Abel trae su ofrenda

Génesis 4:4  

Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró el Eterno con agrado a Abel y a su ofrenda.

Ayer, hablamos acerca de la ofrenda de Caín y la razón por la que se presentaban ofrendas a Dios en el Antiguo Testamento. Aquí leemos de la ofrenda de Abel. Abel dio a Dios “de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas”. Abel fue “pastor de ovejas” (Génesis 4:2), así que tiene sentido que él ofreciera animales.

Pero la diferencia entre las ofrendas de Caín y Abel no fue sólo en lo que fue ofrecido, sino en la actitud y enfoque de cada uno al dar su ofrenda. Aquí leemos que “miró el Eterno con agrado a Abel y a su ofrenda”. A Dios no le agradó Caín ni su ofrenda.

El primer indicio que tenemos de la posible disparidad entre las ofrendas de Caín y Abel está en el hecho que se menciona específicamente al decir que Abel presentó el primogénito de sus ovejas. Esto indica que Abel separó los primogénitos de sus ovejas y los dedicó como ofrenda santa a Dios. Dedicar a los primogénitos a Dios como ofrenda santa es algo que Dios estipuló más tarde (Éxodo 13:12; Números 18:12, 17; Proverbios 3:9).

Hebreos 11:4 nos dice que la ofrenda de Abel fue un “más excelente sacrificio”, no sólo porque fue una ofrenda de un animal primogénito, sino también debido a la justicia de Abel. Abel deseó dar lo mejor a Dios.

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