Dios estableció siete fiestas que se celebraban en el Antiguo y el Nuevo Testamento. No obstante, muchos cristianos saben muy poco acerca de ellas. ¿Qué podemos aprender acerca de estas fiestas?
con Dios? Si Dios lo invitara a reunirse con Él y le diera unas fechas, ¿qué haría usted?
Posiblemente usted se preguntaría: ¿por qué? ¿Qué ropa llevo? ¿Cómo debería actuar? ¿Realmente es una invitación para mí?
Una cita con Dios
Quizás en su escritorio usted tiene una Biblia o un programa de la Biblia. Veamos Levítico
23:1-2:
“Habló el Eterno a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Las fiestas solemnes del Eterno, las cuales proclamaréis como santas convocaciones, serán estas”.
En el versículo 2, la palabra que se traduce como “fiestas” viene del hebreo moed. Esto significa “una hora o un lugar señalados", especialmente "una hora específica señalada, generalmente para una fiesta o un festival sagrado” (The Complete Word Study Dictionary Old Testament [Diccionario completo de estudio de palabras del Antiguo Testamento], pp. 582-583).
En el versículo 3, se refiere al sábado como una de las fiestas de Dios (una reunión semanal con Dios) que incluye convocación —del hebreo miqra, que significa “leer, una reunión pública, una asamblea” (ibídem p. 662). Una reunión santa es apartada por Dios con un propósito especial. (si usted desea estudiar más acerca del sábado, lo invitamos a leer nuestro folleto, El sábado: un regalo de Dios que hemos descuidado).
Continuando en el versículo 4, leemos:
“Estas son las fiestas solemnes del Eterno, las convocaciones santas, a las cuales convocaréis en sus tiempos”.
Además del sábado, Dios ha designado siete fiestas anuales en la Biblia. ¡Éstas son citas con Dios! Aun así, la mayoría de las personas ignoran esto o no entienden el significado que tienen.
Otras palabras que se usan para describir las siete fiestas de Dios son hag, un sustantivo que significa fiesta, y hagag, un verbo que significa “celebrar una fiesta, una fiesta de peregrinos, celebrar un día santo” (ibídem, p. 312, 313).
Dios quiere reunirse con nosotros para que celebremos juntos —y para enseñarnos.
Santa convocación: reuniones apartadas por Dios
Cuando Dios llama a una santa convocación, tenemos la oportunidad de ser parte de una reunión o asamblea para aprender de Él.
Todo lo que Dios hace y nos pide tiene un significado.
En la Biblia hay pocos ejemplos que describen en detalle algunas de las cosas que se enseñaban en festivales específicos.
- Las enseñanzas de Jesús en la Pascua, las encontramos en Mateo 26 y Juan 13-17.
- El resumen del sermón de Pedro en el día de Pentecostés está en Hechos 2.
- La enseñanza de Esdras en la fiesta de Trompetas está descrita en Nehemías 8.
Más allá de estas amplias enseñanzas, puede ser difícil descubrir los significados de algunas de estas fiestas. Muchas personas a lo largo de la historia las han celebrado sin entender realmente lo que representan.
Jesucristo continuó la celebración de estas fiestas, al igual que sus discípulos y la Iglesia del Nuevo Testamento. (Si desea investigar más acerca de este tema, lo invitamos a leer nuestros artículos “Las festividades cristianas” y “Escondidas a plena vista: las fiestas que Jesús guardó”.) De hecho, las siete fiestas del Señor adquirieron un mayor significado para la Iglesia.
La Pascua
El apóstol Pablo resume el significado de la Pascua: “porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros” (1 Corintios 5:7).
Así como la sangre del cordero salvó a los israelitas de la muerte en la décima plaga sobre Egipto, el derramamiento de la sangre de Cristo permite que nuestros pecados sean perdonados. Esto se conmemora siguiendo el ejemplo de Cristo en su última Pascua (1 Corintios 11:23-26).
La Pascua es el punto de partida del plan de salvación de Dios.
La fiesta de Panes Sin Levadura
Pablo también habló acerca de la fiesta de los siete días que se celebra después de la Pascua. Durante la fiesta de los Panes Sin Levadura, los leudantes (así como la levadura activa) representan el pecado.
Pablo advirtió, “No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros” (1 Corintios 5:6-7).
Estas siete fiestas del Señor revelan el plan de amor que Dios tiene para la humanidad. Celebrarlas cada año nos sirve como recordatorio y anima a todos los que se enfrentan al mundo, a Satanás y sus influencias malignas.
Sacar la levadura les recuerda a los cristianos que deben sacar el pecado de su vida y reemplazarla por pensamientos y acciones que estén de acuerdo con Dios. Pablo continúa y les ordena a los cristianos que deben guardar la fiesta de Panes Sin Levadura:
“Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad” (v. 8).
Durante la celebración de la fiesta de Panes Sin Levadura en el antiguo Israel, tuvo lugar una ceremonia sin precedentes. Algunas personas, por equivocación, hoy en día llaman a esta fiesta “fiesta de las Primicias”, pero un análisis más detallado muestra claramente que esta no es una fiesta aparte. Sin embargo, tiene un gran significado y fue utilizada como punto de partida para el conteo de la próxima fiesta, Pentecostés, que se celebra 50 días después.
Las primicias que se mencionan en Levítico 23:10 se refieren a una gavilla de la primera cebada que se cosechaba.
“La presentación de la gavilla el día después del sábado [durante la fiesta de Panes Sin Levadura] representaba la dedicación de la cosecha de todo el año; y hasta que esto no se llevara a cabo, ninguno de los granos nuevos se podía comer” (Comentario bíblico del expositor, edición abridged, comentario acerca de Levítico 23:9-14).
En el Nuevo Testamento vemos que Jesús pasó tres días y tres noches en la tumba, luego, en el primer día de la semana durante la fiesta de Panes Sin Levadura, cumplió con esta ofrenda de la gavilla de cebada. Éste fue el día en el que ascendió donde el Padre (Juan 20:17).
Fiesta de las Semanas o Pentecostés
Contando 50 días, a partir del momento en que se mece la gavilla (Levítico 23:11, 36) llegamos a la fiesta de las Semanas o Pentecostés, como se le conoce en el Nuevo Testamento.
El sermón de Pedro, bastante inspirador, y sus resultados nos recuerdan los maravillosos dones que Pentecostés representa. Dios hizo posible que nos arrepintiéramos, fuéramos bautizados y recibiéramos el Espíritu Santo (Hechos 2:38). Aquellos que tienen el Espíritu Santo, conforman la Iglesia de Dios que Jesús comenzó a edificar durante ese día (v. 47; Mateo 16:18).
Entonces, las primeras tres fiestas nos recuerdan los tres primeros pasos en el plan de salvación de Dios que ya han sucedido: el sacrificio de Cristo, nuestro éxodo de la esclavitud del pecado y la fundación de la Iglesia. ¿Qué pasa con el significado de las otras cuatro fiestas?
Sombra de lo que ha de venir
Pablo se refiere a las fiestas de Dios como “sombra de lo que ha de venir” (Colosenses 2:17). A pesar de que nos gustaría tener una visión clara de los acontecimientos futuros en el plan de Dios, “ahora vemos por espejo, oscuramente” (1 Corintios 13:12). Pero podemos vislumbrar la sombra que insinúa “cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Corintios 2:9).
¿Cuáles son los siguientes pasos en el plan de Dios? Apocalipsis 19 y 20 (entre otros pasajes) mencionan los acontecimientos que siguen en el plan de salvación de Dios.
La fiesta de Trompetas
Apocalipsis 19 registra los acontecimientos que preceden el regreso de Jesucristo a la Tierra para detener la autodestrucción de la humanidad y establecer el Reino de Dios. Entre ellos están la destrucción del malvado sistema babilónico de los tiempos del fin, las bodas del Cordero y su esposa (los santos resucitados) y la derrota final de los ejércitos que se oponen a Cristo.
Otras escrituras hacen énfasis en el sonido de las trompetas relacionadas con estos tiempos (Mateo 24:31; 1 Corintios 15:51-52; Apocalipsis 8:6; 11:15).
El día de Expiación
Las ceremonias del Antiguo Testamento para el día de Expiación anuncian un acontecimiento de los tiempos del fin. El macho cabrío por Azazel de Levítico 16 refleja la influencia de Satanás para llevar a la humanidad al pecado. El otro macho cabrío representa el sacrificio de Jesucristo, por medio del cual los pecados pueden ser perdonados. (Si usted desea estudiar más acerca de este tema, lo invitamos a leer nuestros artículos “Levítico 16 y el día de Expiación” y “El día santo que más odia Satanás”.)
Apocalipsis 20:1-3, nos muestra la solución:
“Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo”.
Después de que Satanás es encadenado y se le restringe la capacidad de influenciar a la humanidad, la Biblia vaticina un tiempo de paz y prosperidad.
La fiesta de Tabernáculos
Apocalipsis 20:4 habla acerca del periodo de 1.000 años cuando los santos resucitados van a servir bajo la dirección de Jesucristo. Cuando el Reino de Dios, que ha sido profetizado durante mucho tiempo, gobierne la Tierra, todas las profecías utópicas se harán realidad.
La fiesta de Tabernáculos es un presagio de estos acontecimientos, una fiesta de siete días de abundancia que se celebra en moradas temporales. Incluso los 1.000 años, en algún momento, se verán como algo temporal.
Miqueas registra una de estas increíbles profecías:
“Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa del Eterno será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos. Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte del Eterno, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Eterno. Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos; y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra. Y se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente; porque la boca del Eterno de los ejércitos lo ha hablado” (Miqueas 4:1-4).
El conocimiento del camino de vida de Dios se dará a conocer a toda la humanidad, y esto va a traer paz, plenitud y la aceptación de su ofrecimiento de salvación.
El Octavo Día
No obstante, muchos se preguntan por la mayoría de las personas que a lo largo de toda la historia no conocieron el camino de Dios o no recibieron su llamamiento. Afortunadamente, nuestro misericordioso Dios tiene un plan para todos aquellos que nunca tuvieron la oportunidad de salvación. El Octavo Día representa este acontecimiento, una fiesta que se celebra justo después de la fiesta de Tabernáculos. Está descrita en Apocalipsis 20:11-12:
“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros [de la Biblia] fueron abiertos [para su entendimiento], y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida [fue abierto para que más nombres puedan ser inscritos]; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras”.
Muy pocas personas entienden esta fiesta y su increíble significado. Si usted desea estudiar más acerca de este tema, lo invitamos a leer nuestros artículos: “¿Qué pasa con aquellos que murieron sin esperanza?”, “¿Es justo Dios?” y “La segunda resurrección: ¿una segunda oportunidad?”.
Celebrar las fiestas correctas de la manera correcta
Estas siete fiestas del Señor revelan el plan de amor que Dios tiene para la humanidad. Celebrarlas cada año nos sirve como recordatorio y anima a todos los que se enfrentan al mundo, a Satanás y sus influencias malignas.
Pero sólo celebrar las fiestas no es suficiente. El antiguo Israel guardaba en algunas ocasiones las fiestas, pero generalmente sin la actitud correcta o el deseo de aprender y obedecer. Isaías registra la indignación de Dios con todos aquellos que celebran las fiestas de manera hipócrita y continúan haciendo el mal, con sus manos “llenas de sangre” (Isaías 1:13-20).
Dios quiere que sus caminos, incluyendo estas siete fiestas, nos permitan cambiar y nos ayuden a pensar como Él lo hace.
Jesús expresó su amor por sus discípulos y su celo por estas fiestas:
“Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca!” (Lucas 22:15).
Así mismo, como dijo Pablo: “Así que celebremos la fiesta” (1 Corintios 5:8) —y guardemos las fiestas de la manera como Dios quiere que lo hagamos.
Si usted desea aprender más acerca de estas sietes fiestas, lo invitamos a leer nuestro folleto Las fiestas santas de Dios: Él tiene un plan para usted.