El cuerpo de Cristo
Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.
El apóstol Pablo usa una analogía en 1 Corintios 12, comparando la Iglesia de Dios con el cuerpo humano. Cada miembro del cuerpo tiene una función importante, aunque todos ellos son diferentes. El pie y la mano no deben compararse entre ellos mismos ni sentirse menos importante como parte del cuerpo.
De la misma forma, los miembros de la Iglesia deben reconocer que Dios nos ha puesto en el cuerpo espiritual de Cristo “como él quiso” (v. 18). Él no quiere que tengamos divisiones; Él quiere que nos preocupemos por los otros miembros del cuerpo. Nosotros debemos sufrir con los que sufren y regocijarnos con los que se regocijan (v. 26).
Si usted desea más información acerca de promover la salud del cuerpo espiritual de Cristo, vea nuestro artículo titulado “Convivencia cristiana”.