El libro de 2 Reyes continúa con la historia de las naciones de Israel y Judá hasta el momento en que son llevadas cautivas como consecuencia de sus pecados. ¿Qué podemos aprender de 2 Reyes?
La mayoría de los reinados que se describen en 2 Reyes se caracterizaron por una continua desobediencia y apostasía, y la consecuencia de esto fue la deportación del pueblo de Israel y de Judá a tierras de sus enemigos.
El manual bíblico de Halley da un resumen conciso acerca de los acontecimientos que se tratan en 2 Reyes:
“2 Reyes es una continuación de 1 Reyes, comenzando aproximadamente 80 años después de la división del reino, y relatando eventos paralelos de los dos reinos durante 130 años más aproximadamente, desde la caída del reino del Norte; y después continuando con la historia del reino del Sur por otros 120 años más hasta su caída. El libro habla de los últimos 12 reyes del reino del Norte, y de los últimos 16 reyes del reino del Sur… un período de tiempo de 250 años”.
Resumen de 2 Reyes
A continuación un breve resumen del libro de 2 Reyes:
- El ministerio de Eliseo en el reino del Norte de Israel (capítulos 1-8)
· Últimos acontecimientos de Elías, incluyendo su traslado a otro lugar.
· El ministerio de Eliseo y sus numerosos milagros.
- El colapso de Israel; el declive del reino del Sur de Judá (capítulos 9-17)
· Sucesión de varios reyes de Israel y de Judá.
· Oseas, el último rey de Israel, gobernó como siervo del rey de Asiria.
- Reyes de Judá hasta la caída de Jerusalén (capítulos 18-25)
· Ezequías restablece la adoración a Dios en Judá.
· Los descendientes de Ezequías regresan a la idolatría.
· Las reformas de Josías.
· Los hijos de Josías regresan a la idolatría.
· Caída de Judá y su capital Jerusalén.
Acontecimientos importantes y lecciones para nosotros
El libro de 2 Reyes abarca un periodo de historia más largo que la historia de los Estados Unidos de América, con muchas historias y lecciones para nosotros hoy en día.
¿Fue llevado al cielo Elías?
¡Cuando Dios transfirió las responsabilidades proféticas de Elías a Eliseo, lo hizo de una manera espectacular! Pero, ¿ha sido malinterpretado el torbellino que se llevó a Elías?
¿Si Elías fue al cielo, entonces porque Cristo dice que “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo” (Juan 3:13)?
¿Realmente, para donde se fue Elías?
La Biblia dice que Elías “subió al cielo en un torbellino” (2 Reyes 2:1, 11). Pero en la Biblia se mencionan tres cielos.
1. El tercer cielo es donde se encuentra el reino de Dios (Isaías 66:1; Hechos 7:49), y ningún hombre ha entrado a este cielo.
2. El segundo cielo es la vasta extensión del universo Aquí es donde están el sol, la luna y las estrellas (Génesis 1:15-17).
3. El primer cielo está conformado por la atmósfera donde vuelan los aviones y de donde nos abastecemos de oxigeno (Génesis 1:20).
Elías fue llevado por el torbellino al primer cielo y después fue dejado en alguna parte de la Tierra. Aproximadamente 10 años después, Joram, uno de los reyes malvados de Judá, recibió una carta de Elías, en la que le decía que debido a sus caminos llenos de pecado, iba a morir de una grave enfermedad. Dos años después el rey enfermó y murió, justo como Elías lo había predicho (2 Crónicas 21:12-15, 18-20).
Esta historia nos confirma que Elías estaba viviendo en la Tierra 10 años después de haber sido llevado por el torbellino.
El libro de Hebreos dice que los profetas antiguos, de los cuales formaba parte Elías, murieron sin haber recibido la promesa de la vida eterna (Hebreos 11:32, 39), pero están durmiendo en sus tumbas hasta que Cristo regrese y los recompense (v. 40).
Elías era un ser humano mortal de carne y hueso y estaba sujeto a la muerte. Él está en su tumba esperando el regreso de Cristo, cuando va a ser resucitado —junto con los santos justos— a la vida eterna. Lea más acerca de este tema en el artículo “Enoc y Elías: ¿están en el cielo?”
Las fervientes oraciones del rey Ezequías son contestadas
Ezequías fue uno de los pocos reyes justos de Judá. Él y su pueblo enfrentaron un grave peligro cuando Senaquerib, rey de Asiria invadió la tierra. Lo que sucedió a continuación es una memorable lección de una oración respondida.
El rey se perturbó en gran manera cuando el Rabsaces, un líder asirio, amenazó de muerte verbalmente a los habitantes y continuó sus amenazas con una carta en la que les auguraba fatalidad y penumbras a los habitantes de Jerusalén si no se rendían (2 Reyes 18:13-37; 19:1-4).
Ezequías envió unos mensajeros al profeta Isaías, quien regresó con un mensaje de Dios: “No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria” (19:6). Después el rey tomó la carta del Rabsaces y “subió a la casa del Eterno, y las extendió Ezequías delante del Eterno”, y oró para que Dios interviniera (19:14-19). Su sincera y ferviente oración fue respondida: “Lo que me pediste acerca de Senaquerib rey de Asiria, he oído” (v. 20).
La oración de todo corazón por parte de Ezequías resultó en la destrucción del ejército asirio, y en una noche, 185.000 soldados fueron muertos por un ángel de Dios (vv. 35-36).
El poder de la oración
La Biblia registra muchas instancias en las que Dios intervino de una manera milagrosa en la vida de personas que lo buscaron a Él a través de la sincera oración. Cristo le enseñó a sus discípulos a orar “Padre nuestro”, quien está siempre presente y es todo poderoso. Como sus hijos, podemos hablar con Él a menudo, compartiendo nuestra vida diaria —nuestras tristezas y alegrías— con Él.
Podemos estar seguros que Dios escucha nuestras oraciones cuando “pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye” (1 Juan 5:14). Como dijo el profeta Jeremías: “y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jeremías 29:13).
La vida del rey Ezequías y la vida de su pueblo fueron liberadas a través de sus fervientes y sinceras oraciones.
Depende de nosotros que no descuidemos esta poderosa herramienta que Dios nos ha dado. Lea más acerca de la oración en el artículo “Como debemos orar”.
Israel es llevado cautivo por Asiria
Dios en su misericordia mandó un profeta tras otro para confrontar a los reyes de Israel, en un esfuerzo por hacerlos arrepentirse de sus pecados y apostasía. Las advertencias de los profetas cayeron en oídos sordos, y finalmente Dios echó a las 10 tribus del Norte fuera del territorio que Él les había dado.
Israel era culpable de las perversiones más abominables y detestables, no sólo adorando a Baal, también ofreciendo niños en sacrificio (2 Reyes 17:16-18).
Dios no iba a seguir tolerando ese comportamiento y permitió que el ejército asirio conquistara el reino de Israel y se los llevara para Asiria en el año 721 a.C., aproximadamente.
Judá es llevado cautivo por Babilonia
100 años más tarde, después de tres invasiones por parte de los babilonios en un periodo de 20 años, Judá fue conquistado, Jerusalén fue destruida y el pueblo deportado a Babilonia.
La primera incursión de Nabucodonosor ocurrió en el año 604 a.C., durante el reinado de Joacim cuando el ejército babilonio entró en Jerusalén. Los babilonios transportaron algunos tesoros seleccionados del templo y algunos esclavos, entre ellos Daniel, a Babilonia (2 Reyes 24:13; 2 Crónicas 36: 5-7: Daniel 1:1-3; 6).
Los babilonios regresaron en el año 597 a.C. y tomaron el resto de los tesoros del templo y un gran número de personas, incluyendo al rey Joaquín, hijo de Joacim, y las llevaron cautivas a Babilonia (2 Reyes 24:8-16). Nabucodonosor nombró rey de Judá a Sedequías (v. 17).
La tercera y más destructiva conquista tuvo lugar en el año 586 a.C. A pesar de haber hecho un juramento que no cumpliría, Sedequías se rebeló en contra del gobierno babilonio (2 Crónicas 36:13). Después de 18 meses de un terrible y angustioso asedio, la ciudad de Jerusalén cayó ante el ejército invasor babilonio. Un saqueo terrible, pérdidas humanas y una total destrucción de Jerusalén y su templo, tuvo lugar y “así fue llevado cautivo Judá de sobre su tierra” (2 Reyes 25:8-21). Todos fueron llevados con excepción de los más pobres, que fueron dejados bajo el gobernador Gedalías.
Esclavitud como consecuencia del rechazo de Israel a la generosa oferta de Dios
Justo antes de dar los Diez Mandamientos en el monte Sinaí, Dios le hizo una propuesta increíble a Israel: “Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel” (Éxodo 19:5-6).
Los israelitas aceptaron estas condiciones y afirmaron su lealtad con Dios: “Haremos todas las cosas que el Eterno ha dicho, y obedeceremos” (Éxodo 24:7).
Pero la historia de los israelitas a lo largo de cientos de años demostró su falta de lealtad con el pacto con Dios, ya que lo abandonaron traicionándolo con dioses paganos y desobedeciendo sus mandamientos.
El amor de Dios por Israel
Jesucristo expresó la preocupación y el cuidado que Dios tenía por el pueblo de Israel que obstinadamente se rehusaba a escuchar sus correcciones. “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta” (Mateo 23:37-38).
Esta expresión de preocupación sin duda refleja el amor que Dios ha mostrado en el Antiguo y Nuevo Testamento. Él no era duro ni insensible en el Antiguo Testamento como algunos lo imaginan.
Dios nos ama a todos y quiere que nos arrepintamos y lo obedezcamos —por nuestro propio bien.
¿Israel perdido para siempre?
El libro de 2 Reyes es el último de la sección de los profetas anteriores del Antiguo Testamento. Termina con el lamentable y trágico fin y destrucción de las naciones de Israel y Judá.
¿Ya ha sido escrito el último capítulo de la historia de Israel, o todavía hay una gloriosa historia por revelarse en el futuro? La respuesta puede sorprender a muchos.
Existe una profecía muy emocionante para Israel y para Judá en la Palabra de Dios. ¡Israel se convertirá en el modelo de nación que Dios quiere que sea!
Tengamos en cuenta esta profecía en donde Dios va a perdonarle sus pecados y va a hacer un nuevo pacto con Israel y Judá: “He aquí que vienen días, dice el Eterno, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice el Eterno. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Eterno: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Eterno; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice el Eterno; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado” (Jeremías 31:31-34).
El apóstol Pablo también entendió que va a haber un futuro glorioso para Israel (Romanos 11:1-2, 26-27; si desea una explicación de la razón por la que Pablo escribió esto, vea el artículo “¡Todo Israel será salvo!” ). Entonces la historia del pueblo de Israel aún no ha terminado. Las buenas noticias para ellos y para el resto del mundo, están en el futuro todavía.
Nosotros podemos responder individualmente a las enseñanzas de Dios y hacer parte de ese magnífico futuro de esperanza que Dios está planeando para aquellos que son fieles a Él y a su Palabra. Lea más en las secciones de “Conversión cristiana” y “El reino de Dios”.