¿Es Levítico simplemente un libro de rituales humanamente concebidos? No. Nos indica el sacrificio de Cristo y muestra cómo debemos honrar a nuestro Creador.
Levítico es el tercero de los cinco libros conocidos como la Ley o el Pentateuco. El nombre del libro en hebreo es Wayyiqva y significa “Y llamó”, una frase tomada del primer versículo del capítulo 1. Señala correctamente a Dios, que tiene la autoridad para proclamar las regulaciones y reglas para adorar a Dios correctamente.
El nombre en español proviene de la palabra griega Leuitikon, que significa “lo que pertenece a los levitas” (Gleason Archer, A Survey of Old Testament Introduction, [Un estudio de la introducción al Antiguo Testamento]). En realidad, no se trata de los levitas en su totalidad, sino más bien de los sacerdotes de la familia de Aarón, una división de los levitas.
El Nuevo comentario bíblico dice: “El libro está especialmente dirigido a los sacerdotes. Aarón y sus hijos son mencionados muchas veces en él. Los levitas son mencionados en un solo pasaje corto (25:32). Pero aunque el libro es un manual para los sacerdotes, hay que señalar que muchas de las leyes se introducen con la frase: ‘Habla a los hijos de Israel’. Obviamente esto se debe a que estas leyes, muchas de las cuales requerían el servicio y la mediación de los sacerdotes, afectaban directa y vitalmente al pueblo y formaban una parte importante de esa ley que debía ser la responsabilidad especial de los sacerdotes enseñar al pueblo (Dt. 31:9, 33:10; Ne. 8)” (Profesor F. Davidson, A.M. Stibbs y E.F. Kevan, p. 134).
Propósito de Levítico
El versículo final en el último capítulo da un resumen de todo el libro: “Estos son los mandamientos que ordenó el Eterno a Moisés para los hijos de Israel, en el monte de Sinaí” (Levítico 27:34). Levítico contiene las leyes y estatutos vitales que debían ser preservados por el sacerdocio para que el pueblo de Israel siempre recordara el propósito y el plan de Dios para ellos.
Dios es santo
El Nuevo comentario bíblico dice: “El propósito inmediato de este libro es establecer aquellas leyes y principios por los cuales Israel debe vivir como el pueblo de Dios. Su Dios es un Dios santo; deben ser personas santas. Sed santos, porque yo, el Señor vuestro Dios, soy santo” (p. 134).
Levítico muestra que Dios estaba presente no sólo en el tabernáculo, sino en todo el campamento. Le preocupaba la forma en que la gente conducía sus vidas. Un versículo clave es Levítico 19:2: “Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santos seréis, porque santo soy yo el Eterno vuestro Dios”.
Dios es santo, y por lo tanto su pueblo debe ser santo. Para que el pueblo estuviera en la presencia de Dios se requería de la obediencia a sus leyes y el arrepentimiento de sus pecados cuando desobedecían (esto estaba asociado con el sistema de sacrificios).
Cuando los israelitas abandonaron el desierto y entraron en la Tierra Prometida, se encontrarían con las prácticas paganas de los cananeos. Para no dejarse arrastrar por estas prácticas, era necesario que aprendieran la manera apropiada de adorar a Dios. El tabernáculo era el lugar principal para esta adoración y en Levítico se dan detalles acerca de cómo se debería llevar a cabo esta adoración.
El apóstol Pedro reconoció la importancia de esta verdad bíblica cuando exhortó a los cristianos a ser “como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1:14-16).
Autor y fecha de redacción
El autor fue Moisés. Nehemías, Lucas, el escritor del Evangelio, el apóstol Pablo y Jesucristo atribuyeron la autoría a Moisés (ver Nehemías 8:14; Lucas 2:22; Romanos 10:5 y Mateo 8:4).
Moisés probablemente escribió el libro durante el primer mes del segundo año de la peregrinación de Israel. Puesto que los deberes de los levitas estaban conectados con el tabernáculo, las instrucciones en Levítico deben haber sido dadas después de que el tabernáculo fuera establecido. Esto ocurrió en el primer mes del segundo año después de salir de Egipto (Éxodo 40:17).
Sistema de sacrificios
Se instituyeron cinco ofrendas expiatorias principales:
- Ofrenda quemada (Levítico 1).
- Ofrenda de grano (Levítico 2).
- Ofrenda de paz (Levítico 3).
- Ofrenda por el pecado (Levítico 4).
- Ofrenda por la transgresión (Levítico 5; 6:1-7).
Cuando los israelitas fueron sacados de la tierra de Egipto, Dios no instituyó el sistema de sacrificios al principio. Los sacrificios fueron establecidos más tarde (Jeremías 7:22) como resultado de la desobediencia.
Los sacrificios tenían un propósito temporal y eran una sombra de lo que vendría (Hebreos 10:1-3), y la “perfección” no era posible obtenerla con la ley ritual (Hebreos 7:11).
Es importante darse cuenta de que el sistema de sacrificios se originó con Dios, y Él nunca introduce o instituye ninguna práctica, procedimiento o ley que no sea productiva y benéfica. Los sacrificios eran temporales y apuntaban al verdadero sacrificio por toda la humanidad, Jesucristo nuestro Salvador.
No hay necesidad de sacrificios de animales en este momento de la historia humana. Esto está claro en Hebreos 10:4-12: “porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste… ni te agradaron… En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios”.
Los verdaderos cristianos deben ofrecerse a sí mismos como sacrificios al vivir una vida que refleje santidad. Romanos 12:1 dice: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”.
Resumen de Levítico
Capítulos 1-7
Se explican las cinco ofrendas principales. A los sacerdotes se les dice que nunca permitan que el fuego en el altar se apague (Levítico 6:13).
La mayoría de estos capítulos están dedicados a los sacrificios, pero ocasionalmente se proporciona información adicional. Por ejemplo, se explica el principio de la restauración como resultado del engaño, la mentira y el robo (vv, 1-5). La parte infractora debía restaurar el valor del artículo robado más un 20 por ciento.
Capítulos 8-9
Se detalla la consagración del sacerdocio. El fuego de Dios literalmente consume la ofrenda quemada puesta sobre el altar (Levítico 9:24).
Capítulo 10
Un terrible incidente pone en evidencia las reglas de Dios para la conducta de los sacerdotes cuando ofician en el altar. Dos hijos de Aarón, Nadab y Abiú, mueren instantáneamente por traer “fuego extraño” ante Dios (Levítico 10:1-7). También está prohibido tomar bebidas alcohólicas mientras se llevan a cabo las ceremonias (v. 9).
Capítulo 11
Se enumeran las leyes de los alimentos, haciendo una clara distinción entre animales limpios e inmundos. Esto se repite en Deuteronomio 14.
Estas leyes estaban en vigor mucho antes de que el Antiguo Pacto fuera instituido en el Sinaí (Génesis 7:2-9). Tampoco el Nuevo Testamento suprime los mandamientos de Dios con respecto a los animales limpios e inmundos. Cuando Cristo regrese, estas leyes seguirán existiendo (Isaías 66:15-18). De hecho, Dios se refiere a aquellos que dejaron de guardar estas leyes como “un pueblo rebelde... pueblo que en mi rostro me provoca de continuo a ira” (Isaías 65:2-4).
Capítulos 12-15
En estos capítulos se esbozan varios principios de limpieza, higiene, manejo de enfermedades transmisibles y otras medidas de salud. El tratamiento de la lepra constituyó la base de las leyes de cuarentena que aún hoy se reconocen como esenciales. Dios, que es el Creador del cuerpo humano, reveló estas leyes de salud a Moisés para el bien del pueblo. ¿De qué otra manera habría llegado Moisés a entender estos principios médicos de vida saludable?
Capítulo 16
Al sumo sacerdote sólo se le permitía entrar al Lugar Santísimo una vez al año, y eso ocurría en el Día de Expiación (el día 10 del séptimo mes). Fue apartado como un día de ayuno (Levítico 23:27-28).
Capítulo 17
Para ayudar a evitar que el pueblo cayera en la idolatría, los israelitas sólo debían llevar sus sacrificios a los sacerdotes en “la puerta del tabernáculo” (Levítico 17:1-9). Se dieron instrucciones estrictas de no comer la sangre de ningún animal (vv. 11-14).
Capítulo 18
Las leyes con respecto a los pecados y las relaciones sexuales están delineadas. A lo largo de los siglos, los pecados sexuales han sido uno de los problemas más predominantes en todas las culturas humanas. Ciertas relaciones y relaciones sexuales dañinas fueron prohibidas, y éstas se enumeran en este capítulo. No adherirse a estas leyes morales causa no sólo un daño personal, sino la contaminación de toda la nación.
Capítulos 19-21
Se describen varias leyes y ordenanzas; con el tema de que Dios quería que Israel fuera su pueblo santo (Levítico 19:2). A la gente se le ordenó “amar a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:18; ver también Mateo 19:19). Dios advierte al pueblo que no adopte prácticas paganas de las naciones circundantes, y condena enérgicamente la miserable práctica de los sacrificios de niños (Levítico 20:1-7).
Capítulo 22
Este capítulo esboza varias regulaciones concernientes al sacerdocio. La última parte habla de la clase de animales seleccionados para el sacrificio. Esto era importante, ya que los sacrificios apuntaban al sacrificio final, Jesucristo.
Capítulo 23
El capítulo 23 proporciona una lista de las fiestas de Dios, incluyendo el sábado semanal. Los días festivos anuales no fueron abolidos, sino que son “las fiestas del Eterno”, y siguen siendo asambleas ordenadas para los verdaderos cristianos (Levítico 23:2). Para más información acerca de estos días, vea nuestra sección acerca de “Plan de salvación: como las fiestas santas de Dios nos revelan su plan”.
Capítulo 24
Las lámparas de la menorá debían mantenerse encendidas todos los días (Levítico 24:2). La luz de las lámparas simboliza la acción del Espíritu Santo de Dios en nuestra vida (Proverbios 6:23; Mateo 5:16).
Se establece el castigo por la blasfemia (Levítico 24:10-23).
Capítulo 25
Se introduce el Jubileo: el año 50 se cancelaban las deudas, los israelitas que fueron vendidos como esclavos eran liberados y la tierra regresó a sus dueños originales. Las palabras “proclamar la libertad en toda la tierra” (Levítico 25:10) están grabadas en la Campana de la Libertad en Filadelfia, Pensilvania, como símbolo de la libertad de la tiranía y la opresión.
Capítulo 26
Si Israel le obedecía, Dios prometió inmensas bendiciones y favor para la nación (Levítico 26:1-13). Sin embargo, si desobedecían, se derramarían maldiciones sobre la nación (vv. 14-46) que llevarían a su caída final. Desafortunadamente, los descendientes modernos de Israel han elegido el camino de la desobediencia, y las maldiciones de Levítico 26 ya están empezando a debilitar el tejido de nuestra sociedad. (Para más información acerca de esto, vea nuestra sección “Estados Unidos en la profecía”.)
En Deuteronomio 28 se hacen advertencias paralelas.
Capítulo 27
Se describen los principios de la redención de personas y bienes.
Escoger el camino de santidad de Dios
El tema recurrente de Levítico es que Dios quiere que su pueblo sea santo (separado, apartado para un propósito especial). Nuestra vida diaria debe reflejar este propósito.
El pueblo de Dios debe apartarse de los caminos del mundo: “¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso” (2 Corintios 6:16-18).
Depende de cada uno de nosotros decidir si queremos seguir el camino de santidad de Dios. No es el camino fácil y pocos lo encuentran (Mateo 7:13-14), pero conlleva bendiciones más allá de cualquier cosa que hayamos imaginado (Isaías 64:4). Para más información acerca de cómo vivir de acuerdo al camino de Dios, vea “¿Qué es un cristiano?”.