David instruye a su hijo
Ahora pues, ante los ojos de todo Israel, congregación del Eterno, y en oídos de nuestro Dios, guardad e inquirid todos los preceptos del Eterno vuestro Dios, para que poseáis la buena tierra, y la dejéis en herencia vuestros hijos después de vosotros perpetuamente. Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque el Eterno escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre.
Cerca del final de su vida, David le recordó a Salomón sus responsabilidades como futuro rey. Ésta no era una audiencia privada, ya que David quería que los líderes de Israel escucharan esas instrucciones (1 Crónicas 28:1), las cuales tenían detalles de la construcción del templo. Los líderes iban a jugar un papel muy importante en la preparación y en la ayuda para construir el templo (1 Crónicas 29:6).
David insistía continuamente en un tema en la Biblia, que la obediencia a las leyes de Dios traía beneficios. David exhortó a Salomón a ir más allá de la obediencia externa para servir a Dios de todo corazón, ya que Dios escudriña nuestros corazones y se complace en aquellos que lo buscan con motivos correctos.
Para más información acerca de amar a Dios con todo el corazón, lo invitamos a leer nuestro artículo “El gran mandamiento”.
