No hay evidencia en el Nuevo Testamento de que el sábado haya sido cambiado por el domingo. Hay en cambio una evidencia consistente de la continuidad del séptimo día, el sábado.
Desde el principio de la creación (Génesis 2:1-3), el sábado fue establecido como un día especial en beneficio de toda la humanidad. Dios descansó en el séptimo día de la semana y lo santificó (lo apartó para un propósito divino) como una bendición para el mundo entero. Más tarde, el sábado fue confirmado por Dios como parte de su pacto con el pueblo de Israel (del cual los judíos eran tan solo una tribu), lo cual se relata en Éxodo 20:8-11 y Deuteronomio 5:12-15.
En Mateo 5:17-18, Jesús dijo que no vino a la tierra “para abrogar [disolver, deponer o echar abajo] la ley o los profetas”. Jesús dijo que venía para cumplir su propósito de convertirse en nuestro Salvador y no para cambiar o anular ninguna de las leyes que regulan nuestra relación con Dios y nuestra convivencia unos con otros. Es más, Cristo enfatizó en que ni siquiera una letra de la ley (jota o tilde) pasaría antes de que su plan se cumpliese.
En Marcos 2:27, Jesús se refirió nuevamente a la creación del sábado, diciéndoles a los fariseos: “El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo”. Es claro que el sábado fue hecho (creado o establecido) para el beneficio de toda la humanidad, no sólo para los judíos. Y ya que el sábado fue hecho para el hombre, mientras haya seres humanos, el sábado seguirá siendo parte de la creación y de nuestra conexión con Dios.
El versículo 28 dice: “Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo [sábado]”. En otras palabras, el sábado es el verdadero “Día del Señor”.
Lucas 4:16 demuestra que Jesús acostumbraba (era su hábito o costumbre) observar el sábado. A pesar de las constantes acusaciones de los fariseos por lo que hacía en sábado, Cristo nunca dejó de guardar el día de reposo, ni manifestó la necesidad o intención de cambiar su observancia al domingo.
El Nuevo Testamento cubre seis décadas de la Iglesia después de la muerte de Jesús. No menciona por ninguna parte que se hubiera cambiado el día de adoración para el primer día de la semana.
Los seres humanos no tienen autoridad para “santificar” un día, ni para determinar qué día es santo; sólo Dios puede hacer esto. Y, según las Sagradas Escrituras, el único día apartado por Dios para descansar y adorarle es el séptimo día de la semana (Génesis 2:2-3).
Ejemplo de Pablo predicando en sábado
El apóstol pablo viajaba constantemente a lo largo del mundo gentil predicando el Evangelio. Debido a esto, a menudo se encontraba con judíos y gentiles y les instruyó sobre el Evangelio de Cristo los días sábado.
En Hechos 13 encontramos un ejemplo de esto. “Ellos [Pablo y sus compañeros, v. 13], pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron. Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad. Entonces Pablo, levantándose, hecha señal de silencio con la mano, dijo: Varones israelitas, y los que teméis a Dios, oíd” (vv. 14-16). Luego, Pablo les predicó a cerca de Jesucristo (vv. 17-41).
Note el versículo 42: “Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo [sábado] les hablasen de estas cosas”. Si la Iglesia del Nuevo Testamento guardaba el domingo en lugar del sábado, ¿por qué Pablo no les dijo que podían reunirse al día siguiente, que era domingo (el primer día de la semana), en lugar de esperar una semana? Claramente, el apóstol Pablo seguía respetando la observancia del séptimo día, sábado, aun entre los gentiles. El versículo 44 relata que “El siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios”. Por lo tanto, este pasaje no presenta evidencia de que Pablo quisiera cambiar el día de reposo a domingo, lo cual es consistente en referencias similares.
Otros relatos de Pablo predicando en la sinagoga en día sábado se encuentran en Hechos 14:1; 17:2, 10 y 18:4. Algunas personas dicen que Pablo iba a la sinagoga porque la gente se reunía ahí para adorar a Dios, y están en lo correcto. Sin embargo, el apóstol seguía asistiendo a las reuniones en sábado. Además, no existe evidencia de que Pablo enseñara que ya no era necesario observar el sábado y que en adelante tendrían servicios en el primer día de la semana.
No obstante, hay algunos pasajes bíblicos que a menudo se usan como supuesta prueba de que el día de adoración fue cambiado a domingo.
Sabado o domingo: ¿qué podemos decir de Hechos 20:7?
“El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche”.
Con frecuencia se piensa que este versículo detalla una reunión de comunión de la Iglesia llevada a cabo en el primer día de la semana.
El significado de “partir el pan”
Lo primero que se asume es que “partir el pan” significa hacer una reunión de comunión. Pero, si bien el partimiento del pan es un acto relacionado con la Pascua (1 Corintios 10:16; 11:23-24), cuando se habla de “partir el pan” en las Escrituras, esto normalmente significa realizar una comida.
En Hechos 20:9-11, podemos leer que, durante esa comida en particular, un joven fue resucitado milagrosamente luego de haber caído por la ventana de un tercer piso. Luego vemos que Pablo, “Después de haber subido, y partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba; y así salió” (v. 11). Esto no significa que hizo otro servicio de comunión pocas horas después del primero, sino que volvió a comer luego de la primera comida que se relata en el versículo 7.
Otro ejemplo que ilustra el significado de “partir el pan” se encuentra en Hechos 27:27-37. En este episodio, Pablo se encontraba en un barco que pasó por una tormenta de dos semanas (v. 27) durante las cuales los marineros no comieron por tratar de mantener la nave a flote. Debido a esto, Pablo les aconsejó que comieran para reponer sus fuerzas:
“Cuando comenzó a amanecer, Pablo exhortaba a todos que comiesen, diciendo: Este es el decimocuarto día que veláis y permanecéis en ayunas, sin comer nada. Por tanto, os ruego que comáis por vuestra salud; pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá. Y habiendo dicho esto, tomó el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos, y partiéndolo, comenzó a comer. Entonces todos, teniendo ya mejor ánimo, comieron también” (vv. 33-36).
“Partir el pan” significa participar de una comida, no realizar un servicio religioso. Pablo dio gracias, los hombres comieron y quedaron satisfechos.
No fue un servicio de adoración en domingo
Analicemos la hora en que se realizó la reunión relatada en Hechos 20. ¿Acaso el apóstol Pablo comenzó un servicio de adoración el domingo por la mañana y predicó hasta la media noche (v. 7)? Hay una respuesta más lógica que esta.
Según la tradición judía, un día comienza a la puesta de sol, por lo que la frase “primer día de la semana” podría referirse al comienzo de este día, o lo que nosotros conocemos como la noche del sábado. En el versículo 8, leemos que “había muchas lámparas en el aposento alto”, dado que estaba oscuro.
Pablo se reunió con ellos para comer todos juntos y, sabiendo que se iría del lugar a la mañana siguiente, aprovechó la oportunidad de hablar al grupo hasta la media noche. Luego de que el joven cayera del tercer piso (vv. 9-10), tomaron un descanso, volvieron a comer y Pablo siguió hablando con ellos hasta el amanecer del domingo. Posteriormente, inició su viaje (v. 11).
Es claro que esta reunión ocurrió entre un sábado y un domingo y no fue un servicio de comunión en domingo.
¿Se refiere al sábado Romanos 14?
Romanos 14 se utiliza con frecuencia para decir que la Iglesia del Nuevo Testamento enseñaba que el sábado era igual que cualquier otro día: “Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente” (v. 5). Un análisis cuidadoso de este capítulo demuestra que el apóstol Pablo no estaba reduciendo el estatus del sábado al de un día cualquiera de la semana.
En el versículo 1 se declara el tema principal de todo el capítulo, “Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones”.
Tal como sucede en cualquier congregación, la Iglesia en Roma estaba compuesta tanto por personas experimentadas y fuertes en la fe como por personas menos experimentadas y más débiles. Pablo estaba instruyendo a las personas de más experiencia sobre ser pacientes y comprensivas con quienes eran más inmaduros espiritualmente. En este capítulo, el apóstol aborda tres temas que podían ser controversiales y los describe como “opiniones”. Pablo explica que las decisiones con respecto a estos eran de índole personal y advierte que no debían juzgar severamente a otros por diferencias de opinión.
El resto de este capítulo se desarrolla en el mismo contexto. En el versículo 10, Pablo escribe “Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo”. Más adelante reitera, “Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano” (v. 13). Y luego, en Romanos 15:1, continúa, “Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos”.
El primer tema que el apóstol Pablo trata en este capítulo es el vegetarianismo (Romanos 14:2-3). Al parecer, algunas personas habían decidido ser vegetarianas al entrar a la Iglesia. Pablo, al igual que la mayoría de los miembros, entendía que comer carne no era pecado; sin embargo, ser vegetariano tampoco era incorrecto. Es por esto que el apóstol les recuerda que no deben juzgarse el uno al otro con respecto a ese asunto.
Luego, Pablo se refiere a ciertos días que habían sido elegidos para realizar festividades o ayunar en base a razones personales o tradición (vv. 5-6). Es probable que algunos creyentes que habían sido fariseos en el pasado tuvieran la costumbre de ayunar una o dos veces a la semana (Lucas 18:12) y, aparentemente, había polémica con respecto a qué día era el más apropiado para festejar o ayunar. Pablo les explicó que esto también era un tema personal y no algo en lo que pudieran juzgarse entre sí. Este dilema tenía que ver solo con festejar o ayunar; el apóstol Pablo no menciona el día sábado en ningún momento.
El tercer debate estaba relacionado con el consumo de animales que habían sido sacrificados a los ídolos (v. 14). Sabiendo que era un tema delicado, Pablo se preocupaba de que los miembros no ofendieran a quienes pensaban que la carne de animales sacrificados a los ídolos era impura. También parece ser que algunas personas pensaban que no debían tomar vino (v. 21). Pablo recordó a quienes comprendían la trivialidad de estas cosas que no debían alardear de su entendimiento para no ofender a quienes no lo tenían. En el versículo 23, se habla de la importancia de una consciencia limpia “Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado”.
Las palabras de Pablo a lo largo de este capítulo advierten a la congregación sobre no juzgarse entre sí en cuanto a temas subjetivos. El día sábado, séptimo día de la semana, nunca es mencionado en el pasaje, pues se sabía que este era un mandamiento indiscutible.
¿Qué podemos decir de 1 Corintios 16:1-2?
“En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas”.
A menudo se piensa que estos versículos hablan de la recolección de ofrenda durante un servicio de adoración en domingo. Sin embargo, esta Escritura no hace referencia a un servicio de adoración.
En este pasaje vemos que el apóstol Pablo solicita a los miembros recolectar la ofrenda en el primer día de la semana, pero esta ofrenda no era para la Iglesia local, sino para “los santos” que tenían necesidad. La situación se describe en Hechos 11:28-30 “Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sucedió en tiempo de Claudio. Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea; lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo”.
En Romanos 15:25-26, vemos otro ejemplo en que Pablo solicitó la recolección de ayuda, esta vez a la congregación de Macedionia y Acaya: “Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos. Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén”.
Un año después de haber pedido esta ofrenda de ayuda especial en Corinto, el apóstol Pablo instó a la Iglesia a seguir ayudando a quienes lo necesitaban:
“Cuanto a la ministración para los santos, es por demás que yo os escriba; pues conozco vuestra buena voluntad, de la cual yo me glorío entre los de Macedonia, que Acaya está preparada desde el año pasado; y vuestro celo ha estimulado a la mayoría. Pero he enviado a los hermanos, para que nuestro gloriarnos de vosotros no sea vano en esta parte; para que como lo he dicho, estéis preparados; no sea que si vinieren conmigo algunos macedonios, y os hallaren desprevenidos, nos avergoncemos nosotros, por no decir vosotros, de esta nuestra confianza. Por tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos que fuesen primero a vosotros y preparasen primero vuestra generosidad antes prometida, para que esté lista como de generosidad, y no como de exigencia nuestra” (2 Corintios 9:1-5).
Pablo nuevamente les pide preparar la ofrenda con anticipación para que pueda ser enviada.
Una vez que comprendemos el contexto de 1 Corintios 16, es claro que la Iglesia no realizaba servicios de adoración semanales en domingo ni recolección de ofrenda todas las semanas. Además, no existe ninguna instrucción para la Iglesia de hacer estas cosas.
El sábado no fue remplazado
Jesucristo guardó el séptimo día de la semana, el sábado, como día de reposo. Luego de su muerte, Sus discípulos y la Iglesia del Nuevo Testamento siguieron observándolo. No existe evidencia bíblica de que el día de adoración haya sido cambiado al domingo.