Jesús les dio a sus discípulos un “nuevo mandamiento”. ¿Qué aspecto de éste era nuevo? ¿Ha reemplazado los otros Diez Mandamientos de Dios?
Jesucristo usó la expresión hijitos míos para referirse amorosamente a sus discípulos, mientras los preparaba para su inminente partida.
Era consciente de que su obra en la Tierra estaba llegando rápidamente a su fin. Estaba muy consciente de su sufrimiento, muerte y resurrección inminentes, y su eventual partida a su Padre en los cielos. Su afecto por ellos es claro en los siguientes versículos, que también utilizó para enseñarles a ellos —y a su Iglesia en todas sus épocas— una lección del amor cristiano.
“Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis; pero como dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podéis ir. Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros” (Juan 13: 33-34).
¿Qué fue lo nuevo?
El hecho es que el mandamiento “Que os améis unos a otros” no era nada nuevo en la época del Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento usa palabras similares en el mandamiento “ama a tu prójimo como a ti mismo”. Éste era un antiguo mandamiento incluso en los tiempos de Jesucristo. Dice: “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo el Eterno” (Levítico 19:18).
En el nuevo mandamiento de Cristo, las palabras importantes son “como yo os he amado”. El mandamiento de Cristo de amar “como yo os he amado” es el “nuevo mandamiento”. Esta profundidad en el amor lleva al cristiano a una nueva forma de expresar su amor por otros. El amor que Cristo tuvo y sigue teniendo por sus hermanos es mucho más profundo que el amor expresado en “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Cuando los cristianos expresan amor hacia los demás, no debe ser sólo como nos amamos a nosotros mismos, sino como Cristo nos ama.
Poniendo en práctica su forma de amarnos “como yo os he amado”, Jesucristo voluntariamente pagó el precio por nuestros pecados. Como nos explica, “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:13). El gran costo de nuestro pecado fue su sufrimiento, la tortura y su horrible muerte. Ese es un amor de auto-sacrificio que manifestó por toda la humanidad. Sin ese amor, no tendríamos ninguna esperanza y ninguna oportunidad de vivir para siempre.
Ésa es la clase de amor que Cristo tiene por su Iglesia y, por medio de su nuevo mandamiento, es el amor que Él espera que tengamos los cristianos. Por su amor por nosotros sufrió y murió para que pudiéramos, como Él, ser resucitados y vivir por toda la eternidad. Fue el pionero de nuestra salvación.
¿Los mandamientos de Dios fueron reemplazados?
Sin embargo, existe una controversia generalizada dentro del cristianismo tradicional en torno a la escritura de Juan 13:33-34, dicen que ahí Cristo determinó que no era necesario seguir guardando los Diez Mandamientos. El argumento es que Él estaba reemplazando los Diez Mandamientos con su nuevo mandamiento, porque los Diez Mandamientos eran demasiado gravosos para los cristianos. Entonces lo que deberían hacer todos los cristianos de ahí en adelante sería “que os améis unos a otros” (v. 34).
El nuevo mandamiento de Jesús no contradice ni reemplaza los Diez Mandamientos; sólo magnifica y muestra la profundidad espiritual y el propósito de la ley de Dios. Pero esta interpretación no puede ser correcta, ya que contradice declaraciones tan claras como ésta: “Pues este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5: 3).
¿Es lógico este reclamo?
Creer que los Diez Mandamientos fueron abolidos sólo porque se dio uno nuevo, es como pensar que un país debe deshacerse de todas sus leyes más antiguas cada vez que se establece una nueva ley. O como si los padres repudiaran a todos sus hijos mayores simplemente porque tienen un nuevo bebé. Eso no es lógico o necesario. Entonces, ¿por qué un nuevo mandamiento reemplazaría los Diez Mandamientos que nuestro Creador nos dio para nuestro bien? (Deuteronomio 10:13).
Como hemos visto antes, el “nuevo mandamiento” hizo reemplazar a los cristianos el concepto de “ama a tu prójimo como a ti mismo” (que no era uno de los Diez Mandamientos de todos modos) por el mandamiento aún más difícil de amar “como yo os he amado”.
El nuevo mandamiento de Jesús no contradice o reemplaza los Diez Mandamientos; sólo magnifica y muestra la profundidad espiritual y el propósito de la ley de Dios.
Pocos pondrían en duda la validez de los mandamientos contra el asesinato, el robo y la mentira, por ejemplo. Sin embargo, algunas denominaciones afirman que los Diez Mandamientos están “clavados en la cruz” para apoyar el rechazo de la corriente principal del cristianismo del sábado semanal, el cuarto mandamiento. (Ver más acerca de esto en nuestro folleto gratuito El sábado: un regalo de Dios que hemos descuidado.)
Cristo le reafirmó los Diez Mandamientos al joven rico
En el Nuevo Testamento leemos acerca de un joven rico que vino a Jesús preguntándole cómo podría obtener la vida eterna. “Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos” (Mateo 19: 16-17).
Si Jesucristo vino para desechar los Diez Mandamientos y adoptar uno nuevo en su lugar, entonces estos versículos serían una de las muchas oportunidades que tendría para decirlo. Pero Él no dijo eso. De hecho, Él dijo exactamente lo contrario: “Si quieres entrar en la vida [eterna], guarda los mandamientos”.
El pueblo de Dios siempre ha guardado y seguirá guardando los mandamientos (Apocalipsis 12:17; 22:14). Además, desde la época de Jesucristo se nos ha enseñado el nuevo mandamiento, para lograr el propósito espiritual de su ley amando a los demás así como Él nos ama.
Para un estudio adicional, lea el artículo “La ley de Dios”.