Dios nos da la herramienta de la meditación para ayudarnos a entender y obedecer sus leyes. A continuación hay unos pasos prácticos acerca de cómo podemos meditar en la ley.
Las personas justas son conocidas porque tienen como hábito meditar en la ley de Dios día y noche (Salmos 1:2). Le piden entendimiento a Dios y lo adquieren estudiando la Palabra de Dios y meditando en ella (Salmos 119:27; Proverbios 2:3-9).
¿Cómo podemos hacer parte de esas personas que meditan en la ley de Dios? Naturalmente, la ley de Dios incluye todas sus instrucciones y amonestaciones. El propósito de este artículo es explicar los pasos y principios para meditar específicamente en los Diez Mandamientos, y estos principios se pueden utilizar para meditar en cualquier aspecto de la Palabra de Dios. Vamos a utilizar el Tercer Mandamiento para ilustrar los pasos y principios: “No tomarás el nombre del Eterno tu Dios en vano; porque no dará por inocente el Eterno al que tomare su nombre en vano” (Éxodo 20:7).
¿Qué es la meditación?
Dios ordena en Josué 1:8: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”.
De aquí podemos obtener la definición de que la meditación es el proceso de llevar a cabo el pensamiento requerido para vivir por cada palabra de Dios. Este pensamiento se puede clasificar ampliamente bajo el proceso de memorizar, analizar, sintetizar y poner en práctica.
Memorizar
Dios espera que nosotros memoricemos, aprendamos y recordemos su Palabra (Deuteronomio 6:6; Jeremías 31:33; Juan 15:7). En estas escrituras, las expresiones “en tu corazón” y “en sus mentes” describen un proceso de aprendizaje y recordación permanente.
Su primera tarea en la meditación es aprender y recordar el contenido del mandamiento y recopilar y aprender todas las escrituras que explican ese mandamiento. Esta memorización puede ser textual cuando corresponda o puede ser a manera de resumen. Esto obliga a reflexionar en el mandamiento con mayor profundidad que cuando lo leemos simplemente.
Análisis
El siguiente proceso de pensamiento más importante es el análisis. El análisis es el proceso de descomponer un tema en sus partes más pequeñas valiéndose de preguntas. En Salmos 77:6 dice: “Me acordaba de mis cánticos de noche; Meditaba en mi corazón, Y mi espíritu inquiría”.
El salmista planteaba la meditación como la búsqueda del conocimiento. El análisis durante la meditación implica un cuestionamiento mental y la búsqueda de respuestas para una serie de preguntas.
Así que, después (o durante) la memorización de un mandamiento, uno trata de profundizar por medio de la mayor cantidad de preguntas que puedan surgir con respecto al tema. A medida que se van planteando las preguntas, puede hacer el intento de responder cada una de esas preguntas usted primero, luego busque las respuestas en las escrituras, esta página web, sermones u otros recursos. Pero primero necesita hacer las preguntas correctas.
A continuación, hay unos ejemplos del tipo de preguntas que debería hacer.
¿Cuáles son los aspectos positivos y negativos del mandamiento?
Todos los mandamientos se pueden formular positiva o negativamente. Esta pregunta inicia el análisis al desglosar el mandamiento en sus dos componentes principales para su posterior análisis.
Los aspectos positivos tienen que ver con las cosas que Dios nos ordena que hagamos. No hacerlo es un pecado de omisión.
Los aspectos negativos tienen que ver las cosas que Dios nos ordena que no hagamos. Hacerlas implica un pecado de comisión.
Si se concentra en sólo uno de los aspectos, esto le puede impedir ver el panorama completo.
El Tercer Mandamiento está enunciado negativamente: “No tomarás el nombre del Eterno tu Dios en vano” (énfasis añadido). Y se puede enunciar positivamente así: “Santificarás el nombre del Eterno tu Dios”. Luego podemos continuar con el análisis posterior de cada uno de los aspectos por separado.
¿Cuál es la letra y el espíritu de cada aspecto del mandamiento y de las escrituras que lo explican?
La letra es el significado literal basado en la formulación del mandamiento, mientras que el espíritu es el significado implícito en el intento y propósito del mandamiento. Debemos obedecer ambos, la letra y el espíritu del mandamiento.
El significado literal del Tercer Mandamiento es que no debemos pronunciar inútilmente el nombre de Dios con nuestra boca. Pero el significado completo y el propósito que Dios pretende se revela por medio de las escrituras que amplían o explican el Tercer Mandamiento. Esto incluye evitar profanar el nombre de Dios por un mal comportamiento (Levítico 20:3), no adorar el camino equivocado (Mateo 15:8-9) y evitar la blasfemia de afirmar falsamente que se es un cristiano (Apocalipsis 2:9).
También debemos explorar la letra y el espíritu de cada una de las escrituras que explican el mandamiento.
Pregúntese: ¿quién, qué, cuándo, dónde, por qué y cómo?
El siguiente paso es tomar cada aspecto del mandamiento —el negativo y el positivo— y desglosarlo aún más con la ayuda de las seis preguntas claves: quién, qué, cuándo, dónde, por qué y cómo.
Por ejemplo: ¿qué significa “tomar”? ¿Cuál es el “nombre” del Eterno? ¿Qué significa “en vano”? ¿Qué significa “inocente”? ¿Por qué no debemos tomar el nombre de Dios en vano? ¿Por qué esto es importante para Dios? ¿Cuándo no debemos tomar el nombre de Dios en vano? ¿Dónde no debemos tomar el nombre de Dios en vano? ¿Cómo no debemos tomarlo en vano? ¿Quién no debe tomar el nombre de Dios en vano?
Una vez hechas estas preguntas, debe encontrar las escrituras y la literatura que las responde.
¿Qué frutos espirituales se necesitan para cumplir este mandamiento, y cómo podemos buscarlos y encontrarlos?
Los frutos espirituales son las características del carácter de Dios que Él nos debe impartir para que podamos cumplir sus mandamientos. Los frutos espirituales tienen ciertos componentes asociados a ellos, tales como los hábitos, actitudes y creencias. Uno busca los frutos espirituales pidiéndolos con fe junto con la práctica de estos hábitos, actitudes y creencias.
Necesitamos buscar el fruto espiritual de la reverencia por el nombre de Dios. Esto requiere poner en práctica el hábito de pensar antes de pronunciar el nombre de Dios, y la actitud de respeto por las cosas que son santas para Dios, y la creencia de que el nombre de Dios es santo y debemos mantenerlo así.
Por ejemplo, necesitamos buscar el fruto espiritual de la reverencia por el nombre de Dios. Esto requiere poner en práctica el hábito de pensar antes de pronunciar el nombre de Dios, y la actitud de respeto por las cosas que son santas para Dios, y la creencia de que el nombre de Dios es santo y debemos mantenerlo así. Vamos a descubrir los frutos espirituales que se requieren en las escrituras que amplían el mandamiento.
Síntesis
Síntesis es lo contrario al análisis. Es el proceso de pensamiento de reunir todas las partes que se separaron durante el análisis. En otras palabras, este aspecto de la meditación implica organizar mentalmente una explicación completa del tema del mandamiento. Esto se puede llevar a cabo recitándose uno mismo la explicación, en sus propias palabras, de memoria. La síntesis también incluye organizar el material mientras uno se lo explica a sí mismo.
Podemos hacer uso de las mismas preguntas analíticas para organizar nuestro material, resumiendo la explicación de cada pregunta a manera de respuesta.
Aplicación
La aplicación implica el pensamiento que se requiere para examinarnos a nosotros mismos, buscar el pecado y la manera de practicar frutos justos de obediencia. También se aplica poniendo a prueba nuestras creencias y doctrinas relacionadas con el mandamiento. Otra forma en la que aplicamos la ley es utilizándola como una guía para discernir el bien del mal en situaciones que son un dilema a nivel ético o moral.
Todas estas aplicaciones requieren que meditemos en la ley de Dios. Utilizamos consejos que provienen de la Palabra de Dios y también nos basamos en la experiencia, para tomar la decisión correcta en cada ocasión, para poder caminar en la perfección.
No creamos que es necesario esperar hasta haber memorizado, analizado y sintetizado cada escritura relacionada con el mandamiento para poder empezar a ponerlos en práctica. Aplicar lo que aprendemos es un proceso continuo que dura toda la vida —y es la manera en que podemos desarrollar el carácter de nuestro amoroso Dios.
También lo invitamos a ver nuestra interesante serie de videos: “Los Diez Mandamientos: un asunto del corazón”.