La humanidad siempre se ha preguntado: si Dios es bueno y justo, ¿por qué permite el mal en este mundo? ¿Por qué no interviene para ponerle fin al sufrimiento?
Las personas han tratado de encarar estas preguntas inquietantes desde el comienzo de la historia. Para los humanos, parece obvio—si Dios es, como los cristianos lo proclaman, todo amor y todo poderoso, podría detener el mal y el sufrimiento en este mundo. ¿Por qué no lo hace? Los ateos y gnósticos con frecuencia señalan esta contradicción para respaldar su falta de creencia y escepticismo. ¿Cómo responde un creyente?
Tal vez los seres humanos tendemos a ver este problema con una perspectiva limitada. “¿Por qué el mal?” es una pregunta justa, pero, ¿por qué no darle a Dios la oportunidad de contestarla, de acuerdo con su perspectiva? En su Palabra, Él responde esta pregunta fundamental: ¿Dónde, por qué y cómo se originan el dolor y el sufrimiento? ¿Quién es el verdadero autor de la maldad? ¿Cuál es el propósito de que esta maldad y sufrimiento continúen? Y para ser justos, Dios también examina el papel que los humanos han jugado en la aparición del mal y el sufrimiento—y por qué continúan perpetuándolo.
En lugar de culpar a Dios (algo que se hace con frecuencia—¡aun llamamos a los desastres naturales, “actos de Dios”!), lo invitamos a que usted tenga una perspectiva diferente que le va a explicar claramente, según la Palabra de Dios, las respuestas a estas preguntas tan cruciales.