Dios pone al hombre en el huerto de Edén
Y el Eterno Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.
En Génesis 2:8 se nos habla del lugar donde nuestros primeros padres fueron puestos por Dios. Dios plantó un huerto para que fuera un lugar de aprendizaje para los primeros humanos, para que vivieran en él, se desarrollaran y trabajaran en él. El nombre de esta ubicación —Edén— provee una descripción del lugar. Edén significa “placer” (Lexicón Hebreo de Brown-Driver-Briggs) o “paraíso” (Biblia de Estudio NVI, p. 10). Este huerto estaba aparentemente ubicado en el área del moderno Iraq (al oriente de Jerusalén y cerca de los ríos Tigris y Éufrates, Génesis 2:14).
El Huerto de Edén era el lugar ideal para que vivieran los seres humanos. El clima era ideal para que los humanos vivieran sin ropa —no era demasiado frío (lo que requeriría ropa) ni era demasiado caluroso (lo cual hubiera causado una insolación o agotamiento por calor).
El huerto estaba lleno de una vegetación que estaba diseñada para proveer una nutrición perfecta (v. 16) para una salud humana impecable. En este tiempo, todos los animales eran domésticos y estaban diseñados para vivir en paz con los seres humanos. A Adán le fue dada la tarea de nombrar a todos los animales (vv. 19-20). El trabajo de Adán era “labrar y guardar” el huerto (v. 15).
Este huerto representó la paz y la seguridad perfectas para los primeros seres humanos. No había peligro, preocupación, violencia, enfermedad o estrés.
¿Por qué era la vida tan idílica y perfecta en el huerto de Edén en este tiempo? La respuesta es porque la presencia de Dios estaba directamente ahí y el pecado no había entrado en el reino humano. El gobierno de Dios —con el preexistente Jesucristo como líder y con el estándar de las leyes de Dios— gobernaba el huerto.
La Biblia revela que “Dios no es Dios de confusión, sino de paz” (1 Corintios 14:33). La vida de los primeros humanos era caracterizada por la paz, el orden y la inocencia porque ellos fueron inicialmente influenciados únicamente por Dios, y por un corto tiempo ellos lo obedecieron (eso, desde luego, cambió más tarde).
Al estudiar Gálatas 5:22-23 y Santiago 3:17-18, vemos una bella descripción de cómo es la vida bajo la perfecta guía e influencia del gobierno de Dios y de su ley. Hasta el momento en que los primeros humanos decidieron ir en una dirección contraria e, ellos gozaron de las bendiciones y beneficios de vivir en un mundo perfecto, bajo un Dios perfecto quien supervisó e implementó un gobierno perfecto basado en leyes perfectas lo cual dio como resultado un medio ambiente perfecto.
Mañana, leeremos acerca de los dos árboles que fueron puestos en el huerto —los cuales representaron las dos opciones principales entre las cuales tuvieron que escoger los primeros seres humanos.