“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí” (Malaquías 3:1). ¿Quién era este mensajero? ¿Cómo preparó el camino para Cristo? ¿Habrá otro?
Juan el Bautista nació de unos padres que eran descendientes de sacerdotes. Su padre, Zacarías, fue un sacerdote que sirvió en el templo cada año en el momento designado. Su madre, Elizabeth, era de las “hijas de Aarón (Lucas 1:5). El nació seis meses antes de Jesús y era su primo (Lucas 1:36).
Un ángel se le apareció a Zacarías mientras estaba sirviendo en su turno en el templo, para decirle que su oración había sido contestada. Su esposa anciana tendría un hijo, y sería llamado Juan (Lucas 1:11-13). Zacarías dudó del mensaje del ángel Gabriel, y como resultado de ello, quedó mudo hasta el momento de darle nombre a Juan en el momento de su circuncisión (Lucas 1:18-20, 59-64).
Juan creció y vivió en la zona montañosa desértica de la nación de Judea hasta que fue llamado a comenzar su ministerio (Lucas 1:65, 80). Él fue lleno del Espíritu Santo desde el vientre materno (Lucas 1:15). Él estaba siendo preparado para un llamamiento y ministerio especial.
La suerte de Abías
Lucas nos dice que Zacarías sirvió en el templo en la suerte de Abías. Los sacerdotes habían sido organizados en 24 divisiones por el rey David mil años antes, y Abías era la octava división (1 Crónicas 24.10). Todos los sacerdotes debían servir durante las temporadas de los días santos, pero además de esto, cada una de las 24 divisiones servía dos veces durante el resto del año.
Aunque el momento exacto del servicio de Zacarías en el templo no puede ser establecido de una forma precisa, todo parece indicar que Zacarías, estando en la octava división, habría terminado uno de sus turnos de servicio en algún momento entre el primero de junio y la mitad de junio (The Companion Bible, Apéndice 179 III, “El turno de Abías”). Poco después de que él regresara a casa, su esposa, Elizabeth, concibió (Lucas 1:23-24).
De acuerdo con esto, Juan habría nacido alrededor de marzo del año siguiente. Jesús habría nacido seis meses después, o sea en septiembre o a comienzos de octubre del mismo año (Lucas 1:26). Jesús comenzó su ministerio cuando Él tenía 30 años de edad (Lucas 3:23). Todo parece indicar que Juan también comenzó su ministerio a la edad de 30 años, y habría comenzado a predicar seis meses antes.
¿Quién era Juan el Bautista?
Cuando Zacarías vino al templo a servir en su turno, el ángel Gabriel se le apareció a él para decirle que su esposa concebiría en su vejez y tendría un hijo que se llamaría Juan. Su nombre significa “YHVH fue misericordioso, mostró compasión” (Comentario Judío del Nuevo Testamento, p. 15).
A través del ángel Gabriel Dios dijo: “El irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto” (Lucas 1:17, compare con Malaquías 4:5-6). Él no sería literalmente Elías, pero vendría “en el espíritu y el poder de Elías”. Él también sería “profeta del Altísimo”, e iría “delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos” (Lucas 1:76).
El ministerio de Juan comenzó en el desierto de Judea, a lo largo del Rio Jordán. En esa época moraba al oriente del Jordán en el desierto de Betábara (Mateo 3:1; Juan 1:28). Desde el comienzo de su ministerio, su mensaje fue muy efectivo y atrajo muchas personas de Jerusalén, la provincia de Judea y la región del rio Jordán (Mateo 3:5). Los apóstoles Andrés y Juan originalmente fueron seguidores o discípulos de Juan hasta que oyeron a Jesús (Juan 1:35-40).
Cuando los sacerdotes y levitas le preguntaron quién era, Juan dijo que él no era el Cristo o el Elías o el profeta del que habló Moisés (Juan 1:19-21; Deuteronomio 18:15, 18). Él dijo que él simplemente era “Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas” (Juan 1:23; Isaías 40:3). Era un ministerio humilde, localizado en un escenario muy humilde, el desierto.
El ministerio de Juan
Juan bautizó a las personas en el Rio Jordán después de que ellas se arrepintieron y confesaron sus pecados (Mateo 6:3). Por esto, se llegó a conocer como Juan el Bautista o Juan el Bautizador. Su ministerio era para “preparar el camino” para el Mesías, a través de la predicación de un bautismo de arrepentimiento de pecado, y el anuncio de la venida de alguien que “os bautizará con Espíritu Santo” (Marcos 1:2, 8).
Cuando Jesús vino a Juan el Bautista para ser bautizado, él dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Su enfoque fue el de hacer que las personas esperaran la venida de Jesucristo, quien era mucho más grande.
Desde el comienzo de su ministerio Juan había enseñado que uno debía “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento” (Mateo 3:8). Este requisito para el bautismo no acabaría con el ministerio de Juan. Jesús también enseñó lo mismo a sus discípulos al predicar la importancia del arrepentimiento (Lucas 24:47; Hechos 2:38).
Un tema principal en el mensaje de Juan era exhortar a la audiencia acerca de la seriedad del bautismo de Cristo, quien pronto iba a comenzar. Él explicó que el bautismo de Jesús conduciría o a la vida eterna o a la muerte eterna (Lucas 3:16-18). Habló del bautismo con el Espíritu Santo que llevaría al creyente sincero a la vida eterna. En la misma enseñanza habló de un bautismo con fuego, que se refería al lago de fuego o la segunda muerte para aquellos que rechazaran a Cristo y al Espíritu Santo (Hebreos 6:4-6; Apocalipsis 20:13-15).
El mensaje de Juan estaba en armonía con la advertencia de Jesús de que uno debía “contar el costo” si quería ser su discípulo (Lucas 14:25-33). Jesús también dijo: “Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (Lucas 9:62). El mensaje anterior de Juan preparó el camino para el mensaje de Cristo acerca de cómo convertirse en cristiano y recibir la vida eterna.
El ministerio de Juan no duró mucho. Y sin embargo en muy poco tiempo Juan llegó a ser enormemente respetado en su ministerio de arrepentimiento del pecado y de esperar al Mesías que habría de venir. Él bautizó a muchas personas, incluyendo soldados y recolectores de impuestos; pero la gran mayoría, sino todos los líderes religiosos, rechazaron la idea de que ellos necesitaban arrepentirse de sus pecados, y por eso no los bautizó (Lucas 3:14; 7:29-30).
Juan no sólo predicó acerca del arrepentimiento, también entrenó discípulos para que siguieran con su ministerio (Lucas 11:1; Mateo 9:14). Así como Elías y Eliseo entrenaron discípulos para que les ayudaran a llevar a cabo su labor (2 Reyes 2.15; 2 Reyes 4:38), Juan también lo hizo. Después de la conferencia de Jerusalén en Hechos 15, el registro de las Escrituras muestra que cuando Apolos vino a Éfeso para comenzar a predicar poderosamente “las cosas del Señor”, él entendió “el bautismo de Juan” (Hechos 18:24-25). Cuando el apóstol Pablo vino a esta ciudad a comienzos de los años 50, encontró discípulos que habían sido bautizados “en el bautismo de Juan” (Hechos 19:3). El impacto del ministerio de Juan claramente se expandió más allá del desierto del Rio Jordán.
Jesús dijo: “Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él” (Lucas 7:28). Aunque él nunca hizo milagros durante su ministerio (Juan 10:41), Juan era muy estimado por todos, incluyendo a Jesús, por su ejemplo de justicia.
Fin del ministerio de Juan
Juan fue arrestado por Herodes Antipas alrededor del año 28 d.C., y fue encarcelado en la fortaleza de Macareus en la ribera oriental del Mar Muerto. Esto ocurrió poco antes del momento en que Jesús comenzó su ministerio en Galilea (Marcos 1:4). Los Evangelios nos dicen que Herodes arrestó a Juan por sugerencia de su esposa, Herodías. Juan le había dicho a Herodes: “No te es lícito tenerla” (por ser la esposa de Felipe su hermano” (Mateo 14:1-9; Marcos 6:17-19; Lucas 3:19-20).
Josefo, el historiador judío dice que Herodes arrestó a Juan porque su predicación estaba atrayendo grandes multitudes y él temió que fuera a causar una revuelta. La explicación de Josefo tal vez puede ser la razón oficial o excusa que Herodes dio para arrestar a Juan.
Josefo escribió amablemente de Juan: “Ahora, algunos de los judíos pensaban que la destrucción del ejército de Herodes provino de Dios, y que eso fue muy justo, como un castigo por lo que él le hizo a Juan, que fue llamado el Bautista; porque Herodes lo decapitó, y él era un buen hombre, que exhortaba a los judíos a ejercer la virtud y la justicia hacia los demás, y la piedad hacia Dios, y que entonces vinieran al bautismo” (Antigüedades de los judíos, libro 18, capítulo 5.2).
El ejército de Herodes Antipas fue derrotado en el año 36, d.C. Esto fue casi ocho años después de la muerte de Juan. Revela lo mucho que Juan era respetado y recordado entre el pueblo judío. Además, el hecho de que Josefo escribiera acerca de él en el año 90, muestra el impacto que la vida y el ministerio de Juan habían tenido en el primer siglo.
¿Es la profecía acerca de Elías, una profecía dual?
Jesús les dijo a los discípulos que Juan era el Elías; esto es, que él era el que había de venir en “el espíritu y el poder de Elías” (Mateo 11:14; Lucas 1:17). Más tarde, Jesús dijo: “A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas” (Mateo 17:11).
Jesús confirmó que Elías debía preceder al Mesías, pero su afirmación hace que surjan algunas preguntas: ¿Sería precedida su segunda venida por un Elías o una obra como la de Elías? ¿Qué eran “todas las cosas” que necesitaban ser restauradas? ¿”Restauró todas las cosas” Juan, en su corto ministerio?
La profecía del Elías que vendrá, la encontramos en Malaquías 4.5-6: “Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel. He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día del Eterno, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos. Y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición”.
Han pasado casi 2000 años desde Juan. ¿Habrá otra labor de Elías, antes de que venga “el día del Eterno, grande y terrible”?
Antes de escribir acerca de la venida de Elías, Dios inspiró al profeta Malaquías para que advirtiera a sus lectores: “Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel” (Malaquías 4.4). Después de 2000 años, una enseñanza común (y sin embargo errada) en muchas iglesias, es que la ley de Dios ha sido abolida.
Veamos lo que dice al respecto un reconocido comentario: “El código Mosaico de leyes incluían los 10 mandamientos (Éxodo 20:1-17), los juicios estipulaban su vida social (Éxodo 21:1-23:33) y ordenanzas, que dirigían la adoración de Israel (Éxodo 25:1-31: 18). Este sistema mosaico, incluyendo los 10 mandamientos como una forma de vida, llegó a su fin con la muerte de Jesucristo (Juan 1:17; Romanos 10:4)” (Diccionario Bíblico de Unger, “Ley, la ley de Moisés”, pág. 646).
¿Vino Jesús para “destruir” la ley y los mandamientos? ¡No! (Vea Mateo 5:17). ¿Enseñaron los apóstoles a los cristianos que la ley de Dios y los mandamientos habían sido abolidos? ¡No! (Si desea profundizar en este tema, vea el artículo: “¿Fueron los Diez Mandamientos respetados en el Nuevo Testamento?”.) ¿Se necesita que sea restaurada la verdad acerca de la ley de Dios y los mandamientos en el cristianismo, antes de que venga el “día del Eterno, grande y terrible”? ¡Sí! ¿Por qué? Para preparar al pueblo para la segunda venida del Señor, restaurando el verdadero conocimiento acerca de las leyes y mandamientos de Dios.
Si Juan el Bautista estuviera vivo en la actualidad, ¿qué parámetro usaría para predicar arrepentimiento? Si la ley de Dios ha sido abolida, entonces no hay ningún parámetro para definir el pecado. Como dijo el apóstol Juan: “El pecado es infracción de la ley” (1 Juan 3:4).
Preparación para las venidas de Cristo
Antes del nacimiento de Juan, Dios había planeado tener una persona en el momento apropiado, con el fin de preparar el camino para la primera venida de su hijo. Juan era un gran orador, y era muy respetado por las verdades que enseñó. La vida de muchos cambió, y las personas estaban preparadas para la venida de su Salvador y bautizarse en su nombre.
¿Tendrá Dios una obra similar antes de la segunda venida de Jesucristo y “el día del Eterno, grande y terrible”? Todo parece indicar que sí lo hará. Lea el artículo Elías el profeta, si desea una perspectiva adicional acerca de este punto y para que vea cómo anteriormente Elías había exhortado a las personas al arrepentimiento.