La inmensa mayoria de los cristianos tradicionales asisten a la iglesia el domingo. Sin embargo, la Biblia habla de que debemos guardar el séptimo día, el sábado. ¿Quién cambió el sábado?
La gran mayoría de las personas que profesan alguna de las religiones tradicionales están acostumbradas a congregarse cada domingo y se sorprenden profundamente al escuchar que algunos cristianos asisten a la iglesia en sábado. Sin embargo, las Escrituras nos enseñan que el día de reposo corresponde al séptimo día de la semana, el día sábado. Entonces, ¿por qué tal confusión? La historia relata hechos impresionantes al respecto.
La Biblia describe claramente que Jesucristo guardó el día sábado como día de reposo y que sus discípulos lo imitaron incluso después de su muerte.
Algunos defensores de las religiones tradicionales tratan de atribuir la institución del domingo como día de adoración a los apóstoles, pero aun las iglesias que guardan el domingo reconocen que esta práctica no está basada en la Biblia. Tampoco existe un mandamiento por parte de los apóstoles que revoque la necesidad de guardar el sábado.
Entonces, ¿a qué se debe este cambio del día de reposo y adoración del sábado por el domingo en la religión tradicional desde hace tanto tiempo? Todo parece indicar que las causas principales son: cambios en principios bíblicos por la autoridad que se atribuye la iglesia, la influencia de la adoración al sol y el antisemitismo.
La iglesia se atribuye autoridad para cambiar principios bíblicos
Cerca del año 400 d.C., Augustino, un respetado teólogo católico, decretó que “los santos padres de la Iglesia han decretado que la gloria total del sábado judío ha sido transferida al domingo. Por lo tanto, debamos guardar el Día del Señor del mismo modo que los judíos lo hacían en sábado” (Robert Cox, Sabbath Laws and Sabbath Duties [Leyes y deberes del sábado], p. 284).
Según la sección “domingo” de la Enciclopedia Católica, San Cesáreo de Arlés reafirmó este mandato en el siglo VI. Ambos atribuyeron el cambio de la doctrina del día de reposo a los padres de la iglesia (líderes post-apostólicos de la iglesia).
Además, en la sección “diez mandamientos”, la Enciclopedia Católica dice que “la Iglesia, después de cambiar el día de descanso del sábado judío, o séptimo día de la semana, al primero, hizo que el Tercer Mandamiento [corresponde al Cuarto según nuestro entendimiento] se refiriera al domingo como el día a ser guardado como sagrado y como Día del Señor”.
Nuevamente vemos que la práctica de observar el domingo se basó en la autoridad que la Iglesia Católica decía tener para cambiar un principio bíblico. Por supuesto, las autoridades eclesiásticas de las religiones tradicionales suponen que los apóstoles hubieran aprobado este cambio.
Existen más ejemplos de escritores católicos que aclaran que los servicios y adoración en el domingo no están basados en las Sagradas Escrituras sino que fueron legitimados por la autoridad de su iglesia:
En 1942, The Catholic Universe Bulletin [Boletín del mundo católico] publicó que “La iglesia
cambió la observancia del sábado al domingo haciendo uso de la autoridad divina e infalible que le fuera concedida por su fundador, Jesucristo. El protestante, al indicar que la Biblia es su única guía de fe, no tiene ninguna autorización para la observancia del domingo. En este asunto los Adventistas del Séptimo Día son los únicos protestantes consistentes”.
El Catholic Virginian [Virginiano católico] publicó en 1947: “Todos tenemos creencias religiosas que no están basadas en la Biblia. Por ejemplo, en ninguna parte de la Biblia encontramos que Cristo o los apóstoles ordenaran que el sábado fuera cambiado por el domingo. Nosotros tenemos el mandamiento de Dios, dado a Moisés, de guardar santo el día sábado, esto es, el séptimo día de la semana. Hoy muchos cristianos guardan el domingo porque nos ha sido revelado por la Iglesia [Católica Romana], fuera de la Biblia”.
Tomás de Aquino, un influyente teólogo escribió: “En la ‘nueva ley’ la observancia del día del Señor tomó el lugar de la observancia del sábado, no en virtud del precepto sino por institución de la Iglesia y costumbre de los creyentes”.
Estos ejemplos demuestran claramente que ni Cristo ni sus apóstoles cambiaron el sábado por el domingo. Esta alteración fue hecha por personas que creían tener autoridad para modificar los principios registrados en la Biblia. En Hebreos 13:6 leemos claramente que “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”, lo cual hace que sea muy difícil comprender a qué se debe este cambio que no cuenta con la autorización de Cristo.
Mitraísmo (adoración al sol)
Constantino fue el primer emperador romano que afirmaba ser “cristiano”. Sin embargo, a pesar de que en general disminuyó la persecución contra los cristianos, también parece ser el gran responsable de introducir la adoración al sol en el cristianismo.
El historiador Paul Johnson describe algunos datos sobre esta influencia: “Constantino seguramente fue un mitraísta; su arco triunfal, construido luego de su ‘conversión’, da testimonio del ‘dios sol’ o ‘sol insuperable’… Constantino nunca abandonó la práctica de adoración al sol y puso la imagen del sol en sus monedas. Hizo del domingo un día de descanso, cerrando los tribunales y prohibiendo todo tipo de trabajo, a excepción de la agricultura” (A History of Christianity [Una Historia del Cristianismo], 1976, pp. 67-68).
Descansar el domingo en lugar del sábado fue una práctica impuesta por un decreto real, promulgado por un emperador romano que adoraba al sol. Gracias a Constantino, los cristianos comenzaron a guardar el mismo día que los mitraístas dedicaban a la adoración del sol. Este es un ejemplo evidente de la influencia pagana en las prácticas cristianas.
Cuando los cristianos de la época comenzaron a reunirse en el venerable día del sol, su adoración se volvió sumamente confusa. Johnson escribe que, durante el reinado del emperador Juliano, “el obispo de Troya confesó a Juliano que siempre había rezado al sol en secreto” (p. 67). De esta manera, el cristianismo adoptó una importante característica de la práctica pagana de adorar al sol que continúa vigente gracias a la influencia de Constantino: la observancia del domingo.
Antisemitismo
Otro factor que influyó en el cambio del día de reposo al domingo fue el surgimiento del antisemitismo en tiempos post-apostólicos. En el año 365 d.C., el Sínodo de Laodicea estipuló que “los cristianos no deben judaizar descansando en sábado sino que deben trabajar en ese día. En cambio, deben honrar el Día del Señor y descansar como cristianos, si les es posible. Pero si alguno es sorprendido judaizando, sea tenido por anatema de Cristo”.
Observar el sábado como día de reposo era considerado como un acto de “judaizar”, lo cual era visto como algo totalmente incorrecto.
Según el historiador Eusebio, Constantino dijo lo siguiente durante el Concilio de Nicea en el año 325 d.C.: “Parecía despreciable que siguiéramos la práctica de los judíos en la celebración de esta fiesta santísima [la Pascua]… Es mejor que no tengamos nada en común con la detestable gente judía”. Ya que los cristianos no querían tener nada en común con los judíos, decidieron instaurar un nuevo día de descanso y adoración: el domingo.
Conclusión
Cristo y los apóstoles nunca cambiaron el sábado por el domingo. El cristianismo tradicional hizo este cambio por la influencia de prácticas paganas, el antisemitismo y la Iglesia Católica, que reclama tener más autoridad que las Sagradas Escrituras.
Quienes deseen practicar el cristianismo enseñado por Cristo y los apóstoles deben conocer la historia detrás del cambio del sábado como día de reposo y hacerse una importante pregunta basada en Marcos 7:8: ¿Soy seguidor de Cristo o de la tradición de los hombres?