El Cordero de Dios
Juan 1:29
El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Los corderos intachables en el Antiguo Testamento no podían quitar el pecado. Ellos eran únicamente un recordatorio de la verdadera pureza e inocencia de Jesucristo. Como nuestro Creador (Juan 1:3), su vida es mucho más valiosa que todas las vidas humanas combinadas. Únicamente su muerte podía pagar todas las sanciones y remover verdaderamente el pecado de aquellos que se arrepienten.
Estudie más acerca del Cordero de Dios y su sacrificio en nuestro artículo “El sacrificio de Jesús”.