En muchas formas, el Día de Expiación es diferente de las otras fiestas. Al analizarlo según el marco cronológico de Apocalipsis, su significado se aclara más.
El Día de Expiación es diferente de las otras fiestas. Dios ordenó a su pueblo que ayunara (que no comiera ni bebiera ningún líquido, Ester 4:16) en este día, con el fin de acercarse a Él, en tanto que en otras fiestas disfrutamos de la comida y la bebida. (En el Nuevo Testamento, a esta fiesta se le denomina “ayuno” en Hechos 27:9.)
Además, los rituales que Dios le dio a la antigua Israel para el Día de Expiación son únicos, intrigantes y con frecuencia mal interpretados. Pero cuando los analizamos en consonancia con el bosquejo profético en Apocalipsis, el significado se vuelve más claro.
Satanás es atado
Los eventos representados por la Fiesta de Trompetas están resumidos en Apocalipsis 19, y el siguiente suceso profético comienza en Apocalipsis 20:
“Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años” (vv. 1-2).
El apóstol Juan describe a Satanás como el “que engaña al mundo entero” (Apocalipsis 12:9). Parece que Satanás utiliza su influencia perversa para trasmitir actitudes impías y pensamientos pecaminosos a toda la humanidad (Efesios 2:2). No podemos eludir la responsabilidad personal de nuestros pecados y solamente culpar a Satanás (Santiago 1:14), pero podemos entender su sutil pero poderosa influencia que ha desviado a la mayoría de las personas y ha impedido que tengan una relación cercana con su Creador. Él ha estado abriendo una brecha entre el hombre y Dios desde la época de Adán y Eva.
Después del regreso de Cristo, Satanás debe ser removido para allanar el camino de la reconciliación de la humanidad con Dios. Con Satanás alrededor, no es posible alcanzar la paz real y duradera.
Los dos machos cabríos
En los rituales que Dios le dio a Israel para el Día de Expiación había uno que involucraba dos machos cabríos. El sumo sacerdote debía presentarlos delante de Dios y Dios mostraría cuál debía ser sacrificado por “el Señor” (representando a Jesucristo) y cuál sería por Azazel. Este macho cabrío era dejado vivo.
“Y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas su rebeliones y todos su pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado a esto… El que hubiere llevado el macho cabrío a Azazel, lavará sus vestido, lavará también con agua su cuerpo…” (Levítico 16:21-22, 26).
La conexión entre el macho cabrío por Azazel y el apresamiento de Satanás en Apocalipsis 20 es más clara cuando usted se entera que la mayoría de los eruditos creen que Azazel es el nombre de un demonio que habita en el desierto (Diccionario de la Biblia, Vol. 1 p. 326).
Ayuno: Ser uno con Dios
Cuando Satanás sea removido, para la humanidad será más fácil ver cuán nocivo es el pecado y cuán maravillosa la misericordia de Dios. Con el tiempo, cada persona tendrá que reconocer sus propios pecados y tendrá la oportunidad de arrepentirse y buscar el perdón de Dios y la reconciliación con Él. La purificación y la unidad con Dios serán la regla y no la excepción.
La remoción de Satanás hace posible el sexto paso en el plan de Dios, un mundo utópico representado en la sexta fiesta, la Fiesta de los Tabernáculos.