Si Dios es bueno, ¿por qué existe la maldad? Eventos como el holocausto y matanzas de escolares nos recuerdan constantemente que el mundo está lleno de ella. ¿Será Dios el responsable de todo esto?
¿Alguna vez se ha preguntado “dónde está Dios” cuando escolares inocentes mueren en un tiroteo sin causa, miles de personas son asesinadas en algún atentado suicida, violentos regímenes políticos mutilan o matan a sus opositores o una joven familia muere a causa de un pirómano?
¿Cómo explicar que ocurran cosas tan terribles? ¿Cómo es posible que haya tanta maldad, tristeza y sufrimiento dondequiera que miramos? ¿Está Dios atado de manos ante las fuerzas y acciones malignas que causan estas tragedias?
¿Por qué existe la maldad en el mundo?
El dios de este mundo
La Biblia nos da una respuesta muy clara. Pero, como muchas veces sucede, la gente tiene su propia idea de lo que dicen las escrituras. ¿Cuántas personas se han percatado de que Satanás es el dios de este mundo? Pues esto es lo que el apóstol Pablo revela en 2 Corintios 4:4.
Satanás (a quien Cristo llamó padre de mentira y homicida desde el principio; Juan 8:44) siempre ha querido destruir lo que Dios creó y estableció.
Fue él quien tomó forma de serpiente para engañar a Eva e incitarla a desobedecer a Dios comiendo del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. Así, logró que Adán y su esposa fuesen expulsados del jardín de Edén y la relación del hombre con su Creador se distanciase enormemente.
Más tarde, el puesto de Satanás como dios de este mundo se vio amenazado con el nacimiento de Jesucristo. Es por esto que el diablo intentó acabar con su vida lo más pronto posible inspirando a Herodes para que mandara a matar a todos los varones menores de dos años nacidos en Belén en la época del nacimiento de Cristo. Entonces, José y María se vieron obligados a escapar a Egipto.
Los reinos de este mundo son reflejo de Satanás
Más adelante, Cristo fue tentado por Satanás en el desierto (Mateo 4). En su último intento de vencer a Jesús, lo llevó a una montaña para mostrarle los reinos del mundo y su gloria y le dijo: “Todo esto te daré, si postrado me adorares” (v. 9).
Obviamente Cristo no cayó ante la tentación, pero el punto es que Satanás realmente tenía todos los reinos del mundo en su poder y la autoridad para dárselos. Él —el autor de confusión, padre de mentira, ladrón y homicida— es el dios de este mundo, y este mundo es un reflejo de su carácter. Él es el “príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Efesios 2:2).
También fue Satanás quien incitó a los líderes religiosos de la época de Jesús para que lo crucificaran costase lo que costase. Como está profetizado en Génesis 3:15 “ésta [la simiente de la mujer, Cristo] te herirá [a Satanás] en la cabeza, y tú [Satanás] le herirás en el calcañar”.
¡Venga tu reino!
¿Será por esto que en el modelo de oración Cristo exhorta a sus discípulos a pedir “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10)?
¿Será que Dios ha permitido que Satanás tenga el control del mundo hasta que su Reino sea finalmente establecido en la tierra? Sí, eso es exactamente lo que sucede.
¿Podemos entonces imaginar el tremendo impacto que tendrá la segunda venida de Cristo para la humanidad —cuando la influencia de Satanás sea quitada de en medio durante mil años (Apocalipsis 20:2)? Cuando Cristo venga para establecer el Reino de Dios y gobernar al mundo entero, la tierra literalmente será llena de paz, gozo y prosperidad; el espíritu de contienda, disputa y odio de Satanás será finalmente remplazado por el fruto del Espíritu Santo que Dios derramará sobre el mundo entero (Joel 2:28).
Luego del Milenio, Dios liberará a Satanás por un poco de tiempo (como lo ha estipulado en su plan) y él rápidamente reunirá a un buen grupo de personas para pelear contra Dios (Apocalipsis 20:8). Pero su influencia no durará mucho, y cuando todo pase, Satanás será quitado de en medio para siempre.
El fin de la maldad
El plan de Dios tendrá un desenlace maravilloso. Veamos lo que nos espera cuando las personas que hayan sido salvas se conviertan en miembros espirituales de la familia de Dios y Satanás ya no pueda ejercer su maligna influencia sobre el mundo:
“Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:3-4).
Cristo soportó las tentaciones del dios de este mundo y, siendo el Cordero de Dios, se sacrificó a sí mismo por los pecados de toda la humanidad. Luego resucitó y ascendió al trono de su Padre, que le dio un lugar a su mano derecha, donde se encuentra hasta ahora. Sin embargo, Cristo pronto regresará a la tierra para gobernarla como Rey de Reyes y Señor de Señores, destronando y encerrando al dios del mundo actual.
Finalmente, tendrá el mundo en sus manos y la maldad estará en vías de desaparecer para siempre.
Conozca más sobre esto en “¿Por qué Dios permite el sufrimiento?”