¿Pasa la Biblia la prueba de la historia? ¿Qué nos dice la arqueología bíblica acerca de la exactitud histórica de las Escrituras?
La Biblia —libro que asegura ser la inequívoca Palabra de Dios y ser veraz hasta el último detalle— describe personas, lugares y eventos que han existido a lo largo de miles de años.
Pero, ¿qué nos dice la evidencia arqueológica sobre la veracidad de estos relatos bíblicos? ¿Confirma la historia la autenticidad de la Biblia, o la desmiente?
La Biblia y la arqueología
La arqueología es la ciencia que estudia las sociedades y culturas del pasado basándose en el análisis de artefactos, escritos y otro tipo de restos. Una de las ramas de esta ciencia es la arqueología bíblica, cuyo enfoque se centra en las civilizaciones y eventos descritos en las Escrituras.
Como nos podemos imaginar, el campo de la arqueología bíblica pude generar bastante controversia. Después de todo, muchos de los relatos bíblicos son tan increíbles que algunas personas los ven más como ciencia ficción que como objetos de estudio científico.
Recordemos sólo algunas de estas increíbles historias:
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Hubo un momento en el que un gran diluvio acabó con toda vida humana, exceptuando a ocho personas: Noé y su familia. Estos sobrevivientes tuvieron una gran cantidad de animales a su cuidado y vivieron en un arca gigante hasta que la inundación cedió.
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Un pueblo de esclavos —Israel— fue sometido a dura servidumbre por los habitantes de la poderosa nación de Egipto, hasta que su Dios los libró de la esclavitud mandando una serie de devastadoras plagas para herir a los egipcios. Luego, cuando los israelitas se vieron atrapados frente al mar rojo, las aguas fueron abiertas milagrosamente permitiéndoles escapar de los egipcios —que murieron ahogados cuando el mar se les vino encima.
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Jesucristo, miembro divino de la familia de Dios, se despojó de su gloria y vino a la tierra como ser humano, hijo de una mujer virgen. Luego, siendo Dios en la carne, se sacrificó por el perdón de los pecados de toda la humanidad y, tres días y tres noches después, fue resucitado.
Relatos como éstos han llevado a muchos a pensar que la Biblia es sólo una serie de cuentos fantásticos sin respaldo histórico. Sin embargo, en desmedro de esta falsa idea, la arqueología ha verificado las Escrituras en muchas ocasiones.
“¿Son verídicas las historias de la Biblia?”
El 18 de diciembre de 1995, el artículo de portada de la revista Time se titulaba “¿Son verídicas las historias de la Biblia? La evidencia arqueológica”. Este artículo proponía una perspectiva reconciliadora entre varias de las posturas académicas sobre el tema. Según el autor, muchos de los relatos bíblicos —particularmente la historia de Israel posterior al rey Salomón— pueden verificarse con evidencia externa, pero, como piensan muchos otros eruditos, los relatos, personas y eventos previos a esto son sólo invenciones.
Pero es interesante notar que tal crítica contra la veracidad de la Biblia no está basada en una evidencia concreta que se oponga a las Escrituras, sino en meras suposiciones, estimaciones temporales y falta de evidencia arqueológica.
Historias como el Éxodo, por ejemplo, contienen tantos eventos milagrosos que muchas veces los eruditos las descartan como simple mitología sin siquiera considerar otra posibilidad. Similarmente, muchos historiadores dudan de la conquista de Canaán por parte de Israel bajo el mando de Josué porque no se ha encontrado evidencia de una destrucción en el siglo XIII a.C. (más de un siglo después de lo indicado en la cronología bíblica), período en que según ellos, esto debió haber ocurrido.
Pero, como el autor admite en el artículo mencionado: “un solo descubrimiento eliminaría toda duda sobre la veracidad del Éxodo, el saqueo de Jericó o cualquier otro evento relatado en la Biblia”, y aun sin estos descubrimientos, “la falta de evidencia no es evidencia de error”.
Algunos descubrimientos arqueológicos interesantes
Si bien algunos de los eventos milagrosos mencionados —como el Éxodo— no han sido verificados con evidencia secular concreta, hay muchos relatos bíblicos que sí se han corroborado gracias a los hallazgos arqueológicos. Cuando esto sucede, se demuestra que son falsas las ideas generalizadas de quienes piensan que ciertos relatos o personas de la Biblia son mera fantasía. Veamos sólo algunos de estos reveladores descubrimientos:
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El Antiguo Testamento describe a Asiria como un poderoso imperio. Sin embargo, toda evidencia física de su existencia parecía haber desaparecido ya en los tiempos de Jesucristo. Y la Biblia contenía el único relato acerca del imperio asirio y Nínive, una de sus capitales. Sin embargo, en el siglo XIX, Paul-Emile Botta y Sir Austen Henry Layard desenterraron las ruinas de varias ciudades asirias, incluyendo Nínive.
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En los años 70, el arqueólogo Nahman Avigad descubrió la torre israelita de Jerusalén, que habría servido para proteger la ciudad. Además, Avigad encontró cuatro puntas de flecha en ese lugar y, según los cálculos del arqueólogo, una de ellas provino del ataque babilonio que tuvo lugar en el siglo VI a.C. Esto confirma el relato bíblico de la destrucción de Jerusalén.
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En Juan 9:1-7 leemos sobre un hombre ciego a quien Cristo mandó lavarse en el estanque de Siloé. En el año 2004, los escalones que llevaban al estanque fueron desenterrados, y el descubrimiento del estanque fue hecho oficial en el 2005. Claramente, este hallazgo le da más credibilidad al relato del evangelio de Juan.
Vez tras vez, los hallazgos de la arqueología han confirmado las Escrituras. Muchas veces, la Biblia nos da detalles de personas, lugares o civilizaciones que, aunque parecen insignificantes, reflejan con precisión el contexto temporal y cultural en que fueron escritos los pasajes bíblicos.
Contrario a lo que muchos puedan pensar, la Biblia es mucho más que una serie de mitos sin certeza arqueológica. De hecho, la historia bíblica ha probado ser tan exacta que algunos arqueólogos incluso se dedican a desenterrar y estudiar ciertos puntos del Medio Oriente para luego comparar sus hallazgos con los recuentos de la Biblia.
¿Por qué es importante la arqueología bíblica?
¿Por qué debería importarle a usted todo esto? Aunque muchos de los relatos bíblicos han sido comprobados, hay muy poca o ninguna evidencia arqueológica para verificar muchos otros de los milagros narrados en la Biblia. Pero ¿acaso la falta de evidencia para corroborar eventos como el Éxodo anula el valor de todos los aportes que ha hecho la arqueología bíblica?
Primero, debemos comprender que la arqueología bíblica tiene ciertos límites. Por ejemplo, la Biblia nos habla de la existencia eterna de Jesucristo como miembro divino de la familia de Dios desde antes que viniese a la tierra como un ser humano encarnado. La evidencia arqueológica de que Jesús fue Dios en la carne está en los relatos de quienes interactuaron con Él y presenciaron su poder de primera mano. Y la Biblia contiene muchos de estos relatos. Sin embargo, es muy probable que quienes dudan de la veracidad de las Escrituras seguirían escépticos aun si se encontrasen otros testimonios similares.
De hecho, esto es precisamente lo que sucede con las tantas historias que hoy en día se conocen sobre el diluvio —provenientes no sólo de la Biblia, sino de muchas otras culturas y religiones. Aunque la abundancia de estas historias indica que el evento efectivamente ocurrió, muchas personas aún lo desacreditan como un simple mito.
Cuando se trata de eventos milagrosos, la evidencia arqueológica no siempre convencerá a los escépticos.
La arqueología y la profecía cumplida
Sin embargo, esto no significa que la arqueología se limite a sólo verificar los eventos “cotidianos” de la Biblia. Una de las claves para comprobar la veracidad de las Escrituras es el cumplimiento de las profecías, donde Dios por medio de sus siervos anuncia que van a ocurrir ciertos eventos y, luego, esos eventos ocurren en algún momento del futuro.
En estos casos, la evidencia arqueológica permite comprobar que los profetas bíblicos efectivamente profetizaron el evento antes de que éste ocurriera. Y esto es posible gracias a los detalles aparentemente insignificantes que sólo alguien que vivió en determinada época podría conocer, detalles cuya importancia sólo se conoce siglos o milenios después gracias al análisis de los arqueólogos.
La arqueología y el conocimiento científico de la Biblia
La arqueología también nos muestra el evidente contraste que existía entre los avanzados conocimientos científicos de la Biblia y los conocimientos de las naciones contemporáneas a ciertos eventos bíblicos.
Por ejemplo, el antiguo Egipto, una poderosa nación que sometió a Israel a la esclavitud, basaba sus prácticas médicas en el Papiro Ebers —texto médico del año 1500 a.C. aproximadamente— el cual demuestra una increíble falta de desarrollo en el ámbito de la medicina. De hecho, según este texto, los remedios egipcios incluían cosas como caparazón de escarabajo, ojos de cerdo y dedos de perro.
Por otro lado, las leyes sanitarias y de cuarentena que Dios dio a los israelitas —cuya validez continúa intacta hoy en día— eran muy diferentes. La evidencia arqueológica demuestra que el conocimiento científico de la Biblia era bastante avanzado para su tiempo, lo cual no debe soprendernos porque se trata de la Palabra de Dios, Creador del universo físico y todo lo que contiene.
Nuestra responsabilidad individual
Aunque la evidencia arqueológica puede ayudarnos a verificar varios aspectos de la Biblia y convencer a los escépticos, la verdad es que la arqueología bíblica siempre tendrá que enfrentarse con mucha más suspicacia que otros campos de estudio científico más aceptados en la sociedad.
Muchos critican la veracidad de la Biblia por la falta de evidencia arqueológica que compruebe la existencia de ciertas personas, lugares o eventos de importancia en sus relatos. Pero, si bien este argumento también es válido en cuanto a los vacíos en el historial fósil —que demuestran la falsedad de la teoría de la evolución— el evolucionismo aún se considera un hecho científico.
Similarmente, algunos críticos piensan que los milagros descritos en la Biblia son sencillamente imposibles. Pero, por otro lado, los científicos aseguran que la vida en nuestro planeta se originó a partir de materia inerte que apareció de la nada —una combinación de eventos bastante inverosímil.
A fin de cuentas, tal parece que algunas personas negarán la veracidad de Biblia sin importar lo que descubran los arqueólogos. Pero la pregunta que debemos hacernos es: ¿cuánta evidencia física necesito para reconocer que la Biblia no es un conjunto de historias fantásticas, sino la Palabra inspirada de Dios?
Actualmente existe mucha evidencia arqueológica que verifica varios de los relatos bíblicos, y la arqueología sigue progresando en este ámbito. Pero, si bien la arqueología bíblica es una herramienta muy útil para comprobar la veracidad de las Escrituras, la verdadera clave para dar un sentido real, duradero y propio a la Biblia es aceptar la verdad que nos revela y desarrollar una fe viva en Dios, el Autor de las Escrituras.