De la edición Enero/Febrero 2024 de la revista Discernir

Estados Unidos: un exportador de ideologías radicales al mundo

Algunas ideologías sociales y políticas radicales se están expandiendo al mundo desde los Estados Unidos, separando a este país de sus aliados y alentando a sus enemigos. ¿A dónde llevará esto?

Estados Unidos es la mayor cartelera del mundo y una superpotencia cultural sin par. La exportación cultural de Estados Unidos a través del entretenimiento, la economía, las comunicaciones y las redes sociales significa que nada de lo que ocurre en Estados Unidos se queda en Estados Unidos. Este poder blando sin precedentes tiene consecuencias globales. Muchos países son afectados por las olas de las tendencias norteamericanas.

“Las tradiciones estadounidenses”, según una editorial de Wall Street Journal (27 de octubre del 2022), “hicieron de nuestra cultura la envidia del mundo. También ayudaron a los Estados Unidos a formar alianzas y, cuando fue necesario, a ganar guerras”.

Pero, según el comentario, en lugar de usar este poder blando para reafirmar los valores occidentales tradicionales y los intereses de Estados Unidos, la actual política exterior estadounidense “está haciendo proselitismo con la ideología woke y sus implicaciones podrían ser catastróficas”.

¿Qué es woke?

Woke (“despierto”) es un término coloquial en inglés que se originó como una referencia al hecho de estar alerta y oponerse activamente a la injusticia racial y la discriminación social percibidas. Adoptado en un principio en las universidades estadounidenses, este término inicialmente se enfocaba en los privilegios de los blancos y las compensaciones de la esclavitud. Pero luego, se convirtió en una ideología más amplia y parte de una guerra cultural.

Desde entonces, el concepto de woke se ha extendido para incluir una variedad de problemas, desde el racismo hasta la identidad sexual, la moralidad sexual y la inmigración. Todos estos temas generalmente se observan desde el lente de los prejuicios y los grupos de opresores/oprimidos.

Personas de diferentes partes del espectro político usan la ideología woke como un llamado a la unificación en contra de las ideas a las que se oponen. Pero en general, el término representa una ideología social de progresismo radical.

Lo que comenzó como una filosofía universitaria pasajera, hoy se ha convertido en un concepto cada vez más intolerante y la ideología dominante en las instituciones gubernamentales, las asociaciones médicas, los medios de comunicación e incluso la milicia.

Un aspecto constante en el progresismo social es que rechaza prácticamente todos los principios del cristianismo y reemplaza la religión con un absolutismo moral radical que categoriza a todas las personas como víctimas u opresores.

En The Atlantic, Shadi Hamid, miembro de la institución Brookings, comenta: “No es sorpresa que las nuevas ideologías estadounidenses, en su intento por llenar el vacío que antes ocupaba la religión, sean tan divisorias. Están diseñadas para dividir” (“America Without God” [Estados Unidos sin Dios], abril del 2021).

“Sus adherentes”, continúa Hamid, “toman nociones religiosas… y las adaptan para fines seculares”.

¿Promueve el Departamento de Estado de los Estados Unidos ideas progresistas?

La política de exterior del Departamento de Estado de los Estados Unidos ha defendido la libertad religiosa, los derechos humanos y la igualdad de oportunidades desde hace mucho. Con el tiempo, estos fundamentos de la diplomacia cultural se han convertido en valores universales y han adquirido gran importancia.

Pero hoy en día, incluso frente a problemas inminentes como la competencia económica internacional y el peligro del aumento de la agresión china y rusa, la prioridad de la administración actual es la exportación de teorías “críticas” a las audiencias externas a expensas de los principios fundamentales e imperecederos.

Pareciera que la política del exterior se está convirtiendo en una extensión de la política interna. El Departamento de Estado de los Estados Unidos está planteando una agenda social rígida y divisiva en la vanguardia de su participación diplomática en el exterior, para la confusión, consternación e incluso el escarnio de los aliados y enemigos del país.

“Los derechos LGBTQ+”, según el vocero del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, “son una parte central de nuestra política exterior”. La naturaleza extrema de esta agenda quedó clara cuando se pidieron $2.600 millones de dólares en el presupuesto 2023 que, según un comunicado de prensa de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, financiarían “programas de asistencia internacional que promueven la igualdad y equidad de género en todo el mundo”. (Esto a pesar del nivel de deuda récord de Estados Unidos.)

La nueva posición de Portavoz para la Igualdad y Justicia Racial tiene la tarea de promover los derechos humanos de las personas lesbianas, gay, bisexuales, transgénero e intersexo. Además, se le dio autoridad amplia para dirigir el trabajo del Departamento de Estado en cuanto a ayudas internacionales, estrategias de política exterior, presupuestos y mensajes públicos.

Colonialismo cultural

Las nuevas iniciativas de política exterior de Estados Unidos promueven doctrinas de sexo y género que generan controversia aun dentro del país.

Éstas son sólo algunas de las conflictivas iniciativas que se han llevado al exterior:

  • Las embajadas de los Estados Unidos organizaron y participaron en varias celebraciones del dogma postmoderno del género fluido con eventos especiales durante el mes del “orgullo”. El sitio web del Departamento de Estado destacó sus celebraciones de “el Día para Salir del Armario, el Día del Espíritu, el Día Internacional de los Pronombres, el Día de la Conciencia para la Comunidad Intersexual y la Semana de la Conciencia Asexual (que celebra a las personas con identidades del espectro asexual). Muchas de estas celebraciones fueron destacadas por primera vez en la historia del Departamento”. Estos reconocimientos de virtud continuaron con el tuit del secretario de Estado Antony Blinken acerca del “Día Internacional Contra la Homofobia, Bifobia, Interfobia y Transfobia”.
  • En las embajadas estadounidenses se ha autorizado que se icen estandartes del arcoíris del orgullo y banderas de “Las vidas negras importan” [Black Lives Matter] junto a la bandera de los Estados Unidos.
  • Los pasaportes de los ciudadanos estadounidenses ahora les permiten identificarse con el género que prefieran, incluyendo el género X para las personas no binarias, intersexo y no conformes con su género.
  • En un esfuerzo por “promover la diversidad y la inclusión”, el Departamento de Estado ha otorgado subvenciones culturales para “apoyar el logro de las metas y los objetivos de la política exterior de Estados Unidos, promover los intereses nacionales y mejorar la seguridad nacional”. Estas subvenciones han financiado de todo: desde obras de teatro travestis en Ecuador hasta un festival de películas acerca de la cultura travesti, el incesto y las relaciones sexuales entre adultos y menores en Portugal. El Líbano, un país que apenas se escapa del desastre económico, recibió una subvención para una “biblioteca de género y sexualidad”; además Hyderabad y Chennai, India, recibieron fondos para realizar talleres acerca de los derechos de la comunidad LGBTQI+.

Inquietud global

La mayoría de los países fuera de la esfera occidental se adhieren a valores más tradicionales y no quieren que el Departamento de Estado de los Estados Unidos les dé lecciones acerca de los valores modernos.

Este hostil colonialismo cultural, como algunos lo perciben, está provocando cada vez más conflictos. Los países africanos e islámicos en Medio Oriente rechazan las ideas progresistas acerca del matrimonio, la familia y el género. Los países con mayorías católicas rechazan el aborto. Y para las naciones europeas, la presión sobre la inmigración, la identidad y el poscolonialismo resulta divisoria.

La lucha contra las teorías woke tiene a los jefes de estado europeos buscando un líder.

Según el autor y experto en política exterior Walter Russell Mead, “Muchos de los valores importantes para los líderes culturales de occidente (derechos LGBTQ, aborto libre, libertad de expresión entendida como permiso para la pornografía en línea sin restricción) confunden y ofenden a miles de millones de personas que no siguen las últimas tendencias de las universidades estadounidenses… Además, los nuevos valores liberales post-judeocristianos de occidente dividen al occidente mismo. Las guerras culturales internas no promueven la unidad en el exterior”.

Cambio en la percepción de Estados Unidos

En un artículo de opinión del Wall Street Journal, titulado “Woke Imperialism Harms U.S. Interests” [El imperialismo del woke perjudica los intereses de Estados Unidos], el renombrado experto en geopolítica Jakub Grygiel explica que Estados Unidos está “impulsando un concepto de vanguardia acerca de ‘derechos’” que está aislando al país.

“En lugar de ser admirado y emulado”, predice Grygiel, “Estados Unidos se está convirtiendo para otros países (incluyendo algunos aliados) en una potencia que en el mejor de los casos debe ser ignorada, y en el peor de los casos evitada… Como resultado, Estados Unidos es menos llamativo para muchos de nuestros amigos y menos temido por nuestros enemigos”.

La guerra contra ideas progresistas

Desde comienzos del 2021, Francia comenzó a ver un creciente énfasis en le wokisme —la adaptación francesa del término estadounidense woke. Como consecuencia, la resistencia en contra de la histeria progresista norteamericana se está extendiendo en la alta sociedad y educación francesas. Los políticos, intelectuales destacados y periodistas franceses están advirtiendo que las ideas progresistas de los estadounidenses obsesionados con la identidad (específicamente la raza, el género y el postcolonialismo) están socavando su sociedad.

Se dice que le wokisme está fomentando el secesionismo, perjudicando la unidad nacional, incentivando el islamismo y lastimando el respetado legado intelectual y cultural de Francia.

El ex ministro de educación francés Jean-Michel Blanquer, en una entrevista con el periódico francés Le Monde, dijo que la ideología woke “fragmenta y divide, y ha conquistado algunos círculos políticos, mediáticos y académicos”.

El presidente francés Emmanuel Macron fue incluso más allá, diciendo que “ciertas teorías de ciencia social completamente importadas de los Estados Unidos”, están “racializando” a Francia, creando división entre las minorías, y son una “amenaza existencial” para su país.

Países que antes estaban tras la Cortina de Hierro (Hungría, Polonia y República Checa) ahora se preguntan qué es lo mejor para sus intereses nacionales y ven el movimiento woke como un riesgo para la seguridad y cohesión social de Europa. Las reacciones negativas a las ideas estadounidenses woke incluso están inclinando elecciones, y algunos partidos populistas y nacionalistas europeos están ganando terreno. Algunos de los temas que se han utilizado con éxito elección tras elección, se oponen a la inmigración en masa, el Marxismo cultural y el desmedro de los valores familiares tradicionales.

En Alemania, el partido de derecha Alternativa para Alemania ha logrado avances sin precedentes. En Finlandia, Suecia y Eslovaquia, los partidos de extrema derecha que defienden los esfuerzos anti-woke, están apoyando coaliciones. En las recientes elecciones de España e Italia, los votantes demostraron una creciente oposición a los nuevos ideales woke en cuanto a la ciencia climática, la inmigración y las leyes pro-LGTBQ+.

La única primer ministro mujer que Italia ha tenido, Giorgia Meloni, en funciones desde octubre del 2022, ha criticado fuertemente el extremismo de género, ha alabado los valores familiares tradicionales y ha dicho “no al lobby LGBT”.

La lucha contra las teorías woke tiene a los jefes de estado europeos buscando un líder. Como dijo Yaroslav Trofimov, el principal corresponsal de política exterior para The Wall Street Journal: “Si observamos los comentarios de los líderes de extrema derecha a lo largo de Europa, siempre dicen que necesitamos un líder fuerte como Putin que defienda nuestros valores, nuestra civilización, de la decadencia de occidente”.

Rusia y China atacan la difusión de ideas progresistas de occidente

“La confusión moral y política del occidente contemporáneo”, dice Walter Russell Mead, “es el arma secreta que según los líderes de Rusia y China pondrá al orden mundial estadounidense de rodillas”.

Incluso mientras Estados Unidos envía miles de millones de dólares en armamento a Ucrania, la promoción de eventos de “orgullo” en Kiev pone a Norteamérica en conflicto con la cultura de un país que en su mayoría es cristiano ortodoxo.

El presidente ruso Vladimir Putin intenta debilitar la determinación y unidad occidentales proclamando a Rusia como el bastión de los valores tradicionales.

Una ideología sucesora

La Biblia define claramente el estándar de conducta de Dios que se aplica a la humanidad desde el principio de la creación. La ley que fue dada a Israel contiene instrucciones específicas acerca de temas que van desde las relaciones sexuales hasta el respeto y el trato apropiado a los extranjeros. El pecado se define como el incumplimiento de estas leyes inmutables (1 Juan 3:4).

La vida a la que son llamados los cristianos va más allá de la tendencia de dejarse llevar por las presiones y las modas sociales. Debemos seguir al Dios Creador, quien nos dice: “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:9).

Lamentablemente, el increíble número de estadounidenses y europeos que hoy en día desprecian por completo la Palabra de Dios ha aumentado tanto que trae a la mente la observación de G.K. Chesterton. Él dijo: “Cuando los hombres eligen no creer en Dios, no continúan creyendo en nada; se vuelven capaces de creer en cualquier cosa”.

Ese “cualquier cosa” que se ha extendido por occidente hoy en día incluye visiones extremistas que tergiversan la historia, la justicia y el sexo para promover el pecado, la confusión y el descontento perpetuo.

Las teorías seculares y los debates sociales que han irrumpido en las esferas públicas estadounidense y británica —que se enfocan en la raza, el aborto, los derechos transgénero y el legado del colonialismo— muy probablemente separarán aún más a Europa de Estados Unidos.

La profecía bíblica describe una confederación de 10 naciones principales que en el futuro conformarán un superestado europeo (Apocalipsis 17:12; vea “¿Es la Unión Europea una superpotencia?”). En la actualidad, estos países están bajo una creciente amenaza de fragmentación y sólo se mantienen vagamente unidos por su parentesco, cultura y tradiciones (Mateo 24:7-9).

Pero, en respuesta a las presiones sociales y amenazas externas, el gigante político europeo pronto despertará para maravillar al mundo entero (Apocalipsis 13:1-7). Sin embargo, a pesar del increíble poder de este coloso político y militar, que la Biblia describe como una mezcla de hierro y arcilla —en parte fuerte y en parte débil (Daniel 2:31-45; 11:40), esto podría describir la mezcla combustible de las ideologías divisorias que están presentes en un bloque oriental más tradicional, y otro occidental más liberal o progresista.

A pesar de estas tendencias tan perturbadoras, la Palabra de Dios nos garantiza que el futuro traerá un sistema de creencias completamente diferente (y duradero) con el tan esperado regreso de Jesucristo. Para estar seguro de que conoce los eventos que ocurrirán antes de este suceso, lo invitamos a leer nuestro folleto gratuito El libro de Apocalipsis: La tormenta antes de la calma.

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