Aunque parezca sorprendente, la creación no terminó en el Jardín de Edén. Si bien muchas personas saben cómo la comenzó Dios, ¡la mayoría ignora su plan para completarla!
En Génesis 1:26, leemos: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. Esto nos dice que Dios creó el universo físico con un propósito: ¡que la humanidad sea hecha a su imagen! Y éste fue su plan desde un comienzo. Por lo tanto, la creación claramente no terminó cuando Dios hizo a Adán y Eva.
¿Cuándo comenzó el plan de Dios exactamente? ¿Acaso fue millones de años atrás con la lenta evolución del ser humano a partir de un animal? ¿O determinó Dios el momento específico en que comenzaría, desarrollaría y llevaría a cabo su propósito para la humanidad?
La Biblia —Palabra de Dios— tiene las respuestas a estas preguntas y pude ayudarle a entender el plan y el propósito que el Creador tiene para su vida. Así es: Dios tiene un plan ¡y quiere compartirlo con usted!
El mundo antes de Adán
Antes de crear al hombre a su imagen, “creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (Génesis 1:1-2, énfasis añadido). La evidencia arqueológica indica que ha habido seres vivos en la tierra desde hace millones de años. Pero, ¿cuándo creó Dios a Adán y Eva?
En realidad, la Biblia no da muchos detalles acerca de la historia del planeta antes de la creación de los primeros humanos. Sin duda, el enfoque de las Escrituras es el plan de Dios y la humanidad como la conocemos hoy en día. Pero, al decir que “la tierra estaba desordenada y vacía”, la Biblia nos da a entender que sí existió una creación previa al Jardín de Edén.
Un planeta desastroso
Las palabras “desordenada” y “vacía” en al pasaje anterior corresponden a los términos hebreos tohu, y bohu respectivamente. Tohu es “un sustantivo masculino que denota amorfia, confusión” (Complete Word Study Dictionaries [Diccionarios Filológicos Completos] de Eugene E. Carpenter, Warren Baker and Spiros Zodhiates, 2003). Y bohu significa “vacuidad, i.e. desolación indistinguible (superficialmente): —futilidad” (Enhanced Strong’s Dictionary [Nuevo Diccionario Ampliado de Strong]).
Por otro lado, Job 38:4-7 nos dice que los ángeles de Dios se regocijaron y alabaron la belleza de la creación del mundo, lo cual resulta bastante extraño al observar la escena descrita en Génesis 1:2. ¿Acaso los ángeles se regocijaron ante la creación de una masa amorfa? ¡Claro que no! E Isaías 45:18 lo comprueba. Como el profeta Isaías nos dice por inspiración divina, Dios no creó la tierra “en vano” (del hebreo tohu).
Entonces, mientras Génesis 1:1 relata la creación inicial del universo físico, ¡el versículo siguiente nos dice que la tierra se había convertido en un desastre! ¿Qué sucedió entre Génesis 1:1 y Génesis 1:2? Le invitamos a descubrirlo en nuestro artículo “Dios vs. Satanás”.
En realidad, el relato bíblico de la creación se refiere a una re-creación o re-ordenamiento de la tierra para que pudiese albergar vida humana. Como dijimos, el enfoque principal de las Escrituras no es la tierra antes del Jardín de Edén, sino el tiempo y los eventos que tuvieron lugar después de esta re-creación, así como el plan de Dios para la humanidad.
El ciclo semanal
El primer capítulo del libro de Génesis describe la interesante cronología de la semana de re-creación. Dios terminó su trabajo en seis días, culminando con la creación del ser humano —su obra maestra— en el día sexto: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto” (Génesis 1:26, 31).
(Para más información acerca de por qué se utiliza la conjugación plural en este versículo —lo cual implica que la familia de Dios está compuesta por más de un Ser— le invitamos a leer nuestros artículos “Dios es bueno” y “Los nombres de Dios”.)
Como vemos, la creación del hombre no fue solamente un acto físico, sino que tiene además un aspecto espiritual. Si bien el ser humano fue creado de carne y hueso, Dios ha propuesto que eventualmente sea hecho a su imagen espiritual. En otras palabras, la creación física de Adán y Eva no fue el fin de la historia; aun faltaba la parte espiritual, un proceso que continúa aun cuando el aspecto físico de la creación ya se ha completado.
Bendición del séptimo día
Más adelante, el libro de Génesis revela que, luego de crear al ser humano, Dios aún tenía algo importante por hacer: “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Génesis 2:1-3).
Pero Dios no descansó en el séptimo día por cansancio, lo hizo para santificarlo. Así, el Creador estableció el día sábado como día de reposo y adoración, lo cual es un elemento clave para completar el aspecto espiritual de la creación del hombre: hacerlo a su propia imagen espiritual.
Dos principios claves
Hay dos principios clave que aprendemos de semana de la creación:
- Siguiendo el ejemplo de Dios, ¡todo ser humano debería trabajar seis días a la semana y reposar el día sábado! (Si desea más información sobre esta importante verdad bíblica, le invitamos a explorar nuestra sección “El día de reposo”).
- El ciclo semanal de siete días parece simbolizar un aspecto más profundo del plan de Dios para la humanidad.
Como el apóstol Pedro explica por inspiración de Jesucristo, la concepción que Dios tiene del tiempo es muy diferente a la nuestra; “para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día” (2 Pedro 3:8).
Y, teniendo esto en mente, tal parece que el ciclo semanal representa la totalidad del plan de Dios para los seres humanos. Durante los primeros seis días (6.000 años según la perspectiva de Dios), la humanidad seguirá su rumbo normal. Pero luego, vendrá un día más (otros mil años), que cumplirá un propósito similar al del día sábado.
Un reposo futuro
Como leemos en Hebreos 4, el sábado tiene un significado muy interesante además de ser el día de reposo designado por Dios: “Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron.
“Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto, juré en mi ira, no entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo. [Las obras acabadas fueron las físicas, no las espirituales.]
“Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día. Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo. Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones.
“Porque si Josué les hubiera dado el reposo [si el propósito de Dios para Israel de llevarlos a la Tierra Prometida se hubiese cumplido], no hablaría después de otro día.
“Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas” (Hebreos 4:1-10, énfasis añadido).
La palabra griega traducida como “reposo” en el versículo 9 es sabbatismos, que significa “guardar un sábado” (Complete Word Study Dictionaries [Diccionario Filológico Completo]). Vale mencionar que, en algunos comentarios bíblicos, este versículo es interpretado según la perspectiva personal del autor. Y, como consecuencia de ello, a veces se dice que Hebreos 4:9 habla de irse al cielo, lo cual se aleja de la enseñanza inspirada por Jesucristo.
Como demuestra la traducción más correcta, este pasaje se refiere nada menos que al séptimo día— aquél que Dios estableció para reposo y adoración desde el principio de la creación y que su pueblo aún guarda en la actualidad. Para más información sobre este tema, consulte “Sabbatismos: ¿Se habla de la observancia del sábado en Hebreos 4:9?”.
Además, si analizamos Hebreos 4:1-10 detenidamente, veremos que estos pasajes nos hablan de tres tipos de reposo diferentes: (1) el reposo semanal del séptimo día, (2) el “reposo” que Israel debería haber tenido en la Tierra Prometida, y (3) un reposo futuro.
¿Cuándo llegará este futuro reposo y cuánto durará?
Mil años de reposo
“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años” (Apocalipsis 20:4, énfasis añadido).
Todo encaja en su lugar, ¿no es así? La palabra “milenio” —proveniente del latín— se refiere a un período de 1.000 años que, siguiendo la analogía del ciclo semanal, sucederá después de los 6.000 años en que la humanidad seguirá su propio rumbo. El Milenio comenzará cuando Dios establezca su gobierno en la tierra, trayendo la paz verdadera (reposo) por primera vez en la historia humana. Y, cuando lo haga, Cristo compartirá su trono con sus santos, quienes le ayudarán a instaurar la paz en un mundo desesperanzado.
Éste es el futuro reposo milenario que el día sábado representa —un paso fundamental en el plan que Dios ha diseñado para completar la creación del hombre a su imagen.
¿Necesitaba Dios seis días?
Obviamente, el Dios omnipotente no necesitaba seis días para reordenar y poblar la tierra. Pero tal parece que decidió hacerlo así, en seis días para simbolizar los 6.000 años en que daría libertad a los seres humanos para probar toda forma de gobierno, religión y cultura que se les ocurra. Sin duda, 6.000 años serán un tiempo suficiente para demostrar que el hombre no puede alcanzar el verdadero reposo sin la ayuda de Dios.
Aunque no conocemos la fecha exacta en que Adán fue creado, la cronología bíblica indica que la historia humana está cerca de cumplir 6.000 años.
En otras palabras, el regreso de Jesucristo y el establecimiento de ese reposo milenario no están muy lejos. Una de las razones por las cuales Dios santificó el séptimo día de la creación como día de reposo espiritual fue simbolizar el reposo del Milenio, cuando abrirá las puertas de su familia espiritual a millones —o tal vez billones— de personas.
Una pregunta sin responder
Pero ¿qué sucederá con todas aquellas personas que murieron sin conocer el plan de Dios? Como vemos en Hechos 4:12, la salvación (que culminará cuando Dios transforme a sus seguidores en seres espirituales, creándolos por completo a su imagen) es imposible sin Jesucristo. Y es evidente que millones de personas han muerto sin haber siquiera oído el nombre de Cristo, y sin haber recibido tampoco la invitación de Dios a ser creados a su imagen.
Por otro lado, en 2 Pedro 3:9, leemos que Dios no quiere perder a nadie. Entonces, ¿cómo salvará al resto del mundo?
Si desea conocer la respuesta, no dude en leer nuestro artículo “La segunda resurrección: ¿una segunda oportunidad?”. Muchas personas han leído la Biblia sin descubrir esta impresionante verdad. ¡Pero ahora usted tiene la oportunidad de comprender este increíble y reconfortante futuro, el último paso del plan de Dios!