Acerca de la esperanza y de la resurrección de los muertos se me juzga

Hechos 23:6  

Entonces Pablo, notando que una parte era de saduceos y otra de fariseos, alzó la voz en el concilio: Varones hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo; acerca de la esperanza y de la resurrección de los muertos se me juzga. 

Debido a un malentendido, el apóstol Pablo fue tomado, sacado fuera del templo y golpeado por hombres que trataban de matarlo (Hechos 21:27-31). Los soldados romanos salvaron la vida de Pablo pero no podían entender qué había hecho Pablo para causar el motín. Pablo mencionó su ciudadanía romana para reivindicar sus derechos con los romanos; y cuando él fue juzgado ante el Sanedrín, él usó con gran habilidad su creencia en la resurrección para poder aprovechar las divisiones naturales del concilio.

Pablo había sido un fariseo antes de su conversión y sabía muy bien que los fariseos creían en la resurrección. Los saduceos no creían en la resurrección de los muertos o en los ángeles, y por eso las palabras de Pablo dividieron el concilio y tal vez lo salvaron de una condena inmediata.

Desde luego, la creencia cristiana en la resurrección de Cristo la cual hace posible las otras resurrecciones, era muy diferente de la creencia de los fariseos, pero esta enseñanza cristiana esencial es un punto importante de partida en la predicación de las buenas noticias del plan de Dios.

Lea más acerca de las resurrecciones en nuestro artículo “Resurrecciones: ¿Qué son?

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