Muchos creen que los demonios y Satanás no existen; que son sólo leyendas. Virtualmente toda la industria del entretenimiento en la actualidad, se mofa de su existencia. ¿Son reales los demonios?
¿Son los demonios un producto del folklor? ¿Son temas apropiados para los juegos de video, películas, programas de televisión y otras formas de entretenimiento? Si responde sí a estas preguntas, ¡usted pudiera estar en peligro espiritual!
Los artículos en este sitio en la red están basados en la Biblia, la palabra con autoridad del Creador, así que vamos a buscar las respuestas en las Escrituras.
Una breve historia bíblica de los demonios
Examinemos este tema en orden histórico. Usted tal vez asuma que comenzaremos en Génesis, pero hay un comienzo anterior que se menciona en el Evangelio de Juan. Juan 1:1 comienza antes de que hubiera demonios —aun antes de que la Tierra y el Universo existieran— antes de que fueran creados los seres humanos.
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Aquí vemos dos seres que han existido eternamente, uno llamado el “Verbo” y el otro llamado “Dios”. En otras palabras, desde el principio del tiempo tal como lo conocemos, han existido siempre dos seres eternos que son Dios; ambos son miembros de la familia de Dios. El Verbo es el que más tarde vino a la Tierra como Jesucristo, el Hijo de Dios, como lo muestra el versículo 14. (El otro es el que conocemos como el Padre.)
Luego, veamos Juan 1:3 “Todas las cosas por él [el Verbo] fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”. Cristo inspiró a Pablo a elaborar: “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten” (Colosenses 1:16-17, énfasis añadido).
Dios creó los ángeles
Dios, por medio de Jesucristo, creó toda la vida que podemos ver, y también las formas invisibles de vida. ¡Estas formas de vida espirituales no las podemos ver!
Veamos ahora otras afirmaciones en las preguntas que Dios le hizo a Job: “¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra... Cuando alababan todas las estrellas del alba y se regocijaban todos los hijos de Dios”? (Job 38:4, 7).
Aquí está hablando de un momento posterior al que se refiere Juan 1:1. En este momento, el universo existía y Dios habla de la creación de la tierra. El término “estrellas del alba” se refiere a los ángeles, seres espirituales que fueron “hijos de Dios”, no por medio de la reproducción, sino por creación.
Vea Apocalipsis 1:16, 20, donde Cristo utiliza las estrellas como símbolo de los ángeles. Dios creó estos espíritus, los ángeles, antes de crear la Tierra.
La Biblia habla de diferentes clases de ángeles, incluyendo los querubines, serafines y otros. Aquí vemos que todos estos seres espirituales creados se regocijan en el momento de la creación de la Tierra.
Algunos ángeles se fueron al lado oscuro
Ya que la Biblia es esencialmente la historia del plan de Dios para la humanidad, los ángeles son mencionados solamente en conexión con ese plan. En pequeños apartes y notas aquí y allá, aprendemos acerca de los ángeles en varias escrituras.
Los profetas Ezequiel e Isaías fueron inspirados a revelar un hecho sorprendente: ¡Uno de los más poderosos ángeles creados por Dios se volvió malo!
Las Escrituras sólo le dan nombre a tres seres angelicales: Gabriel, Miguel y Heilel (llamado Lucero en muchas versiones de la Biblia).
Dios mismo dice cómo Lucero se volvió malo: “Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas [esto implica que tenía una posición de gran autoridad sobre otros seres angelicales]. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arroje de entre las piedras del fuego, oh querubín protector” (Ezequiel 28:14-16).
Vemos que Dios creó los ángeles con libre albedrío —con la libertad de escoger si eran justos o injustos. Lucero —quien ahora se llegó a conocer como Satanás— escogió lo último.
Lucero, de querubín a Satanás
Isaías identifica este gran ángel malvado con el nombre hebreo de Heilel, el nombre que tenía antes de rebelarse contra Dios. (Lucero es el nombre latino, utilizado en la versión Reina Valera). Isaías añade que Lucero trató de reemplazar a Dios como el gobernante supremo (Isaías 14:12-14). Vea nuevamente la referencia a las “estrellas” como el símbolo de otros ángeles, en el versículo 13.
Este poderoso espíritu maligno es llamado “el diablo” y “Satanás” en otras partes de la Biblia. “Satanás” es una palabra hebrea que significa “adversario” u “oponente”. En el Nuevo Testamento, el nombre “Satanás” proviene de una palabra en arameo transliterada del hebreo para “Satanás”. En el Antiguo y el Nuevo Testamento significa virtualmente lo mismo (Spiros Zodhiates, Diccionarios de estudio completo de palabras, 2003).
Desafortunadamente, Satanás convenció a una multitud de otros ángeles, tal vez muchos millones, de volverse en contra de Dios también.
En el libro de Apocalipsis, Satanás es representado como un dragón. Este libro de profecía también relata la historia de la rebelión inicial de Satanás. Apocalipsis 12:4 dice: “Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo”.
Como en las referencias anteriores, “estrellas” son símbolos de ángeles. Esto indica que después de que Satanás cambiara de ser justo a ser malo, su influencia hizo que una tercera parte de toda la creación angelical lo siguiera a él en el mal. Si los otros ángeles escogieron ser malos en el mismo instante que Satanás lo hizo o lo hicieron después, la Biblia no lo especifica.
Los espíritus que se rebelaron son llamados “los ángeles que pecaron” en 2 Pedro 2:4. Con más frecuencia, la Biblia se refiere a ellos como “demonios” o “espíritus malos”. Ellos han unido sus fuerzas con Satanás para oponerse a Dios sin descanso y tratar de desbaratar el propósito que Dios tiene con la humanidad.
Posesión y protección
Mateo, Marcos y Lucas registran numerosos ejemplos de personas que o fueron cruelmente afligidas o fueron poseídas por demonios (la posesión ocurre cuando un espíritu malo toma control de la mente de la persona). Cristo expulsó demonios (con frecuencia llamados “espíritus inmundos” en los evangelios), de muchas personas. Los demonios son tan reales y poderosos que Jesús también nos enseñó que debíamos orar diariamente a Dios “líbranos del mal” (Mateo 6:13).
Ya que Jesús nos enseñó que debemos incluir esto en nuestras oraciones diarias esto nos muestra que los demonios deben ser tomados en serio. Existen de verdad. No son sólo ficciones de terror de la imaginación humana que deben ser abordados como una forma de entretenimiento. Debemos orar diariamente por la protección de Dios del peligro espiritual de Satanás y sus demonios.
No se acerque demasiado al borde
Antes de que Dios pueda ofrecernos protección tenemos que hacer nuestra parte —buscando la justicia de Dios y hacer lo que podemos para mantener nuestra mente espiritualmente saludable. De esta forma no nos volveremos vulnerables a los demonios que constantemente están haciendo su máximo esfuerzo para desviarnos espiritualmente. Jesus dijo: “No tentarás al señor tu Dios” (Mateo 4:7). En el contexto de esta declaración, tentar a Dios significa ponernos deliberadamente en un camino dañino y todavía seguir esperando que Dios nos rescate.
Un ejemplo de tentar a Dios puede ser el llenar nuestra mente con películas, libros, juegos o actividades relacionadas con temas de horror, magia negra, Wicca, cartas de tarot, médiums, adivinos y cosas semejantes.
Aunque somos carne y sangre, debemos ser conscientes del mundo espiritual invisible y su potencial para hacernos daño. La Biblia lo expresa así: “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10.3-5).
La batalla espiritual se lleva a cabo dentro de nuestra mente —en nuestros pensamientos. Por lo tanto debemos estar en guardia acerca de lo que le permitimos entrar a nuestra mente. La mente, por supuesto, se ve afectada por el cerebro físico. Para funcionar bien, el cerebro necesita descansar bien, estar bien nutrido con un alimento de buena calidad.
Hay también otros pasos que debemos tomar, tales como mantener lo que nos rodea en orden y limpio. El orden es de Dios; la confusión y el caos es de Satanás (vea 1 Corintios 14:33).
Demonios y religión
Tal vez pueda sonar sorprendente, pero los demonios se involucran en religiones. Deténgase y analice: ¿qué mejor manera de influenciar sutilmente a las personas que pretender ser mensajeros justos de Dios?
El apóstol Pablo advirtió a los cristianos en Corinto que debían evitar otras religiones, diciendo que su adoración estaba dirigida “a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios. No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios. ¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos más fuertes que él?” (1 Corintios 10:20-22).
En otro lugar, Cristo inspiró a Pablo a advertirnos: “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:14-15).
¡Qué cosa tan sobrecogedora es pensar que Satanás trabaja por medio de tantas personas que muchos creen son hombres justos —o a través de una religión que pareciera ser de Dios!
Esto nos trae a colación un tema importante relacionado, acerca de encontrar la Iglesia verdadera y los verdaderos ministros de Dios. Ver: “¿Qué nombre tiene la Iglesia verdadera?” y “La Iglesia: el cuerpo de Cristo”.
Los demonios están continuamente activos
Los demonios continúan activos en la actualidad, trabajando invisiblemente tras bambalinas, para ayudar a Satanás en su labor de oponerse a Dios, y a su plan para la humanidad, su iglesia y su pueblo. De hecho, las profecías de la Biblia revelan que los esfuerzos demoníacos se incrementarán enormemente antes de que Cristo regrese. “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1).
Vea nuevamente la mezcla de demonios y religión.
Los demonios se aprovechan de la candidez
Una de las tácticas de Satanás y de los demonios es engañar, tanto intelectualmente como con señales visibles y acciones. El engaño intelectual ocurre por medio de la información religiosa y la secular; los demonios utilizarán todo lo que sirva. Ya que los demonios son mentirosos, su conciencia no les impedirá torcer la verdad de la manera que ellos escojan torcerla. Ellos dirán lo que sea necesario con tal de desviarnos de las verdaderas enseñanzas de Jesucristo.
En cuanto a los milagros, Apocalipsis 16:14 describe un acontecimiento increíble que ocurrirá justo antes del fin de este mundo: “Pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso”.
Las personas pueden ser también fácilmente impresionadas por un acto que parece ser milagroso y suponer rápidamente que el que lo realiza y el mensaje que enseña son de Dios. Las Escrituras nos advierten que aún la capacidad de predecir el futuro no es una prueba de la autoridad de Dios (compare Deuteronomio 13:1-4).
El fin de los demonios
La influencia de los demonios llegará a su fin. La profecía revela que cuando Jesucristo regrese, a Satanás y los demonios se les impedirá que influencien la humanidad por mil años. Judas muestra que eventualmente serán juzgados y sentenciados: “Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eterna, para el juicio del gran día” (Judas 6). (Vea: “Satanás destruido: ¿Cómo?”.)
Sí, los demonios y Satanás existen. Sin embargo, no debemos temerlos si estamos haciendo nuestra parte y estamos sometiendo nuestra vida a Dios y a su camino de vida, que es opuesto al de Satanás y sus demonios. “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Santiago 4:7). “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4).
Dios también nos ha mostrado que debemos vestirnos con una armadura espiritual para protegernos de los ataques de estos espíritus impíos (vea Efesios 6:10-18).
Si desea aprender más acerca del mundo espiritual invisible, lea “Dios vs. Satanás” y “El plan de Dios”. Estos artículos explican el misterio de porqué dicen que Dios, cuya creación obviamente es maravillosa y hermosa, estaba trabajando con una tierra que está en caos y confusión, “desordenada y vacía” (Génesis 1:1-2).