Bendecido por poder dar
Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos. Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y nuestros días sobre la tierra, cual sombra que no dura.
La generosa y abundante ofrenda que el rey David hizo para el templo de Dios inspiró a los líderes a ofrecer voluntariamente también (1 Crónicas 29:1-6). Los que daban no lo hacían renuentes o reticentes, sino alegres y felices.
Cuando David bendijo a Dios lo hizo con humildad. En lugar de enorgullecerse por todas las cosas con las que había contribuido, David reconoció que todo provenía de Dios en primera instancia. Sin Dios nuestra vida es sólo una sombra sin esperanza.
Pero con Dios, tenemos un significado y un propósito en nuestra vida que tiene un valor increíblemente mayor a cualquier cosa física que ofrezcamos o recibamos. Si desea más información acerca de ese asombroso propósito para nuestra vida, lo invitamos a leer nuestra sección “¿Cuál es el significado de la vida?”.
