [Enciclopedia bíblica internacional]: “Isaías no tenía superior ni rival en términos de versatilidad expresiva y genialidad de imaginación. Su estilo marca la cúspide de la literatura Hebrea” (“Isaías”, vol. II, p. 885). Su versado manejo de epigramas, metáforas, expresiones interrogativas, diálogos, hipérboles y parábolas “posiciona el libro de Isaías como la obra más brillante de la literatura Hebrea” (ibídem).
Muchas de sus profecías comienzan refiriéndose a su contexto histórico y un cumplimiento en el futuro cercano, pero luego se enfocan en un cumplimiento mucho mayor que ocurrirá poco antes del regreso de Cristo. Este dualismo está presente en gran parte de las profecías bíblicas, donde vemos un primer y menor cumplimiento histórico seguido de otro mucho mayor que va a ocurrir en los tiempos del fin. En el caso de Isaías, la dualidad generalmente se ve en sus profecías acerca de Jesucristo, Israel, Judá y otras naciones, mientras sus profecías acerca del Día del Señor y el Reino de Dios tienen un solo cumplimiento.
Las profecías de Isaías se dividen en cuatro grandes temas que analizaremos brevemente a continuación.
Jesucristo
Jesucristo es probablemente el tema más importante de este libro. De hecho, Isaías es el libro del Antiguo Testamento con más profecías de la segunda venida de Cristo, y casi un tercio de sus capítulos contiene profecías tanto de su primera como de su segunda venida. Veamos algunas de ellas:
- “Y juzgará entre las naciones” (Isaías 2:4).
- Sería el “renuevo del Eterno” (Isaías 4:2; 11:1).
- Nacería de una virgen y sería llamado “Emanuel” (Isaías 7:14; Isaías 8:8, 10).
- Sería “por piedra para tropezar, y por tropezadero para caer” (Isaías 8:14).
- Tendría un “principado [eterno] sobre su hombro” y sería llamado “Príncipe de Paz” (Isaías 9:6-7).
- El Espíritu Santo “reposará sobre él” (Isaías 11:2).
- Sería una “piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable” (Isaías 28:16).
Más de la mitad de los capítulos entre Isaías 40 y 61 hablan acerca de Jesucristo, siendo el capítulo 53 el más importante en cuanto a la salvación de la humanidad por su profecía del sufrimiento que Cristo tuvo que pasar por nuestros pecados.
Isaías 52:14 comienza la descripción de su primera venida diciendo que “fue desfigurado de los hombres su parecer”, y más adelante los versículos 2-5 del capítulo 53 agregan que su apariencia física no sería algo sobresaliente, que sería “despreciado y desechado” y que “por su llaga [heridas] fuimos nosotros curados” de nuestras enfermedades.
En otras palabras, este capítulo profetiza el cumplimiento del evento que en esa época era representado por el cordero de la Pascua: la venida de Cristo como sacrificio por nuestros pecados (Isaías 53:5; Éxodo 12:5; 1 Corintios 5:7). Isaías 53:8-12 describe su muerte diciendo que “fue cortado de la tierra de los vivientes… Y se dispuso con los impíos su sepultura”; fue “expiación por el pecado” y “derramó su vida hasta la muerte”.
Dios utilizó a Isaías para revelar que Jesús vendría a la Tierra, primero como ser humano para morir por nuestros pecados y luego (tras haber resucitado) en toda su gloria para establecer el Reino de Dios en la Tierra (consulte Hebreos 9:28). Ignorando este dualismo, muchos de los judíos rechazaron a Jesús en su primera venida al no ver el cumplimiento de su promesa de reinar sobre la tierra y establecer el gobierno eterno que va a establecer a su regreso (Isaías 9:6-7; 40:10).
Isaías 26:19 también anuncia la resurrección de Cristo ―“Tus muertos vivirán; junto con mi cuerpo muerto resucitarán” (Reina Valera Antigua)― tal como el rey David lo había hecho tiempo antes (Salmos 16:10).
Advertencias y promesas para Israel y Judá
En términos de contenido, el tema más extenso son las advertencias de Dios a Israel y Judá, tanto para los tiempos de Isaías como para la actualidad. Los primeros 11 capítulos describen una gran cantidad de pecados sociales, morales y religiosos de estos pueblos que sus descendientes actuales perecen no haber dejado de cometer. (Si desea más información sobre la identidad de Israel y Judá en la actualidad , consulte la sección “Las 12 tribus de Israel”.)
El dualismo de esta profecía queda aún más claro en el capítulo 11, donde vemos que “el Eterno alzará otra vez su mano” para librar a Israel y Judá del cautiverio cuando Cristo regrese (vv. 4-10).
Las advertencias de Dios continúan en los capítulos 41 al 49, esta vez acompañadas de promesas de redención. Algunos ejemplos son:
- “Mi siervo eres tú; te escogí” (Isaías 41:8-9; 49:3).
- “No me acordaré de tus pecados” (Isaías 43:25).
- “Os soportaré yo; yo hice, yo llevaré” (Isaías 46:4).
- El Eterno es “Redentor de Israel” (Isaías 49:7; 44:22).
En los capítulos 56 al 59, Dios sigue corrigiendo y advirtiendo a Israel acerca de sus pecados y los reprende por adorarle hipócritamente. Los dos capítulos que tratan este tema en particular son Isaías 56, el cual se enfoca en la observancia del sábado, e Isaías 58, que habla del ayuno incorrecto y otra vez de la observancia del sábado.
Afortunadamente, las profecías de Isaías para Israel y Judá terminan con la alentadora promesa de salvación y misericordia de Dios en su Reino (Isaías 61:3-9; 63:7-9, 14).
El Día del Señor
Como muchos de los profetas del Antiguo Testamento, Isaías escribió importantes profecías en cuanto al Día del Señor, las cuales abarcan desde el capítulo 2 hasta el 66 del libro. A diferencia de sus profecías duales de Israel y Judá, sus profecías del Día del Señor tienen sólo un cumplimiento futuro en el terrible tiempo de angustia que vendrá antes del regreso de Cristo. El Día del Señor es lo que mucha gente llamaría “fin del mundo”, pero en realidad sólo será el fin de esta malvada era.
Isaías revela que el Día del Señor durará un año (Isaías 34:8; 61:2; 63:4) ―claro ejemplo del principio bíblico de un día por un año que también encontramos en Números 14:34; Ezequiel 4:6. Éste será el año de la “venganza del Eterno” o la ira de Dios (Apocalipsis 6:17).
Los capítulos 2, 13 y 24 describen los terribles efectos de estos eventos y cómo los hombres aterrorizados se esconderán en las cuevas, la tierra temblará probablemente hasta salirse de su órbita y el paneta quedará casi vacío, además de completamente arruinado (Isaías 2:19-21; 13:13; 42:1, 3, 6). Por si fuera poco, el Día del Señor también será un tiempo de guerra (Isaías 31:8-9). Este período también se describe en las siete trompetas de Apocalipsis 8-9.
En una serie de versículos casi idénticos a Apocalipsis 18:9:7-8, 17-19 y 21, Isaías 47 luego nos dice que “la hija de Babilonia” será destruida en el Día del Señor, lo cual se refiere a la destrucción del último gran gobierno que existirá en los tiempos del fin y su sistema religioso (vv. 1, 5, 7, 9).
Finalmente, el Día del Señor terminará cuando “se tocará con gran trompeta” y Cristo baje a la Tierra (Isaías 27:13; Apocalipsis 11:15).
El Reino de Dios
El último gran tema de Isaías es el Reino de Dios que Jesucristo traerá en su segunda venida. Si bien la palabra “reino” nunca se utiliza en el libro, de principio a fin Isaías contiene descripciones de esta era futura.
Algunas de ellas son:
- El Señor será Rey y Juez de todas las naciones y enseñará al hombre su camino (Isaías 2:2-4).
- El “renuevo del Eterno” santificará a Jerusalén y todos su habitantes (Isaías 4:2-6).
- “El principado [será] sobre su hombro; y se llamará su nombre… Príncipe de Paz” y “Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite” (Isaías 9:6-7).
- Los animales habitarán en paz con el hombre y entre sí y “la tierra será llena del conocimiento del Eterno” (Isaías 11:6-9).
- Cristo restablecerá a Israel en su territorio (Isaías 14:1-2).
- Los sordos oirán, los ciegos verán, y los descendientes de Jacob “santificarán” el nombre del Eterno (Isaías 29:18, 22-24).
- “Se alegrarán el desierto y… florecerá como la rosa”, los debilitado será fortalecido y “aguas serán cavadas en el desierto” (Isaías 35:1-10).
Los capítulos del 44 al 66 incluyen una gran cantidad de profecías acerca del Reino de Dios, que sin duda es un tema de mucha importancia a lo largo del libro. Todo lo escrito apunta a la llegada del eterno gobierno de paz de Dios y, eventualmente, de los “nuevos cielos y nueva tierra” (Isaías 65:17).
Otros temas de Isaías
Además de estas cuatro grandes divisiones, Isaías trata otros temas más cortos como:
- Las profecías del futuro juicio de varias naciones (Isaías 13-24).
- El intento de Lucifer de derrocar a Dios (Isaías 14:12-14).
- La invasión de Senaquelib a Judá, su derrota y muerte, y la prolongación de la vida de Ezequías (Isaías 36-39).
- Escritos en relación a quienes obedecen a Dios (Isaías 25-26, 54, 61-62).
Importancia de Isaías
Si bien las profecías de Isaías son relevantes para todas las generaciones, su enfoque principal está en los tiempos del fin, cuando Cristo regresará para establecer el Reino de Dios en la Tierra. Las advertencias del profeta acerca del Día del Señor y los pecados de Israel y Judá deberían ser de gran importancia para nosotros.
Sólo si escuchamos estas advertencias podremos estar seguros de que obtendremos la misericordia y salvación descritas en el libro de Isaías.
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