Muchos padres se sienten culpables por no enseñarles más a sus hijos, por no tener tiempo para ayudarles, animarlos y prepararlos más para los desafíos de la vida moderna.
Puede parecer que la vida de los padres nunca se detiene, con toda la energía y el tiempo invertidos en tratar de que la casa funcione. Pareciera que tenemos muy escaso tiempo para inculcar las cosas importantes: recuerdos perdurables, valores duraderos y factores para tener éxito en la vida.
Los investigadores han señalado los beneficios de las familias que invierten tiempo para estar juntas. Por ejemplo, cuando las familias regularmente comen juntas, “los vínculos de las familias se fortalecen, los niños son más equilibrados, los miembros comen comidas más nutritivas, hay menos probabilidades de que tengan sobrepeso, y es menos probable que abusen del alcohol y otras drogas” (Larry Forthun, profesor asociado, Universidad de Florida).
Por estas y muchas otras razones, animamos a las familias para que coman juntas con frecuencia. ¿Qué pensaría si le dijéramos que usted tiene más tiempo para crear vínculos con sus hijos y ayudarles a moldear su futuro de una mejor manera?
Qué ocurriría si Dios le diera milagrosamente un día —24 horas— para enfocarse en las cosas más importantes? ¿Y además si se lo diera cada semana?
¡Él lo hizo! Muchos se sorprenden al aprender que uno de los Diez Mandamientos de Dios realmente regula el tiempo para nuestro beneficio y el de nuestros hijos. Este mandamiento es el sábado.
¡Reconfortante!
Desde el principio, el sábado de Dios ha sido de descanso y algo reconfortante. El Todopoderoso Dios Creador nunca se cansa, pero Él nos dice que en el sábado, “cesó y reposó” (Éxodo 31:17). Así que “el Eterno bendijo el día sábado y lo santificó” (Éxodo 20:11).
Lo santificó significa que lo apartó; y que debemos observarlo con “cosas… que estén dedicadas a Dios” (Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo, de Vine, “Santificar”). Dios apartó el sábado —es el dueño de él— pero Él quiere compartir este día delicioso con nosotros.
¿No es cierto que le vendría bien una experiencia tan refrescante como ésta? ¿Un tiempo para relajarse y volverse a enfocar? ¿Un tiempo para dedicarse a las cosas importantes que tan fácilmente descuidamos ante la tiranía de todo lo urgente?
El séptimo día, el sábado de Dios, puede ser una bendición reconfortante para las familias. Pero, ¿por qué no ha escuchado mucho al respecto, y por qué tantas personas piensan que es una carga?
El sábado fue hecho para el hombre —y las familias
Jesús respondió ante algunas malinterpretaciones que los líderes religiosos de su época tenían acerca del sábado, cuando les dijo: “El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo” (Marcos 2:27).
El sábado no es un ritual arbitrario, sin sentido o restrictivo. Dios lo creó para nuestro bien. ¡Es un regalo y una bendición de nuestro Creador!
Pero el hombre con frecuencia ha malinterpretado el mandamiento del sábado. Los fariseos de la época de Cristo lo tomaron al revés. Con los siglos, los intentos para proteger el sábado lo convirtieron en un día de reglas rígidas que pasaban por alto el meollo del asunto. Por otra parte, los líderes religiosos de nuestros días han aceptado siglos de tradición, en un intento por evitar el legalismo, y han rechazado también el descanso del día sábado.
Ningún extremo capta apropiadamente el maravilloso regalo de Dios, y las familias han sufrido por ello.
La bendición del sábado que Dios pretendía darles a las familias es un tiempo de calidad, para que lo disfrutaran juntos. También tiene lecciones vitales que pueden traer beneficios eternos para cada miembro de la familia.
Lecciones que enseña el sábado
A continuación les diremos algunas de las lecciones que puede enseñar el séptimo día, el sábado, el cuarto mandamiento:
El sábado enseña la importancia de descansar después de trabajar arduamente. Dios muestra claramente que esta bendición es para todos los miembros de la familia: “Acuérdate del día sábado para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; más el séptimo día es reposo para el Eterno tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija…” (Éxodo 20:8-10).
El sábado crea fechas límite y un contraste brillante. Después de trabajar arduamente durante seis días, somos bendecidos con tiempo para descansar y ser rejuvenecidos física, mental y espiritualmente. No sólo los padres modernos necesitan este tiempo para refugiarse y tener un respiro, los estudiantes estresados que no paran nunca también lo necesitan.
El sábado enseña cómo manejar el tiempo. Por supuesto, usted probablemente se esté preguntando dónde podrá acomodar en su horario tan ocupado aun una hora de esta clase de tiempo que anhela tanto. Pero Dios es un Dios que hace milagros, y muchas personas que han descubierto el sábado han comprobado que las elecciones difíciles y el compromiso firme que han hecho con el sábado traen la recompensa de una semana más productiva y un alivio provisto por Dios.
El límite de tiempo que plantea el sábado y el descanso obligado son un baluarte para desarrollar un plan efectivo de manejo del tiempo. Vea nuestro artículo: “Manejo del tiempo de un cristiano”.
El sábado enseña las prioridades correctas. Para manejar correctamente nuestro tiempo, debemos sopesar adecuadamente nuestras prioridades. Esencialmente, el sábado demanda 24 horas para las prioridades principales —nuestra relación con Dios y con otros (especialmente nuestras familias y la familia de la Iglesia).
El sábado nos enseña a valorar:
- La creación de Dios. Como la piedra angular de la semana de la creación, el sábado nos recuerda al Creador y cómo, de manera asombrosa e intrincada, está conectada toda su creación.
- La libertad. Cuando Moisés repitió los Diez Mandamientos antes de que Israel entrara a la tierra prometida, el mandamiento del sábado incluía: “Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto” (Deuteronomio 5:15). Esto hace que el sábado sea una celebración de libertad —y un recordatorio de que no debemos oprimir a otros. Además nos recuerda que debemos cuidar profundamente al oprimido.
- A Dios, a su Palabra y a su camino. El sábado ha sido diseñado para ayudarnos a aprender a honrar a Dios y a “deleitarnos en el Eterno” (Isaías 58:13-14). El sábado es una “santa convocación” (Levítico 23:3) —un compromiso ordenado para aprender de los ministros de Dios y para tener compañerismo con los miembros de Su Iglesia. El sábado también les da a las familias más tiempo para hablar de las cosas de Dios: cómo piensa Él y cómo desea que actuemos.
- El futuro. El libro de Hebreos compara el descanso sabático con el pacífico descanso milenial que vendrá (Hebreos 4:1-10; vea además nuestro artículo de Vida, Esperanza y Verdad: “El plan de Dios”).
- La familia. Dios creó el matrimonio y la familia poco después de crear el primer hombre y la primera mujer (Génesis 2:24). Y Él prosigue después del mandamiento del sábado diciendo: “Honra a tu padre y a tu madre, como el Eterno tu Dios te ha mandado… para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra…” (Deuteronomio 5:16). La familia es importante para Dios, y podemos usar el sábado para mostrar nuestra gratitud a Él y a cada uno de los miembros de nuestras familias.
Lo animamos para que aprenda más acerca de la bendición del sábado, descargando nuestro folleto gratuito: El sábado: un regalo de Dios que hemos descuidado y estudiándolo con su Biblia. Los beneficios son invaluables.
Cómo comenzar una conversación familiar
Muchas conversaciones serán espontáneas, pero a veces nos ayuda tener algunas ideas para que la comunicación fluya.
- De todos los animales que Dios creó, ¿cuál es su favorito, y por qué?
- ¿Qué cosas malas que hayamos visto esta semana podrían ser prevenidas o arregladas con los principios de la Biblia? ¿Cómo?
- ¿Qué dice la Biblia acerca de una decisión que tenemos que enfrentar?
- ¿Cómo podemos hacer cosas buenas por otros en el sábado?
- ¿Cómo podemos ayudar a las personas solitarias a sentirse parte de una familia?
- ¿Cómo podemos ser buenos amigos de otras personas? ¿Cómo podemos encontrar más buenos amigos?
- Si todos obedecieran el Octavo Mandamiento de Dios y no robaran, ¿cómo sería de diferente el mundo? (Usted puede hacer esta misma pregunta con otros mandamientos también.)
- ¿Qué es lo que usted desea ver con más anhelo cuando Jesucristo regrese para establecer el Reino de Dios?
Ideas para el Sábado de los niños
Con frecuencia los niños pequeños disfrutan y anhelan las comidas especiales, las actividades y las celebraciones. Les damos algunas ideas para que las tengan en cuenta el sábado.
- Haga una cadena con siete pedazos de papel y corte un pedazo cada día. Decore la séptima de una forma especial para recalcar la importancia del sábado.
- Haga un pan especial u otro platillo que sólo coman el sábado.
- Escoja unas prendas de vestir especiales, para usar sólo el sábado.
- Escoja unos juguetes (que no hagan ruido) y libros especiales para los servicios del sábado.
- Escoja o componga un canto especial para cantar cada sábado.
- Arregle la mesa de una forma especial y/o divertida para la comida del sábado.
- Dé con sus hijos un paseo tranquilo que le permita admirar la creación de Dios.
- Utilice las lecciones y actividades que tenemos en el “Manual de recursos para padres” del programa Animar, preparar e inspirar.
Ideas para hacer del sábado algo especial
Karen Meeker compartió estas ideas de algunas personas que ella entrevistó y que guardan el sábado:
Una madre dijo: “Cuando es tiempo de sentarnos a comer, ponemos una música especial para el sábado y candeleros en la mesa. Nuestra hija no tiene ni tres años, pero ya espera esta tradición. Si nos atrevemos a sentarnos en la mesa sin los candeleros o sin la música, ella nos lo hace saber inmediatamente”.
Otro miembro dijo: “Típicamente tenemos una cena familiar con mis padres, mi hermano menor, mi hermana y su esposo, además de nosotros cuatro. Nos turnamos en diferentes casas cada viernes. Ahora que hay cuatro casas en la familia, cada uno escoge una noche de viernes al mes, escoge el plato principal y le pide al resto de la familia que traiga los acompañamientos. Si no tenemos nuestra cena de sábado, esto hace que nuestra semana sea mucho más larga”.
Una abuela feliz, JoAnna, comentó: “Mi hijo hace que su pequeño Michael me llame alrededor de la 7:30 de la noche del viernes. Cuando contesto el teléfono, siempre Mikey está al otro lado comenzando con un ‘hola, nana’. Luego sigue un ¡’feliz sábado nana’! Me cuenta algo de su día, luego me recuerda que le lleve a la iglesia los dulcecitos que le llevo y termina la conversación con ‘te quiero, nana’ y ‘nos vemos en la iglesia, nana’”.”
Erin Tootle compartió estas ideas para servir:
- Ore por otras personas. Entérese de las dificultades que otros están enfrentando y ore por ello específicamente. Esto no sólo ayuda a las personas por las cuales oramos, sino que también nos ayuda a nosotros a tener una relación más activa con Dios.
- Escríbale una tarjeta a alguien que está enfermo o que necesita ánimo y apoyo.
Busque a alguien en la Iglesia con quien usted normalmente no converse y trate de conocerlo más.