El poder de la persistencia en la oración
También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar... ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?
Jesucristo usó la parábola de la viuda persistente (vv. 2-6) para enfatizar la necesidad de ser constante y perseverante en la oración. Si aún el juez injusto de la parábola finalmente le haría justicia a la viuda debido a su persistencia, ¡cuánto más nos oirá y responderá nuestro amoroso Dios!
Dios no se tarda en responder porque no le importe o sea cruel e injusto. Algunas veces se demora para responder, y a través de esas tardanzas nosotros debemos aprender paciencia, persistencia y fe —fe en que Él sí oye y tiene en mente nuestros mejores intereses, aún si nosotros no podemos entender por qué no responde inmediatamente.
Analicemos cómo Daniel ayunó y oró tres semanas por una respuesta, y finalmente el ángel de Dios le dijo; “Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días” (Daniel 10:12-13).
Todo esto está registrado para que nosotros oremos siempre y “no nos cansemos” de orar. Nosotros no podemos saber qué está sucediendo detrás del escenario, pero podemos tener fe en que Dios tiene en su corazón nuestros mejores intereses eternos.
Para más información acerca de la oración, lea nuestro artículo “¿Contesta Dios las oraciones hoy?”