Hace poco más de 60 años, mis padres eran jóvenes y criaban a dos hijos pequeños (mi hermano y yo) cuando descubrieron las fiestas bíblicas anuales.
Ambos crecieron en iglesias cristianas tradicionales y, como la mayoría, siempre celebraron Navidad y Semana Santa. Esas eran las fiestas religiosas más importantes del año para ellos, y nunca se imaginaron que lo que estaban haciendo no era exactamente lo que Dios esperaba que hicieran.
Poco después de descubrir que el día de reposo bíblico era el sábado y no el domingo, mis padres comenzaron a guardar el séptimo día de la semana —excepto por la media jornada que el trabajo de papá le exigía cada dos sábados. (Lea más acerca de esto en nuestro folleto gratuito El sábado: un regalo de Dios que hemos descuidado.)
Luego, ambos concluyeron que debían bautizarse, y decidieron viajar desde nuestra casa en Houston hasta el este de Texas para asistir a un servicio de la Iglesia, oficiado por el ministro que les había enseñado sobre el sábado en un programa de radio.
Fiestas desconocidas
Al terminar los servicios, mis padres hablaron sobre el bautismo con uno de los ministros. Para evaluar su preparación, el ministro les preguntó si conocían el día de reposo bíblico y si lo estaban guardando. Ellos respondieron que “sí, casi siempre”.
Mi papá entonces supo que debía guardar el sábado completo, todos los sábados, y a partir de ahí se comprometió a obedecer sin importar lo que pasara con su trabajo. (Afortunadamente, le permitieron no trabajar los sábados y, con el tiempo, los demás trabajadores de su empresa tuvieron el sábado y el domingo libres también.)
Poco después, mis padres se bautizaron, y ese mismo día hicieron otro descubrimiento interesante: además del sábado semanal, existían días de reposo anuales, uno de los cuales —Pentecostés— se celebraría al día siguiente.
Ellos nunca habían oído hablar de las fiestas anuales de Dios. La iglesia a la que asistían antes no las enseñaba y mis padres no tenían idea de que Dios quería que las guardasen en la actualidad. Uno de los miembros que habían conocido simplemente les dijo: “¡No pueden irse a casa aún! Deben quedarse para Pentecostés”, y mis padres, intrigados por el nuevo descubrimiento, se quedaron para asistir a servicios nuevamente. Más tarde, al estudiar las Escrituras y ver que la Iglesia del Nuevo Testamento efectivamente había celebrado esa fiesta anual, ellos decidieron que debían empezar a guardar todas las fiestas bíblicas de Dios.
Así, un día después de ser bautizados, mis padres celebraron su primera fiesta bíblica anual, y desde entonces siguieron guardando todas las fiestas de la Biblia.
Profundos beneficios
En ese momento mis padres no sabían lo profunda que sería su decisión. Pero con el tiempo descubrieron que las fiestas de Dios responden algunas de las preguntas más importantes de la vida: nos revelan cómo trabaja Dios con su pueblo, qué espera de nosotros, y cuáles son sus planes para quienes deciden obedecerle.
Además, cuando comenzaron a guardar las fiestas de Dios en lugar de Navidad y Semana Santa, mis padres nos contaron que su relación con Él se volvió mucho más profunda y pudieron entender mejor el propósito de su vida.
Mi hermano y yo —al igual que mi hermana, quien nació pocos años después— también fuimos bendecidos gracias a la decisión de nuestros padres. Además descubrimos la belleza y plenitud de celebrar las fiestas de Dios. Ahora que conocemos tan grande bendición, ninguno volverá a celebrar Semana Santa o Navidad.
¿Está listo para una mejora?
Cuando llega el inicio de un nuevo año, muchas personas evalúan sus vidas y se proponen mejorar su salud, sus finanzas, disfrutar más de la vida y mejorar sus relaciones con la familia y amigos. Todas estas son buenas resoluciones.
Pero, ¿qué hay de su salud espiritual? ¿Está listo para mejorar su relación con Dios este año? ¿Está listo para profundizar su entendimiento del plan que Él tiene para usted y toda la humanidad, celebrando las fiestas santas que Él ordena?
¿Importa realmente?
Tal vez se esté preguntando por qué decimos que Navidad y Semana Santa no son fiestas bíblicas y, si estamos en lo correcto, cómo es que estas celebraciones se introdujeron en el cristianismo moderno. Es más, puede que se pregunte si realmente importa qué fiestas guarde usted.
Estos son algunos hechos básicos que le ayudarán a descubrir las respuestas:
Cuando hablamos de fiestas religiosas, hoy en día la mayoría de quienes dicen ser cristianos no guarda los días que Jesús guardó. En cambio, el cristianismo moderno ha aceptado la decisión de sus antiguos líderes, que cambiaron los días que observaron Jesús y los cristianos del primer siglo. En su lugar, aceptaron celebraciones paganas como la Navidad y Semana Santa, que fueron adaptadas para que parecieran tener un significado cristiano varios siglos después de la muerte de Jesús.
Los historiadores explican que los líderes religiosos hicieron estos cambios para separar el cristianismo del judaísmo y facilitar así la conversión de los paganos. Pero, si bien este razonamiento obviamente les pareció correcto a quienes lo siguieron, el resultado ha sido catastrófico.
Al abandonar las fiestas bíblicas de Dios, el cristianismo tradicional dejó “la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 1:3). Y como consecuencia, las personas perdieron de vista una serie de hermosas fiestas creadas por Dios para recordarnos año tras año cómo funciona su plan de salvación para toda la humanidad. (Lea más acerca de esto en nuestro folleto gratuito Las fiestas santas de Dios: Él tiene un plan para usted).
Las fiestas de Dios
Afortunadamente, las fiestas de Dios y sus profundos significados están registrados en la Biblia y hay muchas personas alrededor del mundo que las han descubierto y las celebran.
Este es un breve resumen de estos días tan maravillosamente diseñados, que se complementan entre sí en su significado espiritual.
Pascua: Jesús y los apóstoles guardaron esta fiesta la tarde antes de su crucifixión, y es un día que nos recuerda el sacrificio de Cristo por nuestros pecados. Ese es el fundamento del cristianismo y el inicio del plan de salvación de Dios —un plan cuyo fin es dar vida eterna como miembros de la familia de Dios a todos aquellos que le obedezcan.
Panes Sin Levadura: Esta es una fiesta de siete días que incluye dos días de reposo: el primero y el séptimo. La forma en que se celebra es sacando la levadura (símbolo del pecado) de nuestras casas para recordar las instrucciones de Cristo de que tenemos que sacar el pecado de nuestras vidas para agradar a Dios.
Pentecostés: Esta fiesta representa la recepción del Espíritu Santo, que Dios les da a quienes se arrepienten de sus pecados y son bautizados. El Espíritu Santo nos da el poder para obedecer los mandamientos de la Biblia, y es a través de este Espíritu que podemos recibir el regalo de la vida eterna.
Fiesta de Trompetas: Esta fiesta es el punto de inflexión en el plan de Dios. Es un día que representa el regreso de Cristo a la Tierra, la resurrección y transformación de los creyentes fieles a seres espirituales, y el momento en que Cristo tomará a la fuerza el control de las naciones para establecer el Reino de Dios aquí en la tierra.
Expiación: Este día se observa con un ayuno (abstenerse de comida y bebida para humillarnos y acercarnos a Dios) y representa el momento en que Satanás será atado por mil años. Sin Satanás de por medio, quienes sobrevivan a los caóticos eventos previos al regreso de Cristo podrán entender y escoger el camino de Dios con mucha más facilidad.
Fiesta de Tabernáculos: Esta fiesta de siete días ilustra el gobierno de mil años de Cristo en la Tierra. Cuando los efectos de su gobierno finalmente se extiendan a todo el mundo, todos los seres humanos tendrán la oportunidad de responder al llamado de Dios y disfrutar de paz y prosperidad universales.
Octavo Día: Esta última fiesta, comúnmente llamada “Último Gran Día”, es la culminación del plan de salvación de Dios para toda la humanidad. Todos los seres humanos que vivieron y murieron antes del regreso de Cristo sin comprender el camino de Dios, serán resucitados a vida física para recibir su oportunidad de conocer el plan de Dios y hacer su voluntad.
La bendición prometida
Cambiar Navidad y Semana Santa por las fiestas santas de Dios nos abre la puerta hacia una relación más profunda con nuestro Creador y una mejor comprensión de su plan para la humanidad. Como dice Salmos 111:10, “Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos”.
Esperamos sinceramente que nuestros lectores estén listos para empezar a guardar las fiestas anuales bíblicas —días que, al celebrarlos, profundizarán notablemente su relación personal con Dios. Si usted tiene dudas acerca de cómo introducir estas fiestas en su vida, por favor siéntanse en libertad de contactarnos. Estaremos muy felices de poder ayudarlo.
Para descubrir más acerca de las fiestas santas de Dios, descargue nuestro folleto gratuito Las fiestas santas de Dios: Él tiene un plan para usted, o vea nuestra serie de videos Las fiestas del Eterno, en el Centro de aprendizaje de VidaEsperanzayVerdad.org.
Recuadro: Malentendidos acerca de las fiestas de Dios
Algunas personas piensan que las fiestas de Levítico 23 eran sólo para los judíos y formaban parte de su antiguo sistema de sacrificios. Pero, si bien es cierto que en esos días se realizaban sacrificios, debemos recordar que los judíos hacían sacrificios todos los días. Además, el Nuevo Testamento demuestra que Jesús y los primeros cristianos también observaron las fiestas bíblicas, ahora con un significado espiritual más profundo. Se entendía que los antiguos sacrificios prefiguraban el sacrificio de Cristo por nuestros pecados.
Lejos de haber quedado obsoletas, Pablo escribió que las fiestas son “sombra de lo que ha de venir” (Colosenses 2:17) —es decir, nos ayudan a entender los planes que Dios tiene para el futuro. De hecho, Zacarías (por inspiración de Dios) profetizó que la Fiesta de Tabernáculos se seguirá observando aún después de que Cristo regrese a la Tierra (Zacarías: 14:16-19).
Las fiestas de Dios son para todos y no están obsoletas. Su significado es sumamente relevante para toda la humanidad y, eventualmente, todos las celebrarán.
¿Por qué no empezar a celebrarlas ahora?