¡Muchas personas no lo son! Viven vidas sin propósito y se preguntan si la felicidad vendrá alguna vez. ¿Se siente infeliz con frecuencia? Si es así, hay una solución que usted puede probar.
Todos queremos alcanzar un nivel de bienestar y satisfacción en nuestra vida, pero a pocos se nos ha enseñado o hemos descubierto la clave de la felicidad. Muchas ideas populares y de autoayuda se vuelven algo temporal o aún contraproducentes. La búsqueda de la felicidad puede volverse un juego de tontos.
La solución sencilla
Sin embargo, ser feliz no es tan difícil como usted se imagina. Dios nos dio una guía de cómo ser felices en Proverbios 29:18: “…dichosos los que son obedientes a la ley” (NVI).
¿Algo tan sencillo funciona? La respuesta es ¡sí!
Veamos cómo el fundador del cristianismo resume la ley de Dios —el camino a la verdadera felicidad. Jesucristo lo dijo claramente en Mateo 22:37-40: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De todos estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”.
Estos dos grandes mandamientos abarcan todas las leyes de Dios. Dios quiere que lo honremos y no permitamos que la idolatría o algo más se interpongan entre nosotros y nuestra adoración a Él. Él no quiere que tomemos su nombre en vano, y quiere que guardemos su sábado. Dios también quiere que respetemos a otros honrando a nuestros padres y rechazando el asesinato, el adulterio, el robo, la mentira y la codicia.
Éstos son los 10 mandamientos. Ellos reflejan el pensamiento de Dios y traen beneficios automáticos para nosotros y para aquellos que nos rodean. Y Dios promete bendiciones y felicidad para aquellos que obedecen sus leyes.
Un mundo con las leyes de Dios
¿Puede usted imaginarse un mundo en el que todos tratan de guardar las leyes de Dios? ¿Puede usted imaginarse la paz que esto traería? ¿Puede usted visualizar cuánta felicidad y gozo tendrían todos?
La Biblia dice que esto se convertirá en una realidad después de que Jesucristo regrese a la Tierra y dé comienzo a un mundo de paz y felicidad. Todos serán enseñados a guardar las leyes de Dios. Isaías 2:2-3 dice: “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa del Eterno como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán; Venid, y subamos al monte del Eterno, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Eterno”.
Y uno de los resultados de este comportamiento será que: “…no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (v. 4).
Piense en esto: ¡no más guerra! Las guerras han cobrado la vida de millones de personas a lo largo de los siglos. La inmensa mayoría de las guerras son el resultado de la codicia (desobediencia al décimo mandamiento) y del quebrantamiento del sexto mandamiento: “no matarás” (Santiago 4:1-2; Éxodo 20:13).
Aun ahora, si todos obedecieran el sexto mandamiento, no habría más guerra, y además, nadie sería asesinado. Nunca volveríamos a oír las trágicas historias de los tiroteos en las escuelas y lugares de trabajo. Las personas serían liberadas del temor de ser baleados, apuñaleados o envenenados.
Finalmente, cuando Dios escriba sus leyes en nuestros corazones y mentes, no habrá más odio —de nadie. Jesús equiparó la ira injusta hacia los demás con el pecado de asesinar (Mateo 5:21-22). Un mundo sin ira no tendrá tampoco intolerancia, violencia, golpizas o intimidación y acoso.
Con sólo guardar este mandamiento, cambiaría totalmente la forma en que las personas se relacionarían con las otras. Por lo tanto, si usted quiere ser feliz ahora, no albergue el espíritu de asesinato o ira contra otros.
La felicidad viene con la obediencia
¡Imagínese lo felices que serían todos si obedecieran las leyes de Dios! Por ejemplo, el séptimo mandamiento nos ordena que no cometamos adulterio. ¿Cuántos matrimonios se salvarían si no se diera la infidelidad? ¿Cuántas personas se salvarían de contraer temibles enfermedades de transmisión sexual si todos obedecieran esta ley?
Así como Jesús enfatizó el significado más profundo del mandamiento contra el asesinato, así también expandió el mandamiento contra el adulterio (Mateo 5:27-28). Un hombre que mira a una mujer diferente a su esposa para codiciarla, ¡ya es adúltero! (Mateo 5:27-28). Si esta ley fuera obedecida, la industria de la pornografía no existiría más, los niños no serían explotados sexualmente y la violación sería una cicatriz del pasado.
Si usted quiere ser feliz, no cometa adulterio —punto.
El mismo razonamiento se aplica a todos los mandamientos de Dios. Si usted quiere ser feliz —no mienta, no haga trampas, no robe, y por encima de todo, honre a Dios en todo momento y santifique su sábado.
Dios quiere ayudarnos
Hacer todo esto no es algo imposible —Dios quiere ayudarnos. El apóstol Juan escribió algo muy concluyente en 1 Juan 5:3: “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos”.
¡Y usted será más feliz! Aunque aquellos que obedecen a Dios van a sufrir en este perverso mundo actual, ellos están tomando decisiones que los van a llevar a la satisfacción y al gozo ahora y por toda la eternidad (Salmo 34:19; 16:11; 1 Timoteo 4:8).
¡Dele entonces una oportunidad! Según Apocalipsis 22:14: “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida”. Mientras más rápido empecemos a guardar las leyes de Dios, más felices y bendecidos seremos.
Si desea más información acerca de cómo obedecer a Dios, descargue nuestro folleto gratuito Los Diez Mandamientos. La Iglesia de Dios, una Asociación Mundial, enseña que las leyes de Dios son importantes. Si usted quiere compartir con un grupo de personas que están tratando de obedecer a Dios, no vacile en ponerse en contacto con nosotros en [email protected].