La carta que Santiago escribió, continúa produciendo controversia en la actualidad. ¿Es acaso el mensaje de Santiago diferente de las otras epístolas, o realmente todas dicen lo mismo?
La epístola de Santiago (junto con 1 Pedro, 2 Pedro, 1 Juan, 2 Juan, 3 Juan y Judas) forma parte de la sección de la Biblia conocida como las Epístolas Generales. Pocos libros en la Biblia han recibido tanta atención y críticas como Santiago, debido a su apoyo incondicional a guardar las leyes de Dios.
De hecho, Martín Lutero en su introducción original del Nuevo Testamento, llegó hasta cuestionar su lugar en el canon del Nuevo Testamento. Él escribió: “Rehúso por lo tanto a darle [Santiago] un lugar entre los escritores del verdadero canon de mi biblia; pero tampoco impediría a nadie leerlo si así lo considera apropiado”. Él también la llamó “una epístola de paja” en comparación con Romanos, Gálatas y Efesios. ¿Por qué existe tanta discriminación en contra de la epístola de Santiago cuando “en los primeros años de la iglesia nadie realmente cuestionaba el valor de Santiago”? (William Barclay, The Letters of James and Peter [Las cartas de Santiago y Pedro], pp. 5, 8).
Esto se debe a que muchas de las iglesias tradicionales rechazan la idea de que Dios todavía requiere que guardemos la ley hoy. Ellos dicen que tales requisitos demuestran que estamos tratando de ganar nuestra salvación, o que la ley fue clavada en la cruz y que ya no se tiene que cumplir.
Pero Santiago dice claramente en su epístola que el guardar la ley de Dios es un requisito que los verdaderos creyentes, y todos los cristianos debemos cumplir (Santiago 2:10-12).
Antecedentes del libro de Santiago
Ha habido algunos debates acerca de quién escribió esta epístola, debido a que hay varias personas llamadas Santiago en el Nuevo Testamento. Pero parece haber un consenso general de que el autor de esta epístola fue Santiago, el medio hermano de Jesús y el líder de la iglesia en Jerusalén.
Objetivos de Santiago
Los propósitos más importantes de la carta de Santiago incluyen:
- Alentar a los cristianos que estaban sufriendo persecución a perseverar.
- Motivarlos para que siguieran guardando la ley de Dios.
- Explicar que la fe sin obediencia no sirve de nada.
- Enseñarles sobre la vida cristiana, aún en tiempos difíciles y de persecución.
Examinemos la mayor crítica del libro de Santiago
¿Por qué hasta el día de hoy, hay tanto escepticismo acerca del mensaje de Santiago? ¿Por qué hay tantas denominaciones que creen que Santiago es un libro opcional, y que “realmente no hay que leer?”. Ellos creen que Santiago estaba equivocado al decir que los cristianos tienen que guardar la ley de Dios si quieren recibir salvación. Esta idea es anatema para muchos protestantes. Ellos dicen que somos salvos por gracia y únicamente por gracia, y que solamente necesitamos a Jesucristo, ya que Jesús lo hizo todo por nosotros.
Y así vemos que Martin Lutero en el pasado, y hoy en día, muchos teólogos creen que la única ley que actualmente tenemos que guardar es la ley del amor, y que los Diez Mandamientos han sido un yugo de esclavitud, y que Jesús vino para abolir la necesidad de guardar la ley de Dios.
Pero examinemos lo que otros escritores de la Biblia nos dicen al respecto:
- “Pues este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:3).
- “El que dice: Yo le conozco [a Jesucristo], y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él” (1 Juan 2:4).
- “De la manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno” (Romanos 7:12).
- “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir” (Mateo 5:17).
No hay un tema más importante entre los que profesan ser cristianos en la actualidad que el contestar si debemos guardar la ley de Dios hoy. Por lo tanto, examinemos los mismos escritos de Santiago que tratan acerca de este tema.
Examinemos Santiago 2
En el capítulo 2 versículo 10 Santiago escribió: “Pero cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos”. ¿Qué significa esto, y a cuál ley se estaba refiriendo Santiago? Él lo explica muy claramente en el siguiente versículo.
“Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley” (v. 11). Realmente no puede estar más claro. ¿Cuál fue la ley que decía que no debemos matar o cometer adulterio?
Santiago nos está diciendo que debemos obedecer todos los Diez Mandamientos. Si quebrantamos sólo uno de ellos, ya quebrantamos toda la ley, y por lo tanto somos pecadores según la definición que nos da la Biblia (1 Juan 3:4). Además leamos lo que Pablo escribió en Romanos 6:23: “Porque la paga del pecado es muerte”.
El que solamente cree tiene una fe vacía. Santiago nos dice en el versículo 19 que incluso los demonios creen en Dios —¡y tiemblan! La diferencia es que los demonios no van a obedecer a Dios voluntariamente. Por lo tanto, Santiago nos está diciendo que si creemos en Jesucristo, debemos guardar la ley.
Santiago continúa en el capítulo 2 elaborando acerca de la importancia de guardar la ley de Dios, y nos advierte con palabras muy contundentes:
“Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras” (vv. 17-18).
El que solamente cree tiene una fe vacía. Santiago nos dice en el versículo 19 que incluso los demonios creen en Dios —¡y tiemblan! La diferencia es que los demonios no van a obedecer a Dios voluntariamente. Por lo tanto, Santiago nos está diciendo que si creemos en Jesucristo, debemos guardar la ley.
La ironía de este conflicto aparente
Es un poco irónico cuando nos ponemos a pensar acerca de toda esta controversia acerca de si los cristianos deben guardar la ley de Dios. Después de todo, ¿qué dice la ley? La ley nos dice que debemos honrar a nuestros padres, que no debemos tomar el nombre de Dios en vano, y que sólo debemos adorar al verdadero Dios. No debemos robar, matar, cometer adulterio, mentir o codiciar lo que otros tienen. ¿Acaso existe un cristiano verdadero que no esté de acuerdo con la necesidad de seguir cualquiera de estas instrucciones?
Pero, hay un mandamiento que recibe el mayor escrutinio y tiene una mala reputación entre aquellos creyentes que piensan que la ley de Dios no es un requisito. Ese mandamiento tiene que ver con la santidad del séptimo día, el sábado. A través de los años he hablado prácticamente con miles de personas que profesan ser cristianas, y he encontrado que la oposición más fuerte hacia los Diez Mandamientos se enfoca en este mandamiento.
¿Es obligatorio para los cristianos hoy guardar el séptimo día, el sábado, o por no hacerlo son culpables de quebrantar la ley de Dios? Ésta es una pregunta de gran importancia que se necesita responder. Usted puede leer más acerca de este tema en los artículos en nuestra sección del sábado.
Últimas instrucciones de Santiago
Hay muchas instrucciones cristianas en el libro de Santiago que no son tan controversiales. De hecho, Martín Lutero parecía estar de acuerdo con esta evaluación. Leamos las propias palabras alentadoras de Lutero que el autor William Barclay cita en The Letters of James and Peter, [Las cartas de Santiago y Pedro]: “La epístola posee muchos versículos excelentes”.
Entre estos principios cristianos tenemos:
- Los cristianos no debemos discriminar a las personas (Santiago 2:1-9).
- Necesitamos controlar nuestra lengua (3:1-12).
- Necesitamos entender el origen de las guerras y la importancia de la humildad (4:1-10).
- Necesitamos paciencia y perseverancia (5:7-12).
- Necesitamos crecer en fe y acudir a Dios para ser sanados de nuestras enfermedades (5:13-18).
La epístola termina con una exhortación muy sincera: “Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados” (5:19-20).
Santiago termina así con esta súplica para que nunca nos extraviemos de la verdad. Una de las verdades más importantes en su epístola es la necesidad de guardar la ley de Dios. A través de los siglos, la verdadera Iglesia de Dios se ha dedicado a hacer volver el corazón de las personas a las leyes de Dios. El mensaje de Santiago es eterno, y puede ser nuestra guía para encontrar la voluntad de Dios en nuestra vida.
Para más información acerca del libro de Santiago y su mensaje, ver: