“Tú no puedes manejar la verdad” es más que una frase de película. Muchos dicen que desean la verdad, pero luego la ignoran. ¿Puede usted manejar la verdad que Dios revela?
La verdad no siempre es placentera ni fácil. Algunas veces nos vemos tentados a ignorarla o a rechazarla en lugar de aceptar lo que nos revela acerca de nosotros o de los cambios drásticos que nos requiere.
Hay varias historias reveladoras en la Biblia acerca de lo que sucede cuando alguien no puede manejar la verdad. Primero, veamos un relato de un antiguo rey que tiene implicaciones importantes para nosotros en la actualidad.
Para entender esta historia, es útil tener en cuenta algunos antecedentes del contexto. Después de la muerte del rey Salomón, el reino de Israel se dividió en dos reinos separados, formándose así el Reino de Judá y el Reino de Israel. Uno de los reyes más justos de Judá fue Josafat. Él vivió cerca del final del siglo X a.C., a comienzos del siglo IX.
Por la misma época, un rey notoriamente perverso, de nombre Acab, reinó en Israel.
Un rey que no pudo manejar la verdad
Una de las ciudades de Israel, Ramot de Galaad, había caído en manos del rey de Siria y Acab quería recuperarla. Él le pidió al justo rey Josafat que se uniera a él en una cruzada militar para recobrar la ciudad. Este incidente lo encontramos en 2 Crónicas 18.
Josafat estaba preocupado por saber si esta aventura recibiría la bendición de Dios o no, así que le dijo a Acab que era necesario preguntarle al Eterno Dios acerca de esto. Acab fue donde sus profetas personales (falsos), quienes le aseguraron que el Señor les daría la victoria (2 Crónicas 18:5). Estos profetas no eran siervos del Dios verdadero, en vez de ello eran adoradores de ídolos.
El Rey Acab y estos profetas habían rechazado a Dios y sus leyes.
Josafat no estaba satisfecho con la fuente de la respuesta, así que preguntó si había o no un profeta del Eterno que estuviera disponible (v. 6). Acab admitió a regañadientes que había uno, pero aclaró que él usualmente sentía una gran contrariedad ante lo que el profeta verdadero le decía. Él dijo que éste profeta de Dios, Micaías, siempre profetizaba cosas malas para el rey (v.7). El cuadro completo es que ya que Acab no obedecía a Dios, el rey no recibía las bendiciones de Él. El profeta sólo daba un mensaje: ¡él no era el que hacía que las cosas le pasaran a Acab!
Josafat insistió en que debían consultar a Micaías, y entonces los hombres de Acab lo fueron a buscar, trayéndolo a la presencia del rey y exhortándolo a que dijera buenas cosas a los reyes. Micaías sabía que ellos no querían escuchar la verdad, y de una manera sorpresiva, les dijo que todo saldría bien en la batalla. Pero Acab sabía que el profeta no les estaba diciendo a ellos toda la historia y le insistió a Micaías que debía decir la verdad.
Él rechazó la verdad que venía directamente de Dios
Micaías entonces les dijo la verdad que Dios le había revelado. “Entonces Micaías dijo: He visto a todo Israel derramado por los montes como ovejas sin pastor; y dijo el Eterno: Estos no tienen señor; vuélvase cada uno en paz a su casa” (2 Crónicas 18:16).
A Micaías le mostraron que el ejército de Israel sería dispersado y derrotado y que su rey moriría en la batalla.
El rey Acab había insistido en que él necesitaba la verdad. ¡Pero Acab no pudo manejar la verdad!
En lugar de preguntar qué podía hacer para cambiar el resultado de esta profecía contra él, Acab se enfureció con el que le había dicho la verdad. El rey literalmente envió al profeta a prisión y lo puso a pan y agua (2 Crónicas 18:25-26).
Era la verdad, pero no era lo que Acab quería oír. Él no pudo manejar la verdad y se volvió contra el mensajero que se la había dicho.
Un oficial del Nuevo Testamento que no pudo manejar la verdad
Hay un ejemplo similar en el Nuevo Testamento. Algunos judíos habían acusado falsamente al apóstol Pablo y Pablo les pidió que llevaran esto delante del césar. Mientras Pablo estaba prisionero en Cesarea, Félix el gobernador de Judea, le ordenó a Pablo que compareciera delante de él y de su esposa, Drusila. Félix había oído hablar de Pablo y los cristianos, y quería conocerlo mejor.
Pero cuando Pablo llegó al meollo de la verdad, ¡el gobernador no pudo manejarlo!
“Algunos días después, viniendo Félix con Drusila su mujer, que era judía, llamó a Pablo, y le oyó acerca de la fe en Jesucristo. Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré” (Hechos 24:24-25).
Es triste decirlo, pero la mayoría de las personas, no pueden manejar la verdad. Ellas no están dispuestas a aceptarla. Ellas preferirían seguir creyendo las cosas que han escuchado de otros, ideas que han pasado de generaciones anteriores, pero que no corresponden a las enseñanzas de la Biblia.
Félix y su esposa no querían saber la verdad acerca de la justicia, el dominio propio y el juicio venidero —el meollo y el corazón del camino de vida de Dios. Una razón por la que Félix estaba renuente era porque Drusila era su tercera esposa; y de una forma contraria a la ley de Dios, él se la había quitado a su antiguo esposo. Responder a las verdades que Pablo enseñaba, interferiría con la forma de vida de Félix; él no estaba listo para cambiar.
“Usted no puede manejar la verdad”
“Usted no puede manejar la verdad”, no se aplica a todas las personas. Llamamos a esta revista: Para Discernir, una revista de Vida, Esperanza y Verdad, por una buena razón. Nosotros publicamos una verdad que usted tal vez nunca haya escuchado antes, aunque viene directamente de la Palabra de Dios. Si usted la acepta y actúa de acuerdo con ella, esto cambiará su vida. Lo pondrá en la senda que conduce a la vida física abundante, y eventualmente, a la vida eterna. Esta verdad le dará esperanza en momentos difíciles, porque en realidad la época que vendrá será mejor.
Es triste decirlo, pero la mayoría de las personas, no pueden manejar la verdad. Ellas no están dispuestas a aceptarla. Ellas preferirían seguir creyendo las cosas que han escuchado de otros, ideas que han pasado de generaciones anteriores, pero que no corresponden a las enseñanzas de la Biblia.
Cuando Cristo les dijo a las personas en su época que muchas de sus creencias religiosas estaban basadas en las tradiciones de los hombres y eran opuestas a la verdad de la Palabra de Dios, ellos no pudieron manejarlo. “Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición” (Marcos 7:9).
Sus oyentes con frecuencia reaccionaron con tal ira, que una vez trataron de callarlo apedreándolo hasta matarlo —esto es, estaban dispuestos a matarlo por decirles la verdad. Ésta es la misma intención que tuvo el rey Acab —azotar al que le trajo el mensaje que no le gustó.
Personas que cambian la verdad por mentiras
Pablo habló de aquellos que “cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador” (Romanos 1:25). La naturaleza humana, que ha sido influenciada por el diablo, siempre ha sido la misma. Muchos preferirían creer que no tienen que vivir de acuerdo con las justas leyes de Dios, y por eso aceptan la mentira de que no existe Dios. O ellos aceptan la mentira más sutil de que Dios no nos hace responsables de nuestras acciones. (Adán y Eva cayeron por el razonamiento de Satanás —vea Génesis 3:1-6).
Pablo advirtió que en los últimos días del gobierno del hombre en la tierra, antes del regreso de Cristo para establecer el Reino de Dios, muchos preferirían ser entretenidos por las falsas enseñanzas que escuchar la verdad de Dios. “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído” (2 Timoteo 4:3-4).
Algunos aprenden a rechazar las mentiras
Otro verdadero profeta de Dios, Jeremías, habló de que finalmente las personas aprenderían que no había ningún beneficio en escuchar o seguir las falsas enseñanzas. Sólo siguiendo las verdaderas enseñanzas de la Santa Biblia, podríamos tener el fruto de una vida mejor y finalmente, la vida eterna en el Reino de Dios.
En aquel día las personas en todo el mundo van a volverse a Dios para encontrar la esperanza de la vida basada en la verdad. “Oh Eterno, fortaleza mía y fuerza mía, y refugio mío en el tiempo de la aflicción, a ti vendrán naciones desde los extremos de la tierra, y dirán: ciertamente mentira poseyeron nuestros padres, vanidad, y no hay en ellos provecho” (Jeremías 16:19).
Los beneficios de responder a la verdad
Cuando llegamos a entender que todas las decisiones y elecciones tienen consecuencias, cuando estamos dispuestos a mirar honestamente las decisiones erradas que hayamos tomado y darle un giro a nuestra vida, tomando decisiones sabias, entonces podremos evitar el dolor y las dificultades que recaen en aquellos que no pueden manejar la verdad.
Las leyes de Dios fueron dadas para ayudar a la humanidad a disfrutar de matrimonios, familias y vidas duraderos. El rey David llegó a entender y a orar: “Eterno, no retengas de mí tus misericordias; tu misericordia y tu verdad me guarden siempre” (Salmos 40:11).
David entendió que la verdad siempre podía encontrarse en las Santas Escrituras inspiradas por el Espíritu de Dios obrando en aquellos siervos que Él utilizó para escribir la Biblia.
En una de sus últimas oraciones Cristo oró antes de morir, y le pidió al Padre que hiciera a sus seguidores diferentes por las enseñanzas de estas Santas Escrituras. “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17).
Lo animamos a que lea y estudie las verdades bíblicas explicadas en este sitio. Que no se tenga que decir: “Usted no puede manejar la verdad”. Las verdades que usted aprenderá aquí son un camino al propósito por el cual usted nació. Si usted acepta y actúa de acuerdo con la verdad, ésta cambiará su vida. Lo pondrá en el camino que conduce a una vida física abundante, y eventualmente, a la vida que nunca termina como un hijo eterno de Dios.
Si desea conocer más acerca del verdadero propósito de su vida, vea la sección de VidaEsperanzayVerdad.org, “¿Cuál es el significado de la vida?“ y si desea saber más acerca de los cambios que Dios quiere en nuestra vida, vea la sección: “Conversión”.