El Eterno es mi Pastor
El Eterno es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
El Salmo 23 es uno de los salmos más favoritos y memorizados. La experiencia personal del rey David como pastor le dio un entrenamiento único para ser rey y le dotó de un entendimiento especial de Dios como nuestro Buen Pastor.
Estos tres versículos destacan el cuidado tierno y generoso que Dios tiene de nosotros. Delicados pastos significan alimento suficiente sin la lucha constante de moverse de un lugar a otro buscando comida. Las aguas de reposo proveen agua abundante sin el temor que evocan los arroyos con fuertes corrientes. Las sendas de justicia son los caminos seguros y benéficos por lo que Dios nos conduce en la vida.
Las ovejas espirituales de Dios disfrutan de todas estas bendiciones en abundancia a través de la Palabra de Dios (nuestra comida), el Espíritu Santo (nuestra agua) y el justo y benéfico camino de Dios.
Si usted desea más información acerca de aprender a ser un pastor amoroso como Dios, vea nuestros artículos titulados “El Señor es mi pastor —¡y anfitrión!” y “Nacidos para ser reyes”.